Javier Hernán Pino, el muchacho de 26 años imputado y detenido por el crimen de los hermanos Javier y Agustina Ponisio, ocurrido en su vivienda familiar del barrio Saladillo el pasado 16 de octubre en ocasión de un robo; y también acusado de matar al playero de una estación de servicios de la localidad salteña de El Galpón el 13 de julio de ese mismo año, sumó ayer dos nuevas imputaciones al comprobarse que la misma pistola usada en esos tres crímenes había sido la ejecutora de otros dos asesinatos en la ciudad de Buenos Aires: el del comerciante chino Ni Qi Fu, el 16 de febrero de 2015 en el barrio porteño de Balvanera; y el de la masajista Claudia Sosa, hallada en su departamento cercano a los Tribunales porteños el 15 de abril pasado.
De esta manera Pino carga sobre su espalda cinco asesinatos cometidos en menos de ocho meses y en tres provincias argentinas, todos cometidos con una pistola calibre 9 milímetros de su propiedad. Según coinciden los investigadores, el asesino le disparaba a sus víctimas un tiro en la cabeza y desde atrás, pese a que algunas de ellas presentaron más balazos; actuaba con frialdad pese a que previamente trababa amistad con quien iba a matar; y no hubo personas que escucharan detonaciones de arma en ninguno de los hechos ya que habría utilizado la pistola con silenciador.
Según informó la Procuración General de la Nación en su página web el imputado es Javier Hernán Pino, cuyo nombre fue conocido en Rosario en octubre pasado tras el asesinato de Javier y Agustina Ponisio, los hermanos abatidos a tiros en su vivienda de Castro Barros al 5500 la mañana del 16 de octubre del año pasado (ver aparte). El muchacho fue detenido cinco días más tarde en la ciudad santiagueña de Frías, hasta donde llegó la policía de Salta que lo buscaba por el homicidio de Daniel Ríos, un joven de 28 años que trabajaba como playero de una estación de servicios de la localidad de El Galpón al que mató de un tiro en la cabeza para robar 70 mil pesos que necesitaba para pagar la fianza con la que su padre saldría de la prisión donde estaba preso por estafa.
Las víctimas. La identificación de Pino, dijeron fuentes oficiales, se logró tras el análisis de las vainas encontradas en todas las escenas de los crímenes a través del entrecruzamiento de datos del Sistema Nacional Automatizado de Identificación Balística (SAIB). Esto permitió establecer que los proyectiles utilizados en todos los hechos habían sido disparados por la misma pistola que era de su propiedad.
Fuentes policiales explicaron que el primer hecho que la División Homicidios de la Policía Federal comenzó a investigar, a pedido del fiscal Justo Rovira, fue el crimen del comerciante chino Ni Qi Fu, ocurrido el 16 de febrero de 2015 en el barrio porteño de Balvanera. La víctima tenía cinco balazos en el tórax y dos en el antebrazo izquierdo y en el lugar se secuestraron tres vainas servidas calibre 9 milímetros, dos plomos deformados y un proyectil intacto.
"Si bien al comienzo se relacionó el hecho con un ataque de la llamada mafia china, surgían datos que no eran consistentes con la modalidad utilizada comúnmente por los sicarios", dijo un investigador. En ese sentido, desconcertaba a los investigadores que el autor se había tomado el tiempo de cerrar la puerta del supermercado con llave y tapar con unos cajones de cerveza la visión del cuerpo.
Posteriormente, el 15 de abril de 2015 se halló el cádaver de Claudia Sosa, quien tenía 32 años y vivía en un departamento de planta baja de Tucumán 1545, en la zona de los Tribunales porteños y frente a la comisaría 3ª de la Policía Federal. La mujer, que según su familia daba masajes con electrodos en su casa, presentaba un disparo en la nuca y del lugar se secuestró una vaina calibre 9 milímetros y se determinó el faltante de una computadora.
Las vainas. Tras una solicitud del fiscal Santiago Vismara, a través del sistema SAIB, se estableció que había correspondencia entre las vainas halladas tras el homicidio del comerciante chino y el de Sosa, es decir que fue utilizada en ambos hechos la misma arma. Por este motivo se reorientó la investigación, pero no se halló relación entre las víctimas sino sólo que el autor podría haber robado en ambos lugares y "actuaba con tranquilidad y frialdad al matar", señaló un pesquisa.
Con posterioridad se recibió la información de que las vainas halladas en los dos hechos se encontraban relacionados con el doble homicidio cometido en Rosario y el ejecutado en Salta. En ambos lugares se levantaron vainas de calibre 9 milímetros idénticas a las usadas en los hechos de la Capital Federal.
Pinto fue apresado el 21 de octubre pasado en Frías, Santiago del Estero, donde se había establecido con una novia. Al allanar el domicilio los policías encontraron dos pistolas Taurus calibre 9 milímetros, ambas a su nombre, tres cargadores, municiones y silenciadores así como dinero, un auto Fiat Siena, pasamontañas, precintos y cintas adhesivas. Además, se encontró una notebook que podría ser la robada a la masajista en Buenos Aires, un teléfono del que surgió que tenía asiduo contacto con ella y otro que podría haber sido robado al comerciante chino.
Realizado el peritaje de las vainas secuestradas en el Cuerpo de Investigación Fiscal (CIF) de Salta, éste arrojó que una de las armas había sido utilizada tanto en el homicidio del playero local como en el de los hermanos rosarinos. Y cuando los fiscales porteños notaron la similitud de esos crímenes con los ocurridos en la Capital Federal, pidieron cotejar las vainas y se estableció que también se había usado la misma arma en esos hechos. Ahora, en Buenos Aires, esperan indagar a Pino por los dos crímenes que estaban sin resolver.