Hace poco falleció el genio del fútbol Diego Maradona. Indiscutiblemente fue una de las personas más importantes que surgió de esta inagotable cantera argentina de personalidades destacadas mundialmente.
Hace poco falleció el genio del fútbol Diego Maradona. Indiscutiblemente fue una de las personas más importantes que surgió de esta inagotable cantera argentina de personalidades destacadas mundialmente.
Este fenómeno nos habilita a conjeturar sobre existencia en el alma argentina de una especie de sed de gloria exaltada que impulsaría a muchos compatriotas a sobresalir en su vocación.
Sin embargo, este elevado deseo de trascendencia, si no es acompañado de otras valiosas cualidades, puede desembocar en una farsa.
El “ser argentino” estaría atravesado por esa sublime impronta de sobresalir, o hasta de sentirse un genio. Paradójicamente, el vocablo “ignorante” constituye un anagrama de la palabra “argentino”.
Veamos ahora, en forma hipotética y humorística, las diferencias que existen entre un representante de ese “ser argentino”, que denominaremos “Él”, y un grupo figurado de genios.
Los genios han hecho grandes aportes a la humanidad. Él también aportó, pero sólo en su hogar. Él, al igual que los genios, cree tener razón siempre. La diferencia es que ellos sí la han tenido.
Él, como los genios, posee una gran imaginación. La diferencia es que ellos la usan para elucubrar ideas trascendentes, y Él para aburrir a su entorno.
A los genios la información los transformó en sabios. A Él lo convirtió en alguien informado. Los argumentos de ellos son tenidos en cuenta en todo el mundo. Los de Él, ni por sus familiares más cercanos.
Ellos consagraron sus vidas a sus excitantes vocaciones. Él, con su vida, excitó a los que lo rodean. En las discusiones los genios se oponen sabiendo de qué se trata. Él se opone aunque no sepa de qué se trata.
Ellos con los datos correctamente hilvanados elaboraron complejas teorías y trascendieron su época. Él, con los datos, produjo simples disparates.
A los genios la gente los ama por sus contribuciones: son amorosos. Él es moroso: nos debe su obra genial.
Jorge Ballario
DNI 10.858.926