Me dirijo a usted para recordarle que los vecinos inundados, olvidados, ninguneados y maltratados seguimos aquí. Aunque usted no quiera o le moleste, estamos en Funes, con los mismos problemas, las mismas carencias y el mismo desprecio que usted nos dispensa. Pero usted, señora, tal vez crea que ignorando los problemas puede lograr que desaparezcan. Se equivoca. Todo está pendiente. Usted manda alguna maquinita, proyecta un pequeño puente, ordena zanjeos intrascendentes y deja pasar el tiempo. Le advierto: si usted no toma las medidas impostergables que hacen falta nos vamos a volver a inundar. Si no realiza las obras definitivas para el escurrimiento del agua, volverá la desgracia de perderlo todo. Sólo que, tal vez, algún día, tengamos que lamentar la pérdida de vidas. No queremos ni pensarlo. Pero puede suceder, como en Buenos Aires, como en La Plata. Usted tiene el diagnóstico. ¿Cuándo empieza su gestión? ¿Se enteró que hay gobiernos nacionales y ministerios de la Nación que entienden en el tema? ¿Sus colegas médicos que gobiernan Santa Fe, ¿la recibieron alguna vez? ¿Pidió ayuda a sus correligionarios, o sólo queda rezar? Todos sabemos lo que hay que hacer. Usted también. Las opciones no son muchas. O gobierna o se va. Hay familias que, cuando se nubla, levanta los muebles y arman bolsas de arena. Hay casas arruinadas para siempre. Hay incertidumbre y miedo. Y ninguna solución. Como no tienen solución los compradores de buena fe de los lotes de Funes City que no pueden escriturar. Los realizadores de pozos negros y clientes perennes de las desagotadoras que esperan las cloacas. Los que tienen que cruzar la ruta 9 y deben jugarse la vida para hacerlo. Y tantos otros que pagamos puntualmente los servicios que jamás se cumplen. Alumbrado, barrido y limpieza, el famoso ABL, brilla por su ausencia. Actividad cultural, cero. Seguridad, cero. Mejorado de calles y veredas, cero. Señalización, cero. Planes urbanísticos, cero. Y tantos ceros más. Señora, hace mucho que quiero decirle todo esto, y mucho más, personalmente. Para ayudar. Para sumar. Todos los lunes me apersono en la Municipalidad a pedir una audiencia con usted. Hace meses. Jamás me contestaron. Lamentablemente nos vamos a encontrar en Tribunales. Mi última reflexión: ¿para qué quieren ustedes llegar al poder político si cuando lo tienen no saben para qué lo querían? Tal vez, sus lugares sean los que le corresponden. Los ciudadanos les pagamos las carreras de médicos en universidades públicas para que curen a la gente, no para que nos enfermen. Atentamente.