Leo Aragües no es un improvisado del río. Tiene 36 años y lo conoce el desde hace 20. Es un aventurero, recorrió el país de La Quiaca a Ushuaia en bicicleta, escaló el Aconcagua y unió Puerto Iguazú con el río de la Plata en kayak. Ahora, el viajero tomó conciencia que para travesías como la de enero de 2012 pasado necesitaba una embarcación más práctica. Por eso ideó el primer kayak desarmable de la Argentina, mucho más liviano y económico que uno tradicional de fibra de vidrio. Y mientras le mostraba LaCapitala las bondades de su creación, contaba las ventajas de este ultra liviano del agua.
"Es una creación rosarina y eso no deja de generar cierto orgullo. Lo pensé porque soy un viajero. Sentí que sería bueno tener una embarcación que la puedas llevar sin tener tantas complicaciones en el traslado. Y de eso me terminé de dar cuenta cuando hice la travesía de enero pasado entre la Triple Frontera hasta el río de la Plata. El mayor gasto y el mayor sacrificio de logística fue el traslado de la embarcación hasta Misiones. Se trata de un kayak estructural compuesto de un kit de 35 piezas que forman una estructura de aluminio tubular de sección redonda y una piel de cubierta de lona impermeable, con tratamiento UV para los rayos solares, antidesgarro y completamente impermeable. El kayak mide 4,50 metros de eslora, 68 centímetros de manga y 35 centímetros de puntal, cumpliendo generosamente con los estándares de este segmento de kayaks, considerados de travesía a partir de esta longitud", cuenta el licenciado en Bellas Artes.
Creativo. Resalta, que pese a ser egresado del Politécnico y tener otro título en diseño gráfico, por sobre todas las cosas "soy un creativo. Y los creativos, precisamente, lo que no sabemos lo inventamos".
Dos señoras que toman sol en la playa de La Florida observan cómo Aragües arma el kayak estructural en casi 18 minutos. "Me parecía que era eso, pero no estaba segura si no era uno de esos aparatos que se usan para volar", dice una de ellas al tiempo que aclara que tanto los hijos de ella como los de su compañera de rutina playera también son kayakistas.
Un bolso de lona de 1,10 metro de longitud por 30 de diámetro sirve para trasladar la estructura desarmada. El equipaje pesa unos 12 kilos. "¿Ventajas? Son varias. Este kayak navega igual que un rígido, tiene la misma estabilidad y la misma capacidad de carga. Sus principales beneficios son la portabilidad y el peso. El que tiene un rígido está atado a una guardería, es decir a permanecer en un mismo lugar. Con esto no. Y ni siquiera tenés que tener un vehículo, porque te podés trasladar con el kayak en ómnibus", amplía el constructor y aporta más datos: "Una guardería sale unos 1.000 pesos por año y a lo mejor la embarcación se usa tres o cuatro veces al año. Además este kayak contrarresta la falta de disponibilidad de camas en las guarderías náuticas, que están saturadas".
Otras dos chicas, una profesora de educación física y una guardavidas, se acercan a ver terminado el esqueleto del kayak. Bombardean a preguntas a Aragües. "¿Y el precio?", pregunta una de ellas. Leo tira una cifra pero indica que no es fija. "Podría decirse que está por debajo de los 4.000 pesos, que es un valor inferior al de un rígido ubicado en el mismo segmento", aclara y aporta un dato interesante: un kayak americano de este segmento oscila en los 2.000 dólares.
Probado. Tuvo varias pruebas de fuego en el Paraná y hasta participó el pasado 12 de diciembre de la travesía Dolores-San Clemente del Tuyú, con dos días de navegación, adonde llegó invitado por el capitán Alfredo Barragán (Expedición Atlantis), otro experimentado kayakista. "Fueron dos años de diseñarlo, probar materiales, llevarlo al agua, darme cuenta de que flotaba bien, tenía estabilidad e iba derecho. Después de eso me animé a más y hoy estoy trabajando en el diseño de un kayak desarmable doble", explica al tiempo que tira un dato vital para los conocedores del arte del kayak: "Ha sido cargado con los elementos adecuados para que una persona sobreviva una semana. Este kayak soporta una carga total de 120 kilos".
El kayak está armado. El esqueleto entra al agua y sólo resta ponerle la piel para mostrarlo. Las chicas siguen preguntando y podría asegurarse que una venta está por concretarse. "Las seduje con las ventajas de este modelo", dice Aragües, haciendo la aclaración que cuando habla de modelo se refiere al kayak. Y casi como una necesidad suelta una frase que identifica su forma de pensar: "Uno es kayakista por necesidad, pero una necesidad del alma. Porque andar en kayak te pone en contacto diferente con la naturaleza. Es un amor que se da desde el principio, no hay otra cosa en mi vida que haya hecho durante tanto tiempo...".
Algunos circuitos del Paraná
Aragües define algunas características de los kayakistas: “Están los patacheros, que son los que cruzan a la isla y se quedan. Después tenés el que sale en la semana, y el de los fines de semana. Y entre los circuitos clásicos está el del Paraná Viejo, que es donde se junta el puente con la isla, ahí está el riacho La Invernada. Ese curso te lleva y salís cerca del Monumento. Hacer ese recorrido, que se llama La Vuelta al Mundo, toma de 4 a 5 horas. Hay quienes se tiran aguas arriba, a un lugar que se llama Boca de la Milonga. Es muy lindo el Paraná desde la conexión vial hacia el norte, porque al no tener la visión del puente se toma una mayor dimensión de lo natural”, detalla.
Más información: www.facebook.com/kaunokayak.