El radicalismo santafesino vivió 48 horas de consultas frenéticas tras la
publicación (el domingo) de declaraciones de un referente del PS que ninguneó las aspiraciones de
la UCR de pelear por el primer lugar de una fórmula del Frente Progresista a la Gobernación.
En el socialismo están convencidos de que, en verdad, la
ofensiva radical pasará por lograr algunos ministerios. "Hay algo que dicen en la UCR y que es
verdad. Nuestro gobierno tiene poca presencia de los aliados. Es más, tiene poca participación de
los sectores del socialismo. Tenemos un gabinete binnerista". Ese párrafo, cuyo encomillado
pertenece a una alta fuente de la Casa Gris, "enervó a los correligionarios", según pudo chequear
este diario.
"No vamos a negociar nuestra opción de encabezar la fórmula a
gobernador. Si el socialismo pone el candidato a vice, acordamos el binomio. De lo contrario, vamos
a internas. Efectivamente, hubo muchos llamados cuando leímos el panorama político, y en esto hay
que ser claros: nadie puede negociar cargos o ministerios en nombre de la UCR". La saludable
práctica del concejal Jorge Boasso de evitar hablar en off pone en escena la cuadratura del
círculo.
Durante las reuniones que llevaron adelante en el sur y en el
norte, los radicales hablaron de cómo blindar la candidatura de Mario Barletta, la principal figura
que tiene el partido para negociar con el socialismo. "Mario está de acuerdo en la estrategia de
sentarnos a conversar con los aliados, pero siempre con la intención de encabezar la fórmula, o, de
lo contrario, pasar por un proceso de internas", agrega Boasso.
El intendente santafesino se mostró en su aparición pública en
Rosario proclive a un entendimiento que ponga en segundo lugar la disputa, haciendo hincapié en la
imposibilidad de cruzar luego las fórmulas. Traducido: si van a internas por partido, la fórmula
socialista o radical que se imponga no podrá luego mixturarse. La única posibilidad de mantener una
fórmula radical-socialista, o viceversa, es que a las primarias se presenten dos fórmulas ya
mezcladas. Algo que a todas luces hoy resulta quimérico.
Con astucia, el PS comenzó a cabalgar en todos los
intersticios. El diputado provincial Raúl Lamberto dijo que la mejor oferta para todos los
santafesinos sería la de un candidato a gobernador socialista porque, con esa coloratura, los
independientes estarán más cerca de votar al oficialismo. Miguel Lifschitz se mostró propenso al
acuerdo y no a un proceso de internas, mientras que, el lunes pasado, Rubén Giustiniani no descartó
una interna a fondo con el radicalismo para movilizar al Frente Progresista.
Nadie cree en el PS que, pese a pertrecharse verbalmente para
las primarias (en julio de 2011), los radicales eviten el consenso. Es más, la posibilidad de que
Hermes Binner integre una fórmula nacional con Ricardo Alfonsín, Ernesto Sanz o Julio Cobos, creen
los seguidores de Guillermo Estévez Boero, les permitirá con mayor naturalidad que el sucesor del
actual gobernador siga perteneciendo a la rosa roja.
Más allá de los tanteos, unos y otros saben que se necesitan a
la hora de darle pelea al justicialismo, aunque desde el campamento peronista todo luzca
deshilachado y con pronósticos de dispersión tras el mensaje que dejó el ultrakirchnerista Agustín
Rossi: si los disidentes santafesinos compiten por afuera del PJ, los oficialistas locales harán lo
propio en las internas.
"Frente a este regalito que nos hacen los peronistas, ¿cómo
vamos a ir divididos socialistas y radicales? Olvídese. Ahora vendrá una etapa de presión, pero
esto se arregla más arriba, en Buenos Aires. Y el candidato a gobernador será nuestro", reveló ayer
un diputado provincial del PS, al tanto de los corrillos que había generado en las filas aliadas la
creencia que brota en la Casa Gris respecto a que los radicales, al fin, se contentarán con
"algunos ministerios", estrategia que Boasso refutó.
A esta novela aún le restan varios capítulos.
l