Lo del Cuarteto de Nos primero fue "Raro", después "Bipolar" y ahora es "Porfiado". La secuencia de los títulos de los tres últimos discos del grupo uruguayo marca una lógica en cuanto a su producción artística. Y ese común denominador, entre raro, bipolar y porfiado, es el secreto del éxito de la banda liderada por Roberto Musso, que hoy, desde las 22, presenta "Porfiado" en Willie Dixon (Suipacha y Güemes).
"Pudimos mantener el espíritu adolescente" reveló Musso, cantante y compositor, sobre la estética de la banda, que combina altas dosis de rock, pop y hip hop con letras ácidas, irónicas y con un sentido del humor poco frecuente en el género.
—¿Los sorprendió la buena repercusión de "Porfiado"?
—Sí, fue buenísimo, esto marca la consolidación y la confirmación del trabajo que venimos haciendo en los últimos años. Me llamó la atención que en el último show del Luna, del sábado pasado, tocamos en un estadio lleno ante miles de personas que cantaban las canciones de "Porfiado" de punta a punta, y hace un mes y medio que el disco está en la calle. Y lo hacían como si fuesen canciones re viejas, fue muy emocionante, de verdad.
—"Raro", "Bipolar" y "Porfiado" constituyen una triada estética que conforma una unidad. ¿Quizá también marque el cierre de un ciclo?
—Es una trilogía que arrancó con "Raro" y significó un mojón para El Cuarteto, sobre todo en lo que respecta a nuestra relación con el público argentino. De todos modos, no sé si cierra una trilogía, porque el disco está andando todavía y sigue un camino. Ahora tenemos el objetivo de consolidarnos en Latinoamérica.
—¿No corren el riesgo de repetirse, si siguen con esta línea temática?
—Sabés que no te puedo decir, porque a mí me gusta descontaminarme del disco anterior cuando paso al siguiente, pero lo que sentí y vi con la gente en el show en el Luna, es que con los temas nuevos se logra un show muy variado, no siento una repetición, por ahora al menos. Sé que el tema es buscar nuevas fórmulas, veremos cómo sigue esto.
—Lo que sí continúa es la tipología de los personajes que presentás en tus canciones, que son inseguros, que están a la búsqueda y abiertamente en contra del hombre gris y rutinario.
—Hay muchísima gente que se siente identificada con estos personajes, a mí me gusta escribir las cosas que siento o he sentido o he pasado o vivido, no me imagino escribiendo cosas que son ajenas, no podría transmitir algo que no conozco. Después me gusta llevar los personajes un poco al límite de lo verosímil, llevarlo a situaciones extremas, y la gente se sigue identificando, como es el caso de la venganza que lleva a cabo el personaje de la canción "Buen día, Benito" (risas).
—Los discos de El Cuarteto de Nos generan que en medio de un tema se le dibuje una sonrisa a los escuchas, algo no tan usual en los tiempos que corren.
—Tenemos un público cada vez más variado, en el Luna vi padres con sus hijos, había chicos de 8 y 9 años, que cantaban las canciones. Y hubo padres que decían que si bien mis canciones no hacen que sus hijos lean, sí logran que los pibes googleen (sic), porque cuando hay una palabra desconocida se van corriendo a buscarla a internet.
—Cómo hacés para componer para los adolescentes, como los casos de "Cuando sea grande" o "Algo mejor que hacer", cuando sos un tipo que cuenta canas?
—Bueno, todavía no se destiñen las canas (risas), pero es un secreto de los integrantes del Cuarteto, y es que pudimos mantener el espíritu adolescente. Está buenísimo que podamos mantener ese espíritu adolescente arriba del escenario y que, como en un laberinto, nos atrevamos a viajar hacia la infancia. Es importante para escribir desde un lugar de la emoción, que capaz que no podés hacerlo si no viviste intensamente esa parte de tu vida. A mí me gusta revivir momentos de cuando era chico, y es lindo mirarlo de nuevo ahora, peinando canas (risas).
—¿Sintieron la necesidad de hablar de ustedes en sus canciones a través de esos personajes reconocibles?
—Toda mi infancia y mi adolescencia no fue fácil, tengo la imagen de vivir toda la secundaria con la dictadura militar en la calle. Fue una generación particular, había que ser igual a los demás y no correrse de los lineamientos que marcaba el poder, y eso nos marcó muchísimo. Cuando pudimos cantar queríamos contar lo que realmente éramos, con nuestras diferencias.