El temor a que el brote de ébola se propague a nivel mundial aumentó ayer tras el deterioro de la enfermera española infectada (sufre fallos multiorgánicos), los exámenes para detectar el virus a un británico que falleció en Macedonia y las prohibiciones de viaje que exigen legisladores estadounidenses.
Al menos 26 miembros de la Cámara de Representantes de Estados Unidos quieren imponer prohibiciones de viaje y restricciones de visa a los ciudadanos de Guinea, Liberia y Sierra Leona, los empobrecidos países de Africa Occidental que han sido más duramente golpeados por el peor brote de ébola del que se tenga registro.
Los llamados ocurren un día después de la muerte en Texas de la primera persona que ha sido diagnosticada con ébola en Estados Unidos, y luego que Washington y Reino Unido anunciaron que comenzarán a analizar a los pasajeros de aerolíneas que lleguen desde países afectados y sufran de fiebre u otros síntomas del ébola.
Los temores de tener que limpiar vómito y deshechos de viajeros infectados en los baños de los aviones y la insuficiente protección llevaron a unos 200 aseadores de cabina a realizar una huelga de un día en Nueva York.
"La nación está atemorizada, y la gente tiene miedo a esta enfermedad", dijo ayer la secretaria de Salud de Estados Unidos, Sylvia Burwell. "Están atemorizados porque esto tiene una alta tasa de mortalidad. Están asustadas porque deben aprender y entender cuáles son los hechos de esta enfermedad", agregó.
El virus del ébola provoca fiebre hemorrágica y se propaga mediante el contacto directo con fluidos corporales de una persona infectada, que sufriría graves episodios de vómitos y diarrea. Cerca de la mitad de las personas infectadas han muerto en el actual brote, aunque en brotes previos ha muerto hasta un 90 por ciento de los pacientes.
El gobierno español rechazó las críticas de que sus métodos para lidiar con el ébola no estaban funcionando y atribuyó la infección de una enfermera a un error humano. Teresa Romero, de 44 años, es la primera persona que ha contraído el ébola fuera de Africa, después de ser infectada por uno de dos misioneros españoles que regresaron desde Monrovia con la enfermedad. Romero dijo a un médico en el hospital que había tocado su cara con los guantes de protección.
Cuatro doctores, cuatro enfermeras, un asistente del hospital y dos trabajadoras de un salón de belleza que estuvieron en contacto con Romero han ingresado al hospital, con lo que se elevó a 14 la cifra de personas que están siendo monitoreadas allí, informaron autoridades de salud anoche.
Funcionarios de Macedonia están tomando estrictas precauciones después de que un hombre británico murió a pocas horas de ser admitido ayer en un hospital en la capital Skopie. Las autoridades cerraron el hotel donde el hombre se alojaba, aislando a un segundo británico y a personal del hotel. El hombre sufría de fiebre, vómitos y sangramientos internos, pero no se sabe aún si estaba enfermo con ébola y no estaba claro si había viajado a Africa Occidental.
Además, un hospital en Praga, la capital checa, está realizando exámenes a un hombre de 56 años con síntomas de la enfermedad que recientemente viajó a Liberia, dijo un portavoz.
Contener el brote se ha vuelto una prioridad para los gobiernos de todo el mundo y ya no es sólo un asunto de Africa Occidental, donde han muerto cerca de 4.000 personas desde marzo.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos ha estimado que la cantidad de afectados podría aumentar hasta 1,4 millón a comienzos del próximo año sin una masiva intervención global para contener el virus.
Ayuda militar. Seis aviones militares estadounidenses llegaron ayer a la zona más álgida de la crisis por la epidemia de ébola con más infantes de Marina.
La flotilla de aviones que aterrizó en las afueras de la capital liberiana de Monrovia consiste en cuatro aviones Osprey que pueden despegar como helicópteros y dos cargueros Hércules KC-130. Los 100 infantes de Marina adicionales elevan a poco más de 300 la cifra de tropas estadounidenses en el país, dijo el general de división Darryl A. Williams, el comandante que encabeza la respuesta de Estados Unidos.
Williams se unió a la embajadora estadounidense en Liberia, Deborah Malac, en el aeropuerto, para darle la bienvenida a las aeronaves. A medida que vehículos descargaban cajas de equipo envueltas en tela verde y negra, los infantes de Marina formaron una fila en la pista y trabajadores de salud liberianos les verificaron la temperatura corporal.