Las evidencias siguen acorralando a un joven acusado de una serie de abusos
sexuales contra ancianas que está detenido desde junio. El muchacho está procesado en dos casos,
uno de los cuales terminó con la muerte de una mujer de 76 años, y ahora una pericia positiva de
ADN acaba de complicarlo en una tercera causa por una violación de abril pasado. En un cuarto
expediente lo compromete una carta con amenazas que dejó en la casa de una de las víctimas.
El resultado positivo del estudio de ADN llegó al juzgado de Instrucción Nº 10,
a cargo de Alfredo Ivaldi Artacho. Allí Luciano Beltrán, de 28 años, está imputado en dos causas de
ataques sexuales a mujeres mayores que aún no fueron resueltas. La prueba genética se ordenó en
ambos casos en base a material biológico preservado cuando ocurrieron los ataques.
En uno de ellos, ocurrido el 24 de abril pasado en la zona de parque Scalabrini
Ortiz, se había obtenido una muestra de semen y pelos del atacante. El cotejo arrojó un 99,9 por
ciento de coincidencia con el perfil genético de Beltrán, según indicaron fuentes judiciales. Es el
caso de una anciana de 80 años que fue atacada en su casa de Santa María de Oro al 200, en barrio
Refinería, y que había señalado al detenido en una rueda de reconocimientos.
En el otro caso, el de una anciana de 84 años sometida el 5 de junio en su casa
de Guatemala al 100, en la zona de Fisherton, la prueba de ADN no pudo hacerse por problemas en la
muestra. De todos modos la víctima lo había apuntado en una rueda judicial y lo compromete una
carta que agresor dejó escrita de su puño y letra, en la que anunciaba que cometería el mismo
ataque contra una conocida de la mujer. Se detectó que la caligrafía corresponde al joven
detenido.
El crimen. El imputado, a quien le dicen Pele, es un albañil chaqueño de la
localidad de Corzuelas. Fue apresado el 30 de junio pasado cuando huía de la casa de Marta Antonia
Catalano, una jubilada de 76 años que fue asesinada durante un robo en su vivienda de Cuba al
700.
El muchacho fue apresado cuando intentaba huir por los techos de casas vecinas y
admitió el ataque, por el que fue procesado en base a su confesión, el relato de policías que lo
detuvieron y testimonios de vecinos. La mujer, viuda y madre de tres hijos, vivía sola de su
jubilación de ama de casa y la pensión de su marido. Esa noche, una vecina la oyó gritar y llamó a
la policía. Su cuerpo quedó tendido inmóvil al lado de la cama.
Ahora se realizó una prueba de ADN sobre una campera con manchas de sangre que
Beltrán admitió haber usado al momento del hecho y que dejó tirada en un pasillo. Según una fuente
judicial, sería sangre de la víctima. Tras el crimen de Catalano el detenido quedó imputado en una
serie de ataques a que comparten un mismo patrón: fueron cometidos contra mujeres mayores de 75
años que vivían solas, por un agresor de similares rasgos físicos, que no forzaba aberturas y que
en ocasiones les robaba.
Beltrán también fue procesado por el doble ataque que sufrió una jubilada de 80
años en su casa de Alberdi el verano pasado. El 7 de febrero un individuo joven entró a su vivienda
y la sometió a graves ultrajes sexuales. Una semana después regresó y forzó a la mujer a pasar por
el mismo calvario. En ese caso no se habían obtenido muestras genéticas, pero la víctima lo
reconoció de modo tajante en una rueda judicial. Fue procesado como autor de abuso sexual agravado,
privación ilegal de la libertad y robo con arma de fuego, todo en dos oportunidades.