El neurólogo de origen alemán Thomas Südhof estaba en el sur de España ayer cuando recibió la noticia de que había ganado el Nobel junto con sus colegas Randy Schekman y James Rothman.
El neurólogo de origen alemán Thomas Südhof estaba en el sur de España ayer cuando recibió la noticia de que había ganado el Nobel junto con sus colegas Randy Schekman y James Rothman.
“¿Me está hablando en serio? ¡Oh, Dios mío!”, dijo Südhof cuando un portavoz del Comité Nobel en Estocolmo lo llamó a su teléfono.
Conocido por su productividad, Südhof, nacido hace 57 años en Göttingen pero naturalizado estadounidense, se destaca por su ética de trabajo.
James Rothman, de 63 años, se enteró de que le habían concedido el Nobel por una llamada telefónica a las 4.30. “Me despertó y me hizo sentir bastante bien”, dijo el científico de la Universidad de Yale en una rueda de prensa que tuvo lugar entre las dos clases que debía dar en la tarde.
En la década de 1980, centrándose en los mamíferos, estableció con Schekman el mapa de componentes críticos de la maquinaria de transporte de la célula.
Randy Schekman, de 64 años y profesor de la Universidad de California, Berkeley, es el pionero de los tres. Inició su investigación en los años 1970.
Schekman recordó las dificultades iniciales de su trabajo y contó que incluso llegaron a decirle “ahora puedes publicar esa basura tuya” en una revista llamada Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS, por su sigla en inglés), de la que más tarde se convirtió en editor en jefe.