Con 8 votos a favor, polémicas 8 abstenciones y cinco rechazos, el Concejo convalidó ayer las irregularidades en la construcción de un gimnasio frente al Paraná. El decreto le otorga a la comisión directiva del club Rowing 30 días para desmantelar casi cuatro metros de los seis que había construido por encima de lo permitido en el Código Urbano. Los ediles también aprobaron en votación dividida el cobro por estacionar en el parque España (ver aparte).
Como hacía tiempo no ocurría, dos votaciones dejaron al descubierto la fragmentación política del cuerpo y la incomodidad de algunos bloques en asumir posiciones contundentes en temas urticantes.
Ese escenario explica cómo consiguió el socialismo cerrar una polémica de cuatro años. A falta de mayoría propia, contó con un recinto partido en tres y la colaboración indirecta de tres bancadas, que con sus sugestivas abstenciones terminaron favoreciendo al oficialismo.
Con los cuatro votos socialistas, dos del PDP, un radical y uno del ARI, se aprobó el decreto que permite a Rowing utilizar un gimnasio por encima de la altura permitida en el Código Urbano. Cinco votaron en contra (Miatello y Giuliano del PJ; Boasso y Schmuck de la UCR y Cortés de Proyecto Sur).
Las abstenciones fueron de los kirchneristas Norma López y Roberto Sukerman; Cavallero y Gigliani (PPS) y los cuatro ediles del PRO (López Molina, Weskamp, Roselló y Bonifacio).El texto sancionado le otorga al club de la costanera norte 30 días corridos tras la promulgación de la norma para comenzar a desmantelar casi cuatro de los seis metros construidos sobre lo establecido en la normativa urbanística.
"El Concejo actuó como mediador, acercó las partes y no hubo vencedores ni vencidos", destacó la socialista Viviana Foresi, para después agregar: "El club durante cuatro años no pudo usar las instalaciones, tiene que desarmar parte de lo construido y a los vecinos que estaban en contra se les ofreció un punto intermedio. "
Entre los opositores, Cortés disparó: "Con el criterio del PS cualquiera puede construir cualquier altura para luego ir negociando la baja". No menos duro, Giuliano aseveró: "Cuando la excepción es la regla, las normas no valen nada". Boasso remarcó que "se violaron todas las normas ya que se iniciaron las obras sin presentar un plano". Y Cavallero justificó su abstención: "Antes que demoler un gimnasio me corto las manos".