Efectivamente, somos hoy clase pasiva porque laburamos 40 ó 50 años aportando religiosamente lo que la ley nos marcaba, para que en el día en que nos jubiláramos, tuviéramos un pasar cómodo y tranquilo. Sin sobresaltos ni carencias. ¡Qué utopía! Hace unos días la presidenta anunció el “aumento” a los jubilados del 11,31 %! ¿Quién dibujó este porcentaje? ¿Quién pretende paliar los desfasajes del Estado con nuestro dinero? ¿Quién pretende que esta clase pasiva llegue a septiembre (o sea hasta el próximo ajuste) con 2.750 pesos? Solamente en enero de este año se calcula una inflación real del 5%. Si aplicáramos la inflación real del semestre (set-feb) nos daría un porcentaje del 22% (acumulado). Sería entonces prácticamente el 50% lo que se otorga, versus la inflación del semestre mencionado. Pienso, sí pienso, porque muchos jubilados pensamos y votamos. Pienso y analizo aumentos semestrales anteriores, que creo se arrimaron bastante a la realidad inflacionaria. Fueron corrigiendo los desfasajes inflacionarios para mantener mínimamente nuestro poder adquisitivo. Entonces, pienso hoy, qué pasó. ¿Qué pasó con este exiguo 11,31%? Y entonces pensando, opino. Vienen las paritarias y había que marcar el camino. Y entonces los jubilados fuimos los “elegidos” para marcar la cancha. ¿Cuánto pedirán los gremios si a los pasivos le daban ese 22% para cubrir el desfasaje del semestre? Evidentemente, fuimos tristemente como tantas veces “los patos de la boda”. No se podía esperar ni pensar otra cosa de quien vetó el proyecto de ley del 82% móvil para todos los jubilados.