Soy un docente santafesino con 26 años de antigüedad en los niveles secundario y terciario. Provengo, junto a mi padre, de raíz y sangre socialista, aunque puedo asegurarles que he sufrido desencantos e infortunios con mi partido. Sin embargo, al ver a la dirigencia del partido más votado en las elecciones del 19 de abril último festejando junto a un sonriente legislador nacional, otrora gobernador santafesino, obligo a mi memoria a efectuar una retrospectiva y los recuerdos más nefastos en materia educativa afloran a mi consciente: ley de emergencia económica, aguinaldos recortados al 25 por ciento, interinos eternos, sin concursos ni estabilidad, auditorías y control permanente de escuelas y matrícula para cierre y/o fusión de cursos, turnos, establecimientos y divisiones; escuelas nocturnas desconocidas y desamparadas; congelamiento de sueldos y de antigüedad; 82 por ciento móvil imposible de alcanzar… y podría seguir enumerando. ¿ Quién de nosotros, que supere los 20 años de labor educativa, no recuerda a los temidos y hábiles ministros de Educación del devenido legislador y de otros, fieles representantes del ajuste neoliberal en la educación santafesina? No hace falta nombrarlos. La B, la G, la M, ¿recuerdan? Hoy, en ocho años de gestión socialista, con 26 años de docencia y pese a todo lo ganado y perdido, puedo decir con certeza y sin dudas que, con errores y aciertos, la educación santafesina fue protagonista de importantes y significativos logros: innumerables creaciones de escuelas, de todos los niveles y modalidades, en localidades pequeñas, en barrios periféricos de las grandes ciudades, en zonas rurales; concursos de ingreso anuales para nivel inicial y primario, concursos para catedráticos bianuales, primer concurso de titularización para el nivel terciario, creación de tecnicaturas y profesorados, estabilidad laboral- 82 por ciento móvil, concursos y traslados simultáneos, y también podría seguir enumerando. Colaboremos para que este proyecto (político) educativo continúe. Mejoremos los errores, pero no lo detangamos. Dijo la historia que "un pueblo que olvida su pasado está condenado a repetirlo". Que nuestro recuerdo esté siempre latente.