Tras una intensa semana en Holanda por los festejos y la investidura del rey Guillermo y la reina consorte Máxima, el centro de Amsterdam despertó ayer limpio y con pocos signos de que ocho horas antes la fiesta en las calles había dejado ver montañas de latas de cerveza, papeles y botellas por todas partes.
El flujo de bicicletas que transporta diariamente desde elegantes trabajadores hasta estudiantes retomó temprano su febril caudal característico en Museumplein, la plaza que albergó a más de 100 mil personas en el concierto por el Día de la Reina.
En un 1º de Mayo que para los holandeses es día laborable como cualquier otro, la gente fue a visitar la plaza Dam, a cuyos costados están la iglesia Nieuwe Kerk, donde fueron investidos Guillermo y Máxima, y el Palacio Real.
Acordonada en su perímetro central y con menos custodia policial que los días anteriores, la gente hizo colas en plaza Dam para poder entrar a la iglesia y sacarse fotos. Mientras, cuadrillas de personas con chalecos fosforescentes desmontaban el cubículo que funcionó como set de TV durante las ceremonias.
El andamiaje y las estructuras levantadas para los periodistas frente al Palacio Real, así como las grúas que sostenían una cámara que se desplazaba de lado a lado de la plaza, corrían la misma suerte mientras los curiosos gatillaban sus cámaras y tablets.
En el enorme shopping De Bijenkorf, a pocos metros de allí, dos chicas jóvenes terminaban de sacar lo más rápido posible los decorados que engalanaron vidrieras las semanas anteriores a la gran fiesta popular.
Excepto por algunas personas que aún portaban gorros naranjas —que eran pocas y probablemente turistas—, no se percibieron fuera de la zona central indicios claros de que hacía sólo algunas horas gran parte de la ciudad fue escenario de una monumental fiesta.
Los diarios. Las fotos de los nuevos reyes acapararon ayer toda la atención de las tapas de los diarios, que destacaron la "confianza" que brindan los monarcas y el amor de su pueblo.
El De Telegraaf tituló en tapa: "Larga vida al rey", con una foto de Guillermo y Máxima.
"Amamos a los Orange", comentó un artículo que señaló que "la mayoría de los holandeses lleva a la pareja real en su corazón".
Otra nota también elogió los vestidos rosa pastel y azul eléctrico de Máxima, elección que resultó "un gran secreto", que había desvelado a todos los interesados y entendidos en la moda.
El Algemeen Dagblad, por su parte, tituló "Nueva era" en su tapa, junto a una foto de los nuevos reyes y sus tres hijas saludando desde el balcón del Palacio Real.
La publicación opinó que Guillermo "impresionó" y Máxima "brilló" durante las ceremonias.
En tanto, el Trouw publicó el título: "Confianza en el cambio de trono".
El diario subrayó que el rey habló de la "reconciliación entre democracia y monarquía" durante su jura a la Constitución en la iglesia.
El barrio Rojo sí que presentó aspectos distintivos y particulares, epicentro del desenfreno de los días anteriores. Allí los signos de la fiesta hasta pasado el mediodía saltaron a la vista, aunque trabajadores municipales se apuraron a completar durante la tarde la limpieza del lugar.
Johan, un mozo rumano del Real City Bar, ubicado a 80 metros del Dam y que ofrece entre sus especialidades "carne argentina", contó que tras el monumental despliegue por las ceremonias de abdicación e investidura, "todo va a seguir igual para la gente de trabajo como yo".
"Lo único diferente es que hasta ayer festejábamos el Día de la Reina y ahora festejaremos el del Rey", dijo entre carcajadas.
Para los holandeses, el 1º de mayo es un día laborable como cualquier otro, pues los días festivos son el 30 de abril (la celebración real) y el 5 de mayo, que es el Día de la Liberación, por la capitulación de la Alemania nazi.
Las autoridades, que habían calculado que llegarían a Amsterdam cerca de un millón de visitantes, garantizaron la seguridad con un despliegue de 12.500 agentes, se supo ayer.
Una muñeca. Banderas, coronas, jarros, sombreros, guirnaldas inundaron los comercios estos días. Pero un nuevo objeto comenzó a ser la atracción de las niñas: la muñeca Reina Máxima, que causa furor en las jugueterías.
Detenidos
Casi un centenar de personas fueron detenidas en la madrugada de ayer durante la gigantesca fiesta en Amsterdam. La mayoría de las detenciones fueron por faltas menores, dijo la policía. Los incidentes más graves estuvieron signados por dos apuñalamientos, en los que tres personas resultaron heridas. Las autoridades calcularon que llegaron a Amsterdam cerca de un millón de visitantes.