Bajo el sol ardiente de un enero sofocante algunos porteños y vecinos de
localidades bonaerenses pasaron ayer su primer día de playa en la Capital Federal, un paseo que a
los más grandes les devuelve la postal olvidada de una costa que invitaba a disfrutar, unos 50 años
atrás.
Algo sorprendidos pero entusiasmados, desde las 10, los pioneros de las
flamantes playas urbanas habilitadas ayer tomaron posesión de sombrillas y reposeras y se
desparramaron en la arena, a pocos metros de las duchas que al rato servirían de consuelo.
A pesar de los detalles para ajustar, familias, parejas y personas solas
encontraron varias alternativas para divertirse porque, una vez allí, los juegos, deportes y
actividades recreativas son todas gratuitas.
"¿Ves allá donde está ese edificio? En los años 60 cientos de camiones
rellenaron con arena dorada esa parte de la costa, entre Vernet y Roca, en Vicente López. Por ese
motivo se llamó Playa Dorada", contó Marcelo Franci, un porteño de 71 años que ayer se puso a
recordar "un tiempo mejor".
"Yo venía siempre, era una maravilla. Si bien el río de la Plata ya estaba sucio
y muchos ya no se metían, el concesionario muchas veces trató de cobrar entrada pero fracasó. Los
vecinos nunca lo permitieron", relató el hombre con cierta satisfacción.
Para Franci, que por esos años transitaba los veintipico, además de la Dorada
estaban el Ancla y Los Angeles, donde se encontraba la farándula.
Cerca del Ancla, en una playa conocida como Bajada Rififí y en el espigón que se
había formado comenzó a juntarse "gente fashion". "Allí se vieron las primeras bikinis y las
primeras tablas de surf", aseguró el hombre.
La idea de hacer una playa en la ciudad de Buenos Aires fue tomada de París, que
hace 6 años hizo la suya y luego fue replicada con éxito en Roma, Tokio y Berlín, entre otras
ciudades, según consta en el proyecto Buenos Aires Playa.
Inauguradas ayer, tanto la de parque Roca (Lugano) como la de parque de los
Niños (Núñez) abrieron sus puertas ayer a las 10 y permanecerán habilitadas de martes a domingo
hasta las 20, salvo excepciones en las cuales los espectáculos programados deban extenderse.
Los interesados en dedicarse a la lectura pueden acceder a libros con sólo dejar
el DNI, que también será el único requisito para retirar juegos de mesa, pelotas o cualquier otro
elemento recreativo.
Para entrar, las personas que ayer llegaban en autos y motos eran sometidas a
controles de alcoholemia.
"Los que lleguemos a pie o en colectivo tendremos una ventaja: no hay que traer
ni sombrilla ni reposeras", dijo Jorge Lombardi, un joven padre de una nena de 3 años que no sale
de vacaciones este año y puede ir un rato a la playa urbana porque vive cerca.
La frase más escuchada del día, "ojalá que dure", quedó resonando entre las
reposeras que, "por las dudas", se encuentran encadenadas al palo de cada sombrilla, dijo un
empleado del gobierno metropolitano.l (Télam)