Las políticas de contracción fiscal, que tanta prédica tienen en países como Argentina, hoy dividen a las grandes potencias mundiales. Esta semana el ministro de Finanzas de Francia, Bruno Le Maire, admitió que su país y Alemania están divididos en las negociaciones por el nuevo acuerdo fiscal de la Unión Europea (UE) que entrará en vigencia desde el año próximo, tras suspenderse tres años por la pandemia de coronavirus. Le Maire señaló que Francia realizó ya grandes concesiones a Alemania en las negociaciones, especialmente en lo que refiere al ritmo que tendrán los países europeos para reducir su deuda, pero que aún no se arribó a un acuerdo. “Francia quiere reglas claras, firmes y creíbles y rechazará las que impidan cualquier tipo de inversión o reforma estructural”, señaló el funcionario francés. Uno de los puntos del acuerdo fiscal propuesto es que los países que superen el 3% de déficit entren en un procedimiento de “déficit excesivo” (EDP), una senda de reducción del gasto que establece un ajuste anual mínimo de, al menos, 0,5% del Producto Bruto Interno (PBI). Entre los puntos en debate es si en esos ajustes se incluirán o no los intereses. Al respecto, Francia, reclama una mayor flexibilidad en esta reducción del gasto, y pide rebajarlo a 0,3%, para dejar un mayor margen para reformas e inversiones. Del mismo modo, esta reducción del mínimo permite un mayor sostén en el caso de fluctuaciones económicas. “No aceptaremos reglas que empeoren las dificultades económicas del continente europeo. Si el pacto prohíbe la inversión, entonces no habrá ninguna innovación; si no hay innovación, no habrá una mayor productividad; y si no hay productividad, no habrá ningún crecimiento”, remarcó Le Maire. Además de la reducción del déficit al 3% del PBI, el acuerdo prevé también una reducción anual de la deuda en aquellos países cuya deuda supere el 60% del PBI. La propuesta de España, en ese sentido, es una reducción anual de la deuda del 1% del PBI para los países con un endeudamiento total superior al 90%, como es el caso del país ibérico, y un ajuste del 0,5% anual para los países con una deuda de entre el 60% y el 90%. En el caso de los países con alta deuda, pero bajo déficit, se les pedirá reducir el rojo fiscal por debajo del piso de 3% para tener un mayor “colchón” y responder a posibles shocks económicos.
China desacelera
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El presidente de China Xi Jinping.
Estos tirones no son menores en un mundo que está todavía sientiendo los golpes de la pandemia en sus economías. La agencia calificadora Moody's recortó la perspectiva de crédito de China de “estable” a “negativa”, tras citar la preocupación por su alto nivel de endeudamiento y la desaceleración económica de la potencia asiática. El reporte estima que el gobierno chino estará obligado a seguir brindando estímulos y asistencia financiera a “gobiernos locales y regionales, y empresas del Estado” que se encuentran bajo problemas financieros. Esto, según Moody's, llevará a que se registren “amplios riesgos a la baja” en las perspectivas fiscales, económicas e institucionales de China. La calificadora también advirtió por una desaceleración “persistente y estructural” del crecimiento económico chino a mediano plazo. En ese sentido, proyecta que la expansión del Producto Bruto Interno (PBI) será del 4% en 2024 y 2025, y promediará 3,8% entre 2026 a 2030. “Hay factores estructurales, incluyendo un debilitamiento demográfico, que derivará en una caída en el crecimiento potencial a alrededor de 3,5% para 2030”, indica el informe, que pese a recortar la perspectiva de crédito de China, dejó sin modificación la calificación de la deuda en A1, la quinta mejor nota según el sistema que utiliza la firma. Del mismo modo, consideró que las “restricciones en el intercambio tecnológico provocadas por las tensiones geopolíticas”, como las recientemente dispuestas por Estados Unidos, “afectará el intercambio de información que es crucial para el rápido desarrollo de los sectores manufactureros de alta tecnología”. La Casa Blanca en agosto prohibió determinadas inversiones por parte de firmas estadounidenses en el sector tecnológico chino, mientras que en octubre prohibió a la multinacional Nvidia de exportarle a China algunos de sus chips de inteligencia artificial.La actividad en el sector manufacturero y de servicios volvió a registrar un nuevo retroceso en noviembre último, según los índices de gerentes de compra oficiales (PMI), pese a los reiterados intentos de Beijing de estimular la economía.
