La conformación de consejos escolares integrados por directivos, docentes, preceptores, padres, alumnos y referentes barriales será la columna vertebral del programa "Lazos", que el Ministerio de Educación pondrá en marcha en Rosario y Santa Fe en las próximas semanas para dar respuesta a las situaciones de violencia y abordar la problemática de las adicciones.
Escuelas de Rosario y Santa Fe harán punta en la experiencia, que además de actuar en las emergencias y establecer redes de asistencia, se propone poner en marcha proyectos de prevención. Así lo adelantó en diálogo con La Capital la responsable del área, Claudia Balagué, que el jueves próximo estará al frente de la presentación oficial de la iniciativa, junto con los integrantes del Gabinete Social de la provincia y la Mesa de Trabajo para el Abordaje Intersectorial de las Adicciones que forman parte del programa.
Violencia y adicciones serán los ejes del trabajo que se encarará en una primera etapa en 20 escuelas de Rosario, conflictos que a diario se plantean dentro y fuera de las aulas, en un límite difuso que no existe a la hora poner en marcha estrategias de acción y prevención. Una pelea entre bandas en la puerta de la Escuela Nº 1.381 que terminó con el auto de la directora baleado, la irrupción de la cultura narcocriminal que hizo que los directores de escuelas de los barrios Las Flores y Ludueña alertaran sobre el reclutamiento de chicos por las bandas e incluso, en abril pasado, el caso de una alumna de una escuela secundaria que pidió retirarse de clases argumentando que trabajaba en un búnker de drogas, son apenas un registro de los últimos meses de las situaciones que revelaron el panorama que se enfrenta a diario en los barrios.
—¿Cuáles serán los ejes del programa?
—La prevención y también la acción. En la primera etapa se constituirán consejos escolares en cada establecimiento, formados por directivos, padres, docentes, alumnos, preceptores, asistentes escolares y referentes de la comunidad interesados o que trabajen el tema. A través de una capacitación con especialistas serán los referentes escolares en estos temas y van a trabajar en la conformación de una base de datos que referencie todos los espacios y organismos de los diferentes niveles del Estado, sean municipales o provinciales, y entidades civiles a las que se puede acudir ante situaciones de emergencia, casos de violencia y adicciones. De ese modo, con el entrecruzamiento de datos, cada consejo tendrá relevadas todas las herramientas disponibles en su zona y, más adelante, el objetivo es tener un protocolo de acción.
—¿En cuántas escuelas se implementará?
—Comenzará en Rosario y Santa Fe. Primero en 20 escuelas de Rosario que aún resta determinar y el inicio será casi simultáneo en la capital. Primero se tomarán sólo escuelas secundarias porque allí están los mayores problemas a resolver, y aunque en primaria hay casos, son puntuales.
—¿Cómo actuarán estos consejos escolares?
—Además de convertirse en referentes en los establecimientos y avanzar en la base de datos para el trabajo en red, la conformación de cooperativas escolares será otra de sus misiones, porque creemos que el vínculo con el trabajo hace a la prevención. A medida que se van capacitando, la idea es que cada establecimiento elabore un proyecto propio de prevención, que puede ser la puesta en marcha de las cooperativas u otro diferente, de acuerdo al barrio, a la demanda y las características.
—¿Y ante la emergencias?
—Allí van a funcionar de articuladores. Estarán capacitados para atender las emergencias hasta cierto nivel y lo fundamental es que sepan con quién trabajar articuladamente de acuerdo a la situación, si tiene que referenciarse a organismos de las áreas de Salud, Justicia, Desarrollo Social u otro estamento municipal.
—¿Qué rol jugará el gabinete socioeducativo que viene trabajando hasta ahora?
—El gabinete va a seguir interviniendo, pero trabaja en forma regional, mientras que los referentes de los concejos son los que estarán en las escuelas todo el tiempo e incluso articularán de ser necesario con este gabinete para determinar la intervención. El socioeducativo se va a reforzar con más personal, con el mismo perfil interdisciplinario y con el mismo tipo de contrataciones.
—¿Este programa se articulará con el "Volver a estudiar"?
—Seguro va a articularse, porque a veces son las situaciones de violencia y conflicto la causa de abandono de la escuela, entonces en los casos de chicos que se reinsertan y tienen algún tipo de problemática, se va a trabajar coordinadamente con los consejos. El Volver a Estudiar es un programa que está dando buenos resultados, hay 120 tutores capacitándose para contener a los chicos que volvieron, se evidenció justamente que la primera causa de abandono era no sentirse integrados. Los tres programas, Lazos, Educación Sexual Integral y el Volver a Estudiar, tienen la misma lógica de participación, articulación de instituciones y de anclaje territorial.
—¿Cómo se va a trabajar con los menores en conflicto con la ley penal reinsertados en las escuelas y que requieren mayor contención?
—Son situaciones reales. Allí se articula más fuertemente con Justicia y tendrá una fuerte intervención el gabinete socioeducativo, que está muy bien capacitado y tiene experiencia en estas situaciones.
—¿Cuál es el abordaje cuando se trata de conflictos que emergen en el marco de una cultura de la narcocriminalidad barrial, a partir de la cual muchos adolescentes construyen su identidad, o incluso son la base más vulnerable de esas estructuras delictivas?
—La meta es correr el eje del proyecto de vida. Puede haber casos donde el proyecto de vida está centrado en el vínculo con estas organizaciones y, en ese sentido, hay esfuerzos de la provincia para desbaratar estas bandas. Pero eso requiere trabajo intensivo y tiempo. Lo que hay que cambiar es el eje del proyecto de vida de estos chicos, hay que volver a la cultura del trabajo, que propone otros desafíos, ideales y proyectos. El cambio pasa por lo cultural y se enmarca dentro de una sociedad de consumo, donde el mayor consumo se da entre las sustancias permitidas como el tabaco y el alcohol, pero donde además se impone el consumo de objetos y cosas, de lo último en el mercado, como si eso dieran la felicidad. Justamente el cambio es un trabajo difícil, porque es un trabajo contracultural. Pero vale al pena el desafío.