Kakistocracia” significa gobierno de los peores. Puede ser un gobierno elegido por el pueblo o surgido de un golpe de Estado. Los dos últimos presidentes que elegimos a través del voto popular son un claro ejemplo. Mauricio Macri y Alberto Fernández tienen mucho más en común de lo que se piensa. Se caracterizan por ejercer el poder de la manera más espantosa que cabe imaginar. Los cuatro años de Macri en el poder fueron un verdadero calvario. Soberbio, petulante y cínico, no dudó en castigar al pueblo por no haberlo votado en las Paso de 2019. Lo hizo autorizando un aumento desmedido del dólar inmediatamente después de haber sufrido la derrota más cruel de su vida. Esa devaluación condenó de inmediato a millones de argentinos a la pobreza. Ello explica el alivio que significó para un importante sector de la sociedad el triunfo del FdT. Lamentablemente, Alberto Fernández amenaza con ser un peor presidente que su antecesor. Su decisión de no negociar con Pfizer el envío de más de 10 millones de dosis de esa vacuna constituye, a mi entender, un crimen de lesa humanidad. Porque semejante negligencia costó la vida a decenas de miles de personas. Sin embargo, cada vez que aparece en televisión no hace más que burlarse de todos nosotros cuando afirma que el proceso de vacunación marcha viento en popa. Sería bueno que por una vez en su vida dé la cara y trate de convencer a los familiares de los más de 100 mil muertos de coronavirus de las bondades de dicho proceso. También sería bueno que Macri explique al pueblo la veracidad o no de la denuncia que acaba de efectuar el gobierno de Bolivia sobre su presunta participación en el golpe de Estado que derrocó al presidente constitucional Evo Morales en noviembre de 2019. En definitiva, Mauricio y Alberto son los peores presidentes desde la restauración de la democracia. Son peores que Fernando de la Rúa, lo cual es mucho decir.