Cristalux es una empresa familiar rosarina, procesadora de vidrio plano para la construcción. Aprovechando el viento de cola de la industria de la construcción, esta semana inauguró una nueva planta con tecnología de última generación, gracias a una inversión superior a los 5 millones de dólares. Apunta a satisfacer el mercado nacional y proyectan exportar en el mediano plazo.
Hay un pequeño revuelo en la zona sur de la ciudad. Se trata de una nueva inauguración en el sector productivo y amerita celebrarlo con acento bien rosarino. “Nosotros somos locales, rosarinos, todos nuestros colaboradores son de acá o de alrededores. Y tuvimos la suerte de encontrar este predio en la ciudad”, precisa Fabio Mauro, socio gerente de la empresa y segunda generación de una familia dedicada a la industria del vidrio, desde hace más de 60 años.
Se trata de la nueva planta modelo de la empresa Cristalux - más de 5000 metros cuadrados cubiertos en un predio que cuadriplica esa superficie - provista con tecnología de vanguardia importada de China, Italia y Brasil, que permite ganar competitividad a la hora de reemplazar procesos tercerizados y ofrecer placas de vidrio de un alto perfil para la industria de la construcción.
Esto también representa un salto en cuanto a la mano de obra empleada. En unos meses incorporaron un número importante de técnicos capacitados, elemento fundamental para seguir sumando valor a la propuesta de producir en Rosario. Fabio cuenta al respecto: “Pasamos de tener aproximadamente 20 empleados a duplicarlos. A pesar de que incorporamos máquinas automatizadas de última tecnología, están operadas por personas así que la plantilla se duplicó.”
El crecimiento del sector se debe a diferentes factores que se alinearon en los últimos años para para favorecer el consumo de este tipo de vidrios. No sólo se construye cada vez más, sino que se construye cada vez con más vidrio. Esto significó un aumento del consumo de vidrio por habitante, pasando de 3 kilos en la década del 90 a los actuales 7 kilos por habitante. Una alza importantísima, pero que todavía tiene mucho recorrido por delante, en países desarrollados el número alcanza los 18 kilos por habitante. En este escenario, la fábrica de Cristalux tiene su capacidad productiva instalada trabajando al 100%, pero con margen para sumar turnos a medida que la demanda aumente.
La industria también experimentó un salto cualitativo destacable: del vidrio común crudo se pasó al consumo de vidrio templado de seguridad o al DVH, el doble vidriado hermético que optimiza el consumo de energía. “Todas esas normas que se están usando en el primer mundo están llegando a la Argentina, y los constructores están demandando este tipo de vidrio”, relata Fabio - Un fuerte argumento a favor de la inversión de más de 5 millones de dólares.
“Somos soñadores, los italianos tenemos esa sangre”. Fabio concluye la charla con gesto emotivo, apostando siempre al crecimiento de su empresa. El objetivo es llegar a distintas provincias con sus productos y empezar a mirar a mercados extranjeros. La demanda está en crecimiento. La tecnología ahora está disponible y el potencial de desarrollo del país tiene todo para posicionarse en el mundo. Según sus propias palabras, “Argentina estuvo entre la quinta, sexta o séptima economía del mundo y tiene todo para volver a serlo.”
El optimismo y la actitud son la clave. Con acento bien rosarino.
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