Se ralentiza el ritmo de contrataciones en EEUU
Pero también en Estados Unidos la situación aún no encontró un equilibrio. Las empresas estadounidenses ralentizaron su ritmo de contrataciones en noviembre último, al tiempo que el sector manufacturero redujo su nómina al menor nivel desde 2022, signos del enfriamiento del mercado laboral y la economía del país, de acuerdo con el índice realizado por el Instituto de Investigación ADP. Las firmas del sector privado sumaron 103.000 puestos en noviembre, por debajo de los 130.000 que anticipaban los economistas. Los servicios, incluyendo salud, educación, finanzas y transporte, lideraron las incorporaciones. Por el contrario, el ocio y el hospedaje, uno de los principales motorizadores de empleo tras el levantamiento de las restricciones de coronavirus, recortó puestos por primera vez desde febrero de 2021. En negativo también se ubicó la industria manufacturera que redujo su planta en 15.000 puestos- y la construcción, que recortó 4.000 puestos. Por su parte, los salarios crecieron un promedio de 5,6% anual en el caso de los empleados que no cambiaron de puesto de trabajo y 8,3% si lo hicieron. En ambos casos, se trata del menor ritmo de suba desde 2021. Se prevé que la tendencia muestra signos de que la economía llegará a un “aterrizaje suave” en 2024. Es decir, se lograría el objetivo de la Reserva Federal estadounidense (FED) de subir las tasas de interés y bajar la inflación, sin desencadenar una recesión en el proceso. El organismo monetario subió once veces sus tasas desde marzo de 2022, llevándola de niveles cercanos a cero a 5,25%, un récord en 22 años.
El PBI de Brasil desacelera
Mientras tanto, la economía de Brasil se desaceleró y creció 0,1% en el tercer trimestre de 2023 en comparación con el trimestre anterior, informó el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). El resultado del Producto Bruto Interno (PBI) del principal socio comercial de la Argentina fue superior a lo esperado por el mercado financiero, que había previsto una contracción de la actividad en el tercer trimestre. En el segundo trimestre Brasil había crecido 1%, más allá de las expectativas. En comparación con el mismo trimestre de 2022, el PIB brasileño aumentó un 2%, según el IBGE. En el acumulado de cuatro trimestres, el avance de la principal economía industrial y agrícola latinoamericana fue del 3,1%, mientras que en lo que va de 2023 el avance es 3,2% mayor en la comparación interanual. La agricultura experimentó una caída del 3,3% este trimestre debido a la eliminación de la cosecha de la base de comparación, y en comparación con el mismo trimestre del año pasado, sin embargo, acumuló un aumento del 8,8%. Los servicios, sector más importante de la economía brasileña, volvieron a crecer un 0,6% en el trimestre, el mismo nivel que la industria. El mercado financiero calculó en el boletín Focus divulgado esta semana por el Banco Central un avance del 2,84% para 2023 en la economía brasileña, en el primer año del tercer mandato del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. El Fondo Monetario Internacional había calculado a inicios del año un crecimiento menor al 1% para Brasil.
Cayeron las exportaciones de bienes de América latina
Ese menor ritmo del gigante latinoamericano va en sintonía con lo que ocurre en el continente. Las exportaciones de bienes de América latina y el Caribe, medidas en valor, cayeron 2,7% interanual en el primer semestre, tras crecer 17% en 2022, según informó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), mientras que las de servicios aumentaron 27,8%. El declive, que pone fin a la recuperación pospandemia, se debe a la caída de precios, por ejemplo, en commodities, que retrocedieron 4,7% y al menor crecimiento de los volúmenes, los cuales crecieron 2,9%. La situación también responde al contexto internacional: en el primer semestre el comercio mundial pasó de una expansión de 11,9% a una caída de 5% interanual. Esto se debe a una serie de “shocks”, incluyendo “los conflictos geopolíticos, el endurecimiento de las políticas monetarias, la mayor frecuencia de eventos climáticos adversos y la desaceleración del crecimiento económico mundial”. Entre los diversos países, las exportaciones de bienes cayeron 24,5% en Argentina, 20,1% en Uruguay, 24,3% en Venezuela, 14% en Colombia, 10,1% en Ecuador, 19,3% en Perú y 24,6% en Bolivia. En tanto, crecieron 0,7% en Brasil, 2,4% en Chile y 3,9% en México. Para el segundo semestre, el BID proyecta una consolidación de esta tendencia contractiva en las ventas externas. “Tras la recuperación pospandemia, las exportaciones de la región se debilitaron más rápido que lo esperado”, afirmó en un comunicado, Pablo Giordano, economista principal del Sector de Integración y Comercio del BID y coordinador del informe. No obstante, destacó que, en este nuevo escenario, “aparecen oportunidades”. Con políticas "orientadas a relanzar la competitividad del sector agropecuario, la región tiene el potencial de dinamizar las exportaciones y contribuir a la seguridad alimentaria global”, sostuvo Giordano.El informe del BID señala también que los precios de las importaciones (-1,5%) bajaron menos que los de las exportaciones, lo cual provocó un deterioro en los términos de intercambio y los saldos comerciales de la región. “La región enfrenta un escenario externo desafiante por menor dinamismo de la demanda, mayor fragmentación geopolítica, políticas industriales más activas de los competidores mundiales y nuevas exigencias regulatorias dictadas por la agenda climática”, señaló el BID. Uno de los potenciales de la región es la de ampliar la oferta alimenticia, contribuyendo a la seguridad alimentaria global.
