Una balacera iniciada por tres muchachos en una esquina desató una tragedia en
el Fonavi Parque Oeste. Uno de los disparos, efectuados en una calle repleta de gente, provocó la
muerte de una beba de 8 meses que iba en brazos de su papá. A partir de ese momento, el barrio se
convirtió en un territorio en llamas. El abuelo de la chiquita, efectivo del Comando
Radioeléctrico, salió armado tras los atacantes y, acompañado de un grupo de vecinos, los sitió en
su casa. En una nueva secuencia de disparos, de la que también participaron policías que llegaron
al lugar, uno de los presuntos agresores murió y otro resultó herido. Cuatro horas después, tras
enterarse del deceso de la nena, los vecinos les destrozaron la casa y le prendieron fuego en
represalia.
Versiones dispares. El origen de los incidentes es explicado en la barriada de
modos dispares. Los vecinos de la familia de la nena negaron que se tratara de una pelea entre
bandas y aludieron a una agresión inmotivada. Otros atribuyen el ataque a una vieja disputa entre
una banda de ladrones y traficantes de drogas que viviría en la misma torre que la familia de la
nena, ajena a esa contienda. Es la hipótesis que la policía maneja como la más probable. Otros
vecinos directamente no le encuentran explicación a lo sucedido. En lo que todos coinciden es en
que la violencia se cobró una víctima inocente: Naiara Rissi, la beba de 8 meses que falleció por
un disparo en el hombro derecho.
En medio de la revancha barrial por la muerte de Naiara luego murió baleado en
el pecho David Joel Domínguez, de 23 años y conocido como Pili. El abuelo de la nena, el sargento
ayudante Orlando José Medina, le disparó cuando estaba solo en un dormitorio donde había buscado
refugio. Anoche el uniformado estaba detenido como autor del disparo efectuado con su arma
reglamentaria.
Otros dos efectivos de Comando, los primeros en llegar al lugar, quedaron
detenidos como partícipes necesarios de ese homicidio por orden de la jueza de Instrucción Roxana
Bernardelli. La magistrada entendió que los policías deberían haber impedido el ingreso de su
colega a la vivienda de los supuestos asesinos de la nena. Y que, al verlo en shock, tendrían que
haberlo desarmado y retirado de la escena.
Por la escalada de hechos violentos hay otros dos detenidos. Uno es César
Nicolás Zoni, de 28 años, quien permanece en el Heca bajo custodia policial tras recibir un disparo
en la ingle y está acusado de participar de la balacera inicial en la que falleció la beba. Y su
hermano Claudio Daniel Zoni, de 29 años, preso en la comisaría 14ª por participar en los
incidentes.
Hubo además otras dos personas con heridas leves, en ambos casos por el roce de
balas, lo que sugiere que el drama pudo haber sido aún peor.
El inicio del drama. Todo empezó a las 21.30 del sábado en Cerrito y Teniente
Agnetta. Hasta ese lugar llegaron tres jóvenes que se ubicaron tras dos árboles y desde allí
comenzaron a tirar en dirección a las torres 7 y 8 del Fonavi de Cerrito al 5600. Los balazos
sorprendieron a grandes y chicos que estaban en la vereda y que corrieron buscando refugio.
"Venían amanecidos, empastillados. Estuvieron todo el día mostrando los
fierros", detalló un vecino. "Creo que tiraban con un 32 y con un 22", apuntó una mujer. Según
relataron, el papá de Naiara recién había bajado de su Peugeot 504 con la nena en brazos y
acompañado por su mujer. La pareja vive con los abuelos maternos de la beba y una nena de 3 años
que planean adoptar.
La policía indicó que el papá de la chiquita, Diego, de 23 años, iba a ir a
comprar harina porque a la noche se reuniría con un amigo a comer pizzas. Pero se quedó unos
segundos hablando con Alicia, una vecina de 50 años que vive junto a su departamento del 2º piso de
la tira 8.
Balas y venganza. En ese momento comenzaron a silbar las balas. Un proyectil le
rozó el maxilar izquierdo a Alicia y, al parecer, la misma bala luego atravesó el hombro derecho de
la beba y le salió por el cuello. Una mancha de sangre quedó impresa en la entrada a la torre,
junto a un graffiti con el nombre de Naiara que su mamá, Paola había pintado tiempo atrás.
"El papá quedó pasmado. No sabía por dónde escapar. Había mujeres y criaturas
que corrían de acá para allá. Era una guerra campal", contó una vecina. El muchacho subió la
escalera hacia su casa y entonces gritó: "Me mataron a la nena".
El papá de Naiara le avisó enseguida al abuelo de la chiquita, un policía que
está de vacaciones. El hombre tomó su arma reglamentaria y salió a perseguir a los atacantes junto
a una turba de vecinos. "Salimos a correrlos", "no vamos a negar que fuimos y les rompimos todo",
"les tiramos con lo que encontramos a mano", admitieron los vecinos. "Toda la gente de acá salió
enfurecida. Cuando llegaron los cobani los agarraron ellos", dijo una mujer.
Sitiados. El grupo recorrió tres cuadras hasta llegar a la casa de los hermanos
Zoni, en Cerrito
5471, a una cuadra del Fonavi. Desde hace unos meses residía con ellos
Pili, novio de la hermana menor de los jóvenes. Al ver a los vecinos, los dueños de casa se
subieron a la terraza y comenzaron a tirar. Cuando la policía salió tras uno de los Zoni que
intentó escapar, el abuelo de Naiara entró a la casa y efectuó un disparo que le dio a
Pili Domínguez en el pecho.
Más tarde, según la policía, los agentes regresaron a la
casa y mantuvieron un enfrentamiento con César Zoni, apresado cuando saltaba a la terraza de un
vecino. El pibe estaba herido tras ser baleado en el incidente previo con civiles. Le extrajeron de
la ingle una bala calibre 22, que no es de uso policial. En el lugar se secuestraron vainas calibre
9 milímetros, 22 ojivas deformadas de diferentes calibres, cartuchos de escopeta 12.70, un revólver
calibre 22 y otro calibre 32.
No estaba claro el calibre del arma que mató a la beba y
los investigadores tampoco tenían establecido quién efectuó el disparo letal, aunque señalaron que
"el que estaba más cerca era
Pili Domínguez, que disparó como un pistolero".
Madrugada feroz.
Naiara fue trasladada al Heca y desde allí derivada al Vilela.
"Sabíamos que no se iba a salvar, había perdido mucha sangre", señaló una comerciante del barrio. A
las 2 de la mañana falleció y eso desató una nueva oleada de violencia. Los vecinos volvieron a la
casa de los Zoni y le prendieron fuego a las ventanas. Los efectivos que custodiaban el lugar
debieron pedir apoyo para sofocar las llamas.
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También fueron a buscar venganza a la casa materna de Domínguez, situada en
la torre 12, donde rompieron un vidrio de su departamento del 2º piso y el pasillo central quedó
regado de piedras. Las dos viviendas permanecían ayer con una fuerte custodia policial. En el
barrio, una tensión palpable indicaba que en cualquier momento la ira podía volverse a
encender.