Señora presidenta, usted tuvo la oportunidad de hacer de la Argentina un gran país, pero lamentablemente sigue vestida con el ropaje de los 70. Esto significa el resentimiento, el odio, la venganza y el idealismo utópico que usted y su círculo de allegados enarbolan. De esta manera van a terminar destruyendo a las instituciones. El orden no existe porque usted no se remite al artículo 23 de la Constitución Nacional que determina: "En caso de conmoción interna que ponga en peligro a las autoridades creadas por ella, se declara el estado de sitio donde exista la perturbación del orden, quedando suspensas las garantías Constitucionales". Usted no usa la fuerza, ni otorga le autoridad para que pongan orden. ¿No le parece que los asesinatos y robos diarios, la toma de tierras, los piquetes desmedidos y los pedidos de seguridad en cada barrio de cada ciudad de la Argentina, desde los Andes al Plata, y desde la Quiaca a Tierra del Fuego, no es perturbación del orden? Le pido en nombre de gran parte del pueblo que recapacite y se desprenda de su fundamentalismo que nos puede llevar a males mayores. No significa volver al pasado cuando pido que actúe con rigor, porque es parte del sistema democrático cuidar y velar por la seguridad de los ciudadanos.