La inflación desacelera en países de la Ocde
La inflación se convirtió en el gran problema de la pospandemia y generó que se les quemaran todos los papeles a los referentes económicos de los países centrales, que arremetieron con distintas políticas para controlarla. En ese marco, se conoció que el conjunto de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) alcanzó el menor registro de inflación en dos años, el cual se ubicó en octubre en un promedio de 5,6% interanual, seis décimas menos que en septiembre. Se trata del índice más bajo desde octubre de 2021, si bien en junio de este año había alcanzado un nivel similar de 5,7%. En octubre la inflación anual fue más baja que la de septiembre, en 28 de los 38 estados de la organización. El índice se aceleró en un punto porcentual o más en Grecia, Republica Checa y Costa Rica. En Dinamarca, la inflación fue cercana a cero, mientras que en Costa Rica, pese a su repunte, y en Países Bajos, hubo deflación. Según el informe, la inflación en los alimentos continuó con una rápida tendencia a la desaceleración, pasando de 8,1% en septiembre a 7,4% en octubre. Bajó en 32 de los 38 países, pese a que superó el 10% anual en Turquía, Islandia, Colombia y Reino Unido. La inflación núcleo o subyacente, que excluye los valores de la energía y los alimentos, se mantuvo estable en 6,5%, una décima menos que en septiembre, informó el organismo con sede en París.
Ganancias de las compañías aéreas
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Las compañías de aviación con buenas perspectivas de crecimiento para 2024.
Foto: AP
En este contexto, las compañías aéreas en el mundo alcanzarán en 2024 beneficios netos del orden de los u$s 25.700 millones, con un margen de beneficio estimado del 2,7%, según las estimaciones anunciadas por la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (Iata). Estos números muestran una ligera mejora respecto de 2023, que al final de este año registrará un beneficio neto de u$s 23.300 millones, con un margen de beneficio neto del 2,6%. En lo que hace a las compañías aéreas latinoamericanas, las previsiones indican que finalizarán el 2023 con una pérdida de u$s 600 millones, mientras que se prevé que en el 2024 la pérdida se reduzca a 400 millones, dado que, si bien algunos mercados son fuertes (México, por ejemplo), otros enfrentan una agitación económica y social que está impactando de forma negativa en el desempeño. Dado que se espera que el crecimiento de la capacidad de asientos ofrecida para el 2024 sea de 7,8%, superando al crecimiento de la demanda, previsto en 7,4%, se estima que las condiciones del mercado sigan siendo desafiantes, lo que hará que la región de América latina esté en números rojos tanto para 2023 como para 2024, aunque con pérdidas cada vez menores.
Combustible de aviación sostenible
El sector de la aviación es uno de los que avanza hacia la sustentabilidad. La producción de combustible de aviación sostenible (SAF) se triplicará en 2024 hasta los 1.875 millones de litros, 1,5 millones de toneladas (Mt), lo que representa el 0,53% de las necesidades de combustible de la aviación y el 6% de la capacidad de combustible renovable, según las estimaciones de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (Iata). El pequeño porcentaje de la producción de SAF como proporción del combustible renovable total se debe principalmente a que la nueva capacidad que entró en funcionamiento en 2023 se asignará a otros combustibles renovables. En 2023 los volúmenes de SAF alcanzaron más de 600 millones de litros (0,5 Mt), el doble de los 300 millones de litros (0,25 Mt) producidos en 2022, y el SAF representó el 3% de todos los combustibles renovables producidos, y el 97% de la producción de estos se destinó a otros sectores.