El atentado contra dos ómnibus de hinchas de Newell’s del 4 de febrero
pasado tenía un propósito primordial: la eliminación física de Diego Panadero Ochoa, actual líder
de la barra del club rojinegro, que viajaba en uno de los micros. A Ochoa no le acertaron pero un
chico de 14 años recibió tres disparos mortales en la cabeza y otras tres personas resultaron
baleadas. Con esa conclusión la jueza de Instrucción Nº 6, Raquel Cosgaya, le puso el motivo a ese
ataque y procesó a seis personas que seguirán presas, por delitos que van de la instigación a la
ejecución material del hecho. Otros siete implicados en el atentado ayer mismo se fueron en
libertad.
Entre los principales procesados aparece Ariel Máximo Cantero, de 46 años, líder
de la Banda de Los Monos, a la que se atribuye el control de la comercialización de drogas en la
zona sur de Rosario. A Cantero, que acredita condenas previas por narcotráfico, la jueza adjudica
haber encargado la emboscada y le impone el delito de instigar a cometer homicidio. En el escalón
más alto de la resolución figura Carlos Fernando Fleitas, alias Chino, de 28 años. Quedó acusado
por organizar el ataque y haber estado entre los que descargaron más de cien disparos contra los
ómnibus. Fue procesado como partícipe primario de homicidio agravado y autor de lesiones
graves.
Cantero y Fleitas son vecinos del barrio Las Flores. La emboscada por la que
están presos ocurrió muy cerca de las casas de ambos, sobre la autopista Aramburu, en la entrada a
Rosario. Los dos se conocían previamente. Entre Fleitas y los miembros de la familia Cantero se
verificaron cruces telefónicos. En aparatos Nextel secuestrados aparecen fotos que los
vinculan.
El engranaje clave de esta investigación fue la ex mujer de Fleitas. Para los
investigadores el testimonio de esta mujer, Y.P., de 19 años, permitió ir enlazando a todos los
participantes que aunque aparecían dispersos, tuvieron diferentes roles en el hecho, lo que a
criterio de la magistrada de unidad a la trama del atentado.
Las principales conclusiones de esta primera etapa de la investigación
—apelada con duras críticas por los defensores de Ariel Cantero— son las
siguientes:
► Hubo un atentado con propósito homicida cuyas piezas principales son
Ariel Cantero y Walter Fleitas.
► El obrar doloso de ambos se dirigió "inequívocamente" a dar muerte a
Diego Panadero Ochoa.
► Fleitas era un soldado de los Cantero con vínculos acreditados. Contaba
con armas de fuego o con la capacidad de obtenerlas.
► La eliminación de Ochoa era un propósito de Cantero por una cuestión de
enemistad entre ambos.
► Cantero tenía por seguro que por la acción criminal contra el Panadero
todas las sospechas se posarían sobre Roberto Pimpi Camino quien mantenía una rivalidad manifiesta
con Ochoa. Y como Cantero estaba profundamente enemistado con Camino le resultaba una idea
atractiva que Pimpi —asesinado en plena pesquisa— quedara en aprietos.
La defensa de Ariel Cantero considera todo esto conjeturas sin sustento. Remarca
que las armas no fueron encontradas y que no hay una motivación basada en evidencia. La jueza
Cosgaya aceptó ayer que no hay pruebas directas contundentes. No obstante sostuvo que la coherencia
de sus conclusiones se basan en estudios minuciosos de las relaciones entre los procesados. "Tengo
convicción absoluta de que las cosas ocurrieron tal como lo expresa la resolución", le dijo a este
diario.
Voz de mujer. A la semana del atentado a los micros la mujer del Chino Fleitas
produjo una declaración prolongada y asombrosa. Dijo que el día anterior al hecho su pareja habló
por Nextel con tres de sus amigos. A las 10 de la noche de ese día tomó una de sus armas del
domicilio donde ambos vivían y salió. Regresó a las 5.30 de la mañana con una pistola 9 milímetros
y un cargador de otra 40 milímetros. La joven afirma que se lo veía nervioso y que le contó que
"habían agarrado a los chicos de Newell’s". Y que luego agregó: "Salió todo bien pero el
colectivo se paró y tendría que haber seguido pero se frenó. Nosotros teníamos marcadas las
ventanillas pero se paró antes y lo habían roto a tiros". También dijo que en otra charla a Fleitas
le habían ofrecido diez mil pesos "para matar al Panadero".
Desde aquel día la muchacha fue amparada bajo un programa de protección de
testigos del Ministerio de Justicia. Su relato derivó en allanamientos donde se secuestraron
aparatos Nextel que en sus agendas conectaban a los miembros de la familia Cantero con los de la
familia de Fleita. La chica había reseñado que el Chino vendía droga que le proveían los Cantero y
que utilizaba un BMW de Guillermo Cantero. Los datos extraídos de los teléfonos corroboran, para la
jueza, tales dichos.
Antes que al propio Chino, los teléfonos secuestrados permitieron detener a tres
de sus hermanastros y a su tío Guillermo Aguilera, un cabo primero de policía de 44 años. En un
aparato había fotos de armas tomadas que muestran a Fleitas y Aguilera en casa de éste. También de
autos que los Cantero, entiende la jueza, le proporcionaban a Fleitas.
Un testigo fundamental que apuntala todo el planteo de Cosgaya es J.M.S. Se
trata de un íntimo amigo de Pimpi Camino. Su testimonio fue relevante en tanto establecía que Ariel
Cantero y Pimpi habían sido socios aunque últimamente eran enemigos. Según J.M.S, Pimpi decía dos
cosas llamativas en sus últimos días: que Cantero lo quería matar y que en relación a la muerte de
Walter Cáceres lo quería “engarronar”. Es decir: ensuciarlo para que muchos pensaran
que él (Pimpi) había querido matar a Ochoa. La alusión a la sociedad entre Cantero y Camino se
refiere a drogas: la misma jueza destaca que tal tema es de competencia federal.
Los seis. Los tres procesados más renombrados en el caso son Ariel Cantero como instigador de
homicidio, Walter Fleitas como organizador y autor y Guillermo Aguilera como partícipe secundario
en tanto proveedor de armas. Hay otros tres: son Leandro Pollo Vinardi, como autor de homicidio
agravado, al que le atribuye actuar en la balacera; Juan Ramón Pintos, detenido en los
allanamientos donde cayeron Los Monos, el 13 de marzo último, por encubrimiento agravado. Y
finalmente el policía Rubén Ramón Gómez por amenazas coactivas contra la ex mujer de Fleitas.
Entre las siete personas en libertad desde ayer por falta de mérito está Claudio Ariel Cantero.
Es el hijo de Ariel Máximo.
La jueza sostiene que los dichos de esta joven son valederos —pese a su mala relación con
Fleitas— porque se pudieron probar como auténticos a partir de testimonios y pruebas
colectadas con posterioridad. Cosgaya marca que su acusación surge del armado de un rompecabezas
donde todas las piezas dispersas van encajando —por los vínculos entre los acusados, por sus
acciones y sus motivaciones— en una historia coherente. El defensor de Camino le sale al
cruce: dice que carece de pruebas directas, no tiene las armas y que si Cantero quería matar a
Ochoa no precisa qué motivo lo impulsaba.