Tiempos. "El timming es esencial", definió Goldfajn, y aconsejó trabajar bien la comunicación de los objetivos porque las expectativas de los empresarios y, principalmente de los consumidores, siempre colaboran para alcanzar cada meta.
Opinó en ese sentido que se debe operar con cautela porque metas "excesivamente audaces" podrían erosionar la credibilidad del Banco Central. "Las metas deben ser realistas, lo mejor es hacerlo en pasos pequeños", insistió el brasileño que asumió hace dos meses por convocatoria de Temer, el presidente que propició la caída de Dilma Rousseff.
Rodrigo Vergara, presidente del Banco Central de Chile, aseguró a que la clave de la lucha contra la inflación está en domar las expectativas, por lo que aconsejó establecer "un horizonte de proyección de dos años".
Dijo que el proceso histórico relacionado a la baja inflación en Chile estuvo ligado a la independencia del Banco Central, dado que el país trasandino tuvo problemas inflacionarios desde finales del siglo XIX hasta los 90.
En los 70 Chile alcanzó un récord inflacionario del 175 por ciento anual promedio en toda la década, con un 500 por ciento en 1973, y se identificó que el origen del problema estaba en "el financiamiento monetario de los déficit fiscales".
Por ello, el país encaró un proceso de ordenamiento de las finanzas públicas que llevó a que entre 1976 y 1981 hubiese superávit fiscal, y más adelante, a partir del 2000, hubo nuevas reglas fiscales.
En 1980 se determinó por Constitución la independencia del Banco Central de Chile, por lo que, por ejemplo, la entidad no puede tener en su balance papeles públicos.
"El Banco Central no se legitimó de un momento a otro, tomó un tiempo, y aquí damos cuenta que la institucionalidad sí importa", enfatizó Vergara.
Chile puso en marcha a partir de los 90 una política monetaria contractiva para reducir las presiones sobre la inflación y generó, en paralelo, una fuerte entrada de capitales, con flotación cambiaria.
En el 2000, Chile adoptó el actual esquema de metas de inflación con tipo de cambio flexible: fue del 3,3 por ciento promedio desde entonces.
Por su parte, la presidenta del Banco de Israel, Karnit Flug, consideró que "la meta de inflación es lo más importante para cumplir con la política monetaria" de un país, y destacó que "mantener la estabilidad de precios es central" para alcanzar ese objetivo.
La funcionaria israelí puntualizó que "para conseguir credibilidad en la política monetaria, es importante reducir la cantidad de contratos denominados en moneda extranjera".
El ex presidente del Banco Central de Brasil, Arminio Fraga, reconoció que "Argentina está bajando la inflación después de un camino bastante sinuoso", pero destacó que "no es fácil de combatir".
Al respecto, disintió con la presidenta del Banco de Israel al subrayar que "se necesita una combinación de variables", porque remarcó que "las metas de inflación son buenas pero no van a funcionar, si no es están respaldadas por otros aspectos, en particular el fiscal".
Fraga puntualizó que para reducir la inflación "es preciso establecer un régimen macro sólido, y también uno fiscal".
Además, agregó que "es necesario asegurarse de tener también un sector financiero sólido", y afirmó que "esto permite alimentar las expectativas, evitar las burbujas financieras y las corridas bancarias".
El ex titular del Banco Central de Brasil subrayó que "hay un nivel de gradualismo apropiado en estas circunstancias" para aplicar las políticas en dirección a bajar la inflación, pero remarcó que "hay que hacer algo respecto a las expectativas" que pueden reaccionar en contra de la reducción de los precios.
Por su lado, el ex presidente del Banco Central de Chile, José De Gregorio, afirmó que "conseguir una inflación baja no es gratis", porque para alcanzarla "uno tiene que enfriar la economía, y eso tiene sus costos".
De Gregorio señaló que "la inflación es un impuesto que financia al presupuesto nacional", y consideró que "hay que tener una situación fiscal que no dependa del impuesto inflación".
Remarcó que "los bancos centrales deben ser independientes para cumplir con la política monetaria que es la estabilidad de precios".
"Con una inflación controlada, el desempleo alcanza niveles normales y la economía se desenvuelve en plena actividad".
Electrónico. Por otro lado, el presidente del Banco Central de Suecia, Stefan Ingves, vaticinó que el uso del dinero en efectivo se irá reduciendo en el mundo en los próximos años debido a los costos que implica su resguardo y distribución para los Estados y para el propio sistema financiero.
Fernando Alvarez, profesor de la Universidad de Chicago, se mostró un poco más escéptico sobre el avance del dinero electrónico en el mundo porque hasta ahora ese proceso viene muy lento debido a las necesidades tecnológicas de los países, principalmente en las regiones menos desarrolladas.
El presidente del BCRA direccionó su gestión para una "implementación gradual" de la bancarización en Argentina, con la ambición de poder replicar la experiencia de Suecia, el país con menor uso de efectivo del mundo.
Ingves señaló que existe un mercado mundial para los billetes y las monedas justamente por los costos que demanda mover tanto efectivo en todos los países del mundo, por lo que el camino hacia el dinero electrónico demandará la reconversión del negocio bancario y financiero.
El banquero ejemplificó que en Suecia hubo una innovación que funcionó muy bien a partir de la implementación del "Swish", un sistema utilizado por las nuevas generaciones que pasan dinero de un celular a otro.
Y precisó que en ese país más de la mitad de los comercios no aceptan efectivo y ya no se puede llevar efectivo a los bancos ni depositarlos en las sucursales.