Farolitos le sube la apuesta a su rock, se le anima al candombe, a las baladas y hasta a hacerle un guiño a la canción social, con una lograda versión de "Días y flores", de Silvio Rodríguez. El grupo local toca hoy, a las 21.30, en el estadio de Central Córdoba, para presentar su disco "Fin zona urbana". Marcos Migoni, voz del grupo, no duda al citar el objetivo de la banda: "Poner a Farolitos en discusión en la escena del rock nacional sin arrancar nuestras raíces".
—¿Por qué el nombre del disco y por qué dedicaron las canciones al acuífero guaraní y a todos los erguidos sobre el litoral sudamericano?
—Fueron 14 años recorriendo muchos clubes de la ciudad, de distintas zonas, plazas y potreros; lanzando en el agua botellas con mensajes de acá y para allá. Yendo a buscar a nuestro público a los barrios de la ciudad. 14 años de trabajo con los pies a ras del suelo le dieron al grupo la maduración necesaria para emprender camino a otros lugares del mundo. Poner a Farolitos en discusión en la escena del rock nacional sin arrancar nuestras raíces. "Fin zona urbana" anuncia que empezamos a caminar más lejos, salir a otras provincias, sin jamás olvidarnos de qué estamos hechos. En eso radica la dedicatoria a nuestro litoral y a su gente. De su profundidad estamos hechos, de los dolores de su gente, de sus luchas, de sus ritmos. Hay que estar atento también al dictado de la tierra, ella nos está hablando, solamente hay que sentir. El acuífero guaraní es una tentación gigante para los reyes del dinero, habrá que defender lo que es nuestro y de las futuras generaciones. Es una cuestión vital.
En este disco hacen "Olé, olé, olé!" dedicado a Central Córdoba. ¿La pasión futbolera y el amor a una camiseta es innegociable, tanto como las ganas de hacer rock?
—En este disco homenajeamos a Central Córdoba con una murga candombeada. "La pelota no se mancha", dijo Diego, el rocanrol tampoco, la camiseta no se negocia, como tampoco las convicciones, aunque hay veces que entramos en un rollo fanático horrible y que genera violencia. Hay que estar bichos y trabajar, para que arte y deporte no se convierta en un slogan o en un negociado. Arte y deporte son las armas con las que se combate a la violencia antes que con otras. Arte y deporte es Farolitos en el Gabino Sosa.
—¿Se puede trasladar la esencia de rock barrial de Farolitos para conquistar el mercado porteño y de ahí proyectarse a nivel nacional?
—Hay mucho respeto por la música rosarina en el país, y más en Buenos Aires. Tenemos desde los tiempos de "La balsa" a músicos yéndose en tren hasta la excelente campaña contemporánea de Cielo Razzo sobre esos pagos. El camino que hizo "Faroles" en estos 14 años no fue en línea recta hacia el mar. Somos menos desconocidos en el rocanrol de Chaco, norte de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba, que en el rocanrol de provincia de Buenos Aires y Capital. Cuando pinte para el Atlántico, ojalá no usemos la esencia para conquistar un mercado sino para conquistar emociones, de la primera forma fracasaríamos.
Pedro Squillaci