Los mazazos contra la mampostería me despertaron el pasado martes a las 7.45. Veo a horcajadas a un muchachito sobre la medianera con una gran maza demoliendo el techo, tal como equilibrista de circo. Supongo que tienen permiso de demolición. Me dirijo a la dirección que corresponde el local a demoler: Juan Manuel de Rosas 1630 (Sede Social del Jockey Club). Ausente el cartel de demolición. No existe ningún elemento de seguridad. El muchacho, sólo respondía a su higiene personal. Estaba preparado con un "chaleco de seguridad" (si se le puede llamar así a una musculosa de algodón amarilla, supongo que haría más fácil encontrar su cuerpo entre los escombros, si ocurriera un "accidente"). Una gorrita tipo Burt Simpson que en caso de caer amortiguaría el golpe en un 0,000001 por ciento. Y supongo que era partidario de la libertad, porque no estaba atado por ninguna parte de su cuerpo. Llamo a la GUM que me responde de inmediato, y cuando me dice que corresponde a obras particulares, ante la despreocupación de este organismo, le suplico que por favor atienda mi reclamo. Sé que se encuentran desbordados porque están cumpliendo con eficiencia, por toda la tarea que asumen de los otros organismos municipales que brillan por su ausencia. Por eso, agradezco la diligencia de su director Mariano Savia, y quienes se apersonaron en mi domicilio con mucha corrección a constatar el hecho: el señor Garnedi y el señor Balderrama. Muchas gracias. Y espero que todas las reparticiones se pongan las pilas y/o baterías o que las recarguen, así los ciudadanos les daremos nuestro voto de confianza.



























