Barcelona es lugar de residencia de miles de rosarinos, y a varios de ellos les tocó ser testigos del terrible ataque en La Rambla. La Capital habló con algunos y recogió sus vivencias de la traumática jornada de ayer.
Barcelona es lugar de residencia de miles de rosarinos, y a varios de ellos les tocó ser testigos del terrible ataque en La Rambla. La Capital habló con algunos y recogió sus vivencias de la traumática jornada de ayer.
Fernando Gabrich, periodista de La Capital y residente en Barcelona desde hace muchos años, contó que estaba "a 300 metros de donde ocurrió el atentado. Fue una situación muy desesperante porque comenzamos a escuchar disparos, sirenas de la policía y veíamos a la gente corriendo para todos lados. Se escuchaban disparos, era una situación que nunca habíamos vivido". A su vez, recordó que "cuando fue el atentado en París fue un impacto muy fuerte, en Barcelona se sintió un silencio importante por un par de días, se notaba el dolor en la gente".
"Todavía estoy temblando, esto fue un desastre", relató a La Capital Nicolás Petisce, otro rosarino que reside en Barcelona y que aún no sale del asombro por el ataque terrorista. Mientras de fondo se oyen las sirenas de la policía y las ambulancias que van y vienen, este rosarino que trabaja a unas pocas cuadras de La Rambla, donde ocurrió la masacre, contó que el ataque fue perpetrado por "un enfermo que atropelló a todos como muñecos". "Mientras llegaba al trabajo (un bar de tapas en la zona de la Barceloneta) me crucé con una familia que estaba aterrada, preguntaba dónde estaba la estación de metro", apuntó Nicolás, para agregar que "hubo gente que quedó encerrada, por seguridad, en el shopping El Corte Inglés, mientras la policía buscaba a los terroristas, que se refugiaron en el bar Luna de Estambul, en La Rambla". Este último operativo resultaría ser una falsa alarma. Todo empezó poco después de las 17 con "un show de sirenas de la policía catalana, los Mossos D'Esquadra, y de las ambulancias". El atacante "vino con la combi bajando desde Plaza Cataluña haciendo eses por el medio de la peatonal". Nicolás agrega, cuando ya eran las 11 de la noche en Barcelona, que la zona del ataque estaba sellada por la policía. Y en la ciudad "está todo cerrado,nadie sale ni entra, están en alerta 5, el más alto, y esperan más ataques en Valencia, Alicante, acá mismo en Barcelona. Poco después del ataque hubo amenazas de bomba en la estación de trenes y en la catedral de la Sagrada Familia" narra el rosarino. Esas alertas se confirmarían poco después con el atentado frustrado en Cambrils, a 100 km de Barcelona. A Nicolás lo impactó en especial el cierre total y súbito de la ciudad. "Se cerró todo, fue rarísimo. A la gente la policía le pidió que se vuelva a sus casas o donde estén parando, es un estado de sitio". Luego de hablar con La Capital, Nicolás se aprestaba a volver a su departamento, pero para eso debía eludir la zona cercada por la policía.
Por su parte, Pablo, un realizador audiovisual rosarino que trabaja en la ciudad catalana desde hace dos años, le dijo a La Capital que el atentado "es algo que se temía desde hacía tiempo". En ese sentido, Pablo recordó que "Barcelona lleva en alerta desde el 2013. Cuando fueron los atentados en Bruselas se elevaron los operativos de seguridad. En todo lugar público hay policías de algún tipo, a veces con armamento pesado", detalló el profesional rosarino.
Más testimonios
Otros argentinos también vivieron de cerca el atentado. Una argentina salvó su vida por pocos minutos, al haber caminado justo antes por el lugar donde ocurrió el ataque. "Estoy en shock, no puedo creer, vi la camioneta, estaba parada ahí. La camioneta subía para meterse por arriba de La Rambla. Vi la cara del terrorista. Lo recuerdo todo. Tenía pelo corto, una camisa de rayas azules y blancas.", relató Débora al canal de noticias TN. Otro argentino, Marcos Monzalvo, y que también estuvo en el lugar, contó que "la gente se ha escapado por los costados de la Boquería", fugandose de la zona del ataque. Vivió "un pánico tremendo, como una película de terror; gente atropellándose, carritos de bebes sin niños, como caídos. Es algo que ni en una ficción se podría haber imaginado", relató.