A principios de diciembre de 2013, un asesor de Arnet llamó a mi casa para ofrecer el servicio de internet más llamadas a un precio muy conveniente y de por vida. Hasta ese momento nos negábamos porque con el otro servicio que teníamos estábamos muy bien desde hacía siete años. Sin embargo, esta vez quise creer en Arnet y le pedí al vendedor que me lo dejara pensar, y al cabo de una hora me llamara. Sacando cuentas, era mucho menos dinero que el que estábamos pagando. Cuando el vendedor llamó, exactamente a los sesenta minutos, accedí al cambio, así que muy entusiasmado me hizo la gestión y me dijo que el módem llegaría a los diez días como mucho. Este señor se llama Emilio Faggi y me dijo que ante cualquier duda podría llamarlo al 0810 de Arnet y me pasarían con él, así que cerramos trato. Con este señor no me pude comunicar nunca más. Al día siguiente llegó el módem (qué celeridad), que era autoinstalable, así que retiré el viejo y coloqué ese, con lo que al cabo de pocos minutos ya estábamos navegando en Arnet y con una supuesta velocidad de 10 megas, aparentemente mejor que con el prestador anterior. Al cabo de unos días la navegación era lenta así que llamé y me dijeron que el problema estaba afuera y no en mi casa, que dejarían asentado un reclamo. A la semana de eso, las computadoras celulares y todo lo que en la casa dependía de conexión wi-fi dejaron de funcionar porque se me solicitaba un pin que jamás me dieron, y al no tenerlo debía llamar al 0810 de Arnet para que me lo suministraran. Ahí empezó la peor parte de la historia. No me atendían y no lo hicieron nunca. La mesa de ayuda de Arnet no existe, no atiende. Y ahí estaba yo con el módem de Arnet sin funcionar, sin wi-fi y sin atención. Después de cuatro días (entre ellos un fin de semana) sin atención ni conexión, logré comunicarme marcando la opción que me comunicaba con facturación, donde directamente pedí la baja del servicio. Me convencieron, me dieron el pin y cuando corté no era ése. Al llamar de vuelta, otra asesora me ofreció dos meses sin cargo para subsanar el problema y mandarme el técnico: eso fue un martes y el técnico vendría el jueves. El miércoles el técnico intentó arreglar el problema por teléfono, como no pudo no llamó más. Ahí solicité la baja definitiva y ante el nerviosismo que tenía acumulado, más el que me produjo la insistencia de la asesora para que me quede, le pedí por favor que me diera la baja del servicio, y como no le agradó me trató de desagradecida, diciendo que el técnico sólo había llamado para saber qué debía traer. Mentira, en ningún momento dijo eso. Esta señorita me trató como si tuviera problemas emocionales, lo que motivó aún más no sólo mi pedido de baja sino a escribir esta carta para que se enteren todos los que puedan y se nieguen cuando llama un asesor, porque una vez que venden el servicio se olvidan del cliente y lo tratan muy mal. Ojalá hubiera podido grabar el trato que obtuve cuando compré y el que tuve cuando di de baja el módem. Igual no terminé mi odisea con Arnet: aún me encuentro esperando que vengan a retirar el módem y con un reclamo a la factura: porque nunca me pude conectar bien y pretenden que abone $391 pesos, incluidos los días que no tuve wi-fi. Todo lo que pretendo con este escrito, es advertir porque no deseo esta odisea a nadie.