Distintas voces expresaron ayer su dolor por la muerte de Carlos Loiseau, conocido como Caloi, ocurrida ayer en el Instituto del Dialgnóstico, de Buenos Aires, luego de un cáncer que arrastraba desde largo tiempo, aunque su enfermedad no le impidió seguir trabajando hasta el final, con ese humor sagaz y porteño, característico de sus tiras.
"A través de Clemente, había establecido una complicidad con el público, con el argentino reo, con el tipo de barrio", señaló el dibujante Carlos Nine, amigo y colega de Caloi, con quien participó de "Anima Buenos Aires", film recientemente estrenado que visita esa ciudad desde distintas miradas.
"Caloi se salió del estereotipo del humorista habitual, hacía una sátira que remarcaba nuestras características culturales. Supo leer una idiosincrasia y devolverla como un espejo a quien lo leía en el diario. Yo en Clemente me reconocía como argentino", aseveró.
Nine contó que días atrás le hicieron un reportaje junto a María Verónica Ramírez, compañera de Caloi y productora de la película "Anima Buenos Aires". "La entrevista se hizo en el Instituto del Diagnóstico, donde Caloi estaba internado, en un patio interno muy lindo, con una fuente. Yo estaba con María, entonces él se asomó desde la ventana de su habitación, nos saludó y esa fue la última vez que lo vi", evocó.
El humorista Rudy, guionista de Tato Bores, destacó que los mayores aportes de Caloi son "la incorporación de un tono porteño y reo al humorismo gráfico y su enorme tarea de divulgación en el ciclo televisivo «Caloi en su tinta»".
"Tengo un recuerdo muy fuerte de sus trabajos en la década del 70 para la revista Satiricón. Creo que retrató un mundo distinto, que a los futuros humoristas, como yo, nos mostró todas las maneras ingeniosas en que se podía mostrar la realidad", evocó Rudy.
Rudy recordó que "Caloi le aportó al humorismo gráfico una mirada muy porteña y rea. Desde su espacio podía generar cosas muy piolas como el espejito retrovisor que tenía Clemente cuando iba al psicoanalista, esa cosa de niño que jugaba con la idea de «no te puedo mirar pero te miro igual»".
Fue en la década del 70, consideró, donde se concentran los mayores aportes: "Son los trabajos de esa etapa los que más me impresionan, los que más contribuyen a la instalación de rasgos bien porteños en el género" y opinó que con su programa de televisión "hizo una contribución indispensable a la popularidad del humorismo gráfico".
"Era un tipo entrañable", dijo su amigo el historietista Horacio Altuna, autor de El Loco Chávez, sobre el fallecimiento del padre de Clemente.
El dibujante, que vive en España, afirmó que "la obra de Caloi forma parte de la cultura popular y quedará en la memoria. El Negro era un compañero y un amigo de más de 30 años, es una desaparición terrible".
También, el dibujante Max Aguirre dijo que Caloi "fue un historietista fundamental e inevitable, no sólo de Argentina sino del siglo XX".
Para el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, "en su tarea diaria de dibujante e historietista del país, Caloi supo interpretar con agudeza y picardía el sentir popular y la identidad de los argentinos".
"En lo personal 1397059140dijo Jorge Coscia1397059140 despido también a un compañero, de los más talentosos y generosos. Una gran pérdida para sus lectores y para todos los que lo admirábamos", agregó.