CContra todos los pronósticos, los concursos y quiebras iniciados en Rosario en 2014 fueron un 25% menos que los de 2013. Sin embargo, abogadores y contadores advirtieron que las presentaciones en la Justicia se vinculan con problemas económicos de mediano plazo que siguen actuando: la inflación, la situación del dólar y la presión tributaria podrían aumentar este tipo de procesos judiciales durante 2015.
Además, aunque siete de cada diez casos son quiebras de consumidores, se consolidó que el 30% del total corresponde a personas jurídicas, lo que tiene mayores impactos sociales.
Entre 2013 y 2014 los concursos y quiebras tramitados en los tribunales rosarinos pasaron de 270 a 201, ubicándose cerca de los 224 iniciados en 2012. De esos 201 expedientes, 141 (70%) corresponden a personas físicas y 60 (30%) a personas jurídicas.
Se trata en todos los casos de los procesos que tienen ya un síndico designado por la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario. Si se consideran los datos de la Mesa de Entradas Unica en lo Civil y Comercial, el descenso es menor: pasaron de los 306 de 2013 a los 287 el año pasado.
No obstante, los especialistas aseguraron que muchos de los expedientes presentados no siempre prosperan. Por eso, prefieren utilizar las estadísticas de la Cámara, que refleja la cantidad de causas avanzadas.
En todos los casos se consideró los datos disponibles al 15 de diciembre pasado. Aunque todavía faltaba realizarse dos sorteos de síndicos la tendencia a la baja no se modificará, sostuvieron los profesionales.
Por eso, el desafío es explicar por qué los expedientes concursales disminuyen en un año de deterioro de la situación económica.
Federico Tjor, integrante del Estudio Jurídico Golber & Asociados, señaló que “los concursos y quiebras no son consecuencia de una situación inmediata” sino de problemas de mediano plazo.
“Todas las presentaciones actuales tienen un desarrollo relacionado con complicaciones económicas de las empresas a lo largo de períodos previos, que llevan a que según el rubro y la espalda de cada empresa, se vaya complicando en mayor o menor medida a través del tiempo”, indicó el también docente de la cátedra de Comercial I de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
En este sentido, Tjor destacó que la inflación, la situación cambiaria, las dificultades para importar y la presión tributaria probablemente impacten tarde o temprano sobre la cantidad de expedientes concursales: “Vemos hoy que las presentaciones bajaron un 20%, pero quizás en el primer trimestre de 2015 determinadas empresas podrían no tener más espalda y producirse un record de presentaciones”.
IMPACTO MULTISECTORIAL. De los 201 procesos iniciados, 141 corresponden a personas físicas. Se trata en su gran mayoría de quiebras de consumo: empleados públicos y privados endeudados con tarjetas de crédito, que presentan luego su propia quiebra. Se les embarga el 20% del sueldo y después de un año licuaron su pasivo.
Pero el dato preocupante, sostuvieron los profesionales vinculados a este tipo de procesos, es que se mantiene la tendencia del 30% de expedientes concursales se refieren a empresas jurídicas.
No puede trazarse un perfil único de las empresas que protagonizan estos casos. Tienen distinto tamaño y antigüedad, pertenecen a ámbitos de actividad diversos. En cada empresa se conjugan elementos económicos macro, el panorama sectorial y la situación interna de la compañía.
Algunos de esos expedientes tuvieron impacto en el mundo empresario de la ciudad y la región.
En el sector industrial se produjo la quiebra de Allocco, la empresa de Villa Gobernador Gálvez dedicada al armado y reparación de maquinaria para las fábricas aceiteras. Hoy continúa sus actividades bajo gestión judicial a cargo del juez Bergia. También solicitaron su concurso preventivo de acreedores las autopartistas Vulcamet y Mecanizados Fighiera, la metalúrgica Fundición Martínez y la fábrica de hornos para panaderías Panning. Por su lado, Carrocerías Sudamericanas logró convertir su quiebra en concurso preventivo y continuar en actividad.
En el ámbito agropecuario se produjo la quiebra de la Compañía de Tierras y Dos Estribos, que sumaban una deuda de 119 millones de pesos, y la de Alvear Cereales, que se dedicaba a acondicionar cereales antes de ser exportados y la producción de aceite de soja.
En la gastronomía y hotelería la justicia rosarina decretó la quiebra de Avril Gastronómica, encargada de gestionar la marca de catering Poet. Además, se dictó el concurso preventivo del hotel Ariston y la parilla Don Leo.
En cuanto al sector salud, entró en quiebra el Instituto Dorrego, el grupo que gerenció distintos efectores médicos, como el Sanatorio Rosendo García, de la Unión Obrero Metalúrgica (UOM). También solicitó su concurso Opam SRL, una prestadora de servicios odontológicos a afiliados de obras sociales.
Con respecto al comercio, quebró la distribuidora de calzado Bombardier SRL. En el rubro informática y tecnología entraron en concurso Hi-Fi Laser SRL, OMK y Molinari Hogar, y la concesionaria Laborda Motos.
Por su lado, pidió su concurso la empresa de transporte Monticas y quebró Parmigiani Constructora SRL, que tenía distintos contratos de obra pública en la provincia.
PARADIGMAS. Más allá de los factores económicos generales que intervienen en este tipo de casos, los especialistas advierten también sobre aspectos culturales y déficits en la gestión empresaria. “Es una cuestión de paradigma”, sostuvo la contadora Julieta Rainoldi, integrante del Estudio Rainoldi & Zelada. “Si bien el cambio es una constante en todo, cuesta cambiar modelos. Pareciera que pedir asesoramiento a un especialista significa un costo grande y no se piensa en lo que se va a ahorrar el empresario para no caer”, afirmó.
Por su lado, la contadora María Soledad Zelada, integrante del mismo estudio contable, destacó la importancia del modelo organizativo de las empresas: “Hay compañías que tienen estructuras más flexibles que ante determinados cambios se pueden adaptar más rápidamente; otras tienen estructuras fijas, lo que te quita maniobra”.
PERSPECTIVAS. En este escenario, los especialistas prefieren ser cautos con respecto al 2015. Los problemas económicos seguirán presentes, pero al ser un año electoral podría haber medidas estatales para postergar las situaciones más críticas.
“Tenemos en frente un 2015 en el cual tenemos nuestras reservas de que va a suceder, más allá de parches que puedan vislumbrarse por las características políticas del año”, planteó Tjor. Sin embargo, advirtió que “si no se empiezan a tratar ciertos conflictos como inflación, tipo de cambio, gasto fiscal, problemas para la exportación y la importación, toda una serie de rubros van a tener conflictos más tarde o más temprano”.
En la misma línea, Zelada consideró que este año “seguramente habrá estímulos, que quizás dilaten un poco las presentaciones. Pero si no resuelven las cuestiones de fondo las empresas van a estar complicadas”.