Nuestro país hace tiempo se encuentra hostigado por una sucesión interminable de reclamos, piquetes, paritarias y conflictos varios, sólo interrumpidos por los también interminables días feriados, que si bien favorece económicamente a la gente del turismo, significa mucho freno a la actividad normal de la Nación en otras zonas, entorpeciendo además ciertos tratamientos y consultas médicas o trámites en oficinas públicas. Todo esto lo digo porque creo que lo del 24 de septiembre llenó el vaso, dicho esto sin quitar mérito a Belgrano y la Batalla de Tucumán, que además de vencer a los realistas, lograron el milagro del voto unánime de los senadores nacionales, que vieron favorecida su actitud patriótica porque ayer fue lunes. Si hubiera caído viernes (como el 17 de agosto) u otro día, ¿hubieran cometido la misma grosería infligida a nuestro máximo general San Martín que pareciera que porque era conveniente al turismo se tuvo que morir un lunes? Hay un tango que canta Carlos Dante que parece hecho para nosotros, y que dice: "Por 30 dineros vendiste el honor". No tenemos respeto cívico. Otrora el año escolar iba desde la tercera semana de marzo hasta el 30 de noviembre (sin perder días). Ahora, desde febrero a diciembre, padeciendo altas temperaturas, perdiendo días lastimosamente en la mejor epoca del año. ¿Para qué tanto engaño si ni siquiera les dan más instrucción cívica? ¡Y los quieren hacer votar, incorporando además a extranjeros con más de dos años de residencia! ¿No será un negocio preparado para algún fabricante de urnas? ¿Qué queremos demostrar, que somos un país de avanzada? ¿Por qué no intentamos ser el país número uno en energía, ferrocarriles, autopistas, combustibles. ¿Qué es más serio? Como por el momento no hay atisbo de que la atomización política cambie para bien, además de más urnas serán necesarias muchas perinolas. Para terminar, me viene a la cabeza una frase de Confucio (año 498 a.C.): "Si no sabemos adónde vamos, nunca sabremos si hemos llegado".