La Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario dará hoy el último concierto de abono de Asociación Cultural El Círculo con la interpretación de la Sinfonía Nº 2 "Resurrección", de Gustav Mahler. Esta función, que se realiza en coproducción entre la organismo provincial y El Círculo, contará con la participación de dos solistas, la soprano paraguaya Monserrat Maldonado y la mezzosoprano chilena Claudia Lepe, además del Coro de la Opera de Rosario y el Coro Polifónico de Santa Fe, bajo la dirección general de David del Pino Klinge. La cita será hoy, a las 20.30, en la sala de Sarmiento y Mendoza.
Para el maestro del Pino, esta obra de Mahler es fundamental en el devenir del sinfonismo occidental. "No hay que ser muy original para decir que la sinfonía «Resurrección» es una sinfonía coral y se interprete donde se interprete, en Oriente, Europa, Norteamérica, Sudamérica, siempre es recibida con emoción por el publico. Ese es un muy buen argumento, y Rosario no debe quedar fuera del circuito de esta obra. Esa es la respuesta mas fácil y mas cierta para que el público se entusiasme a escuchar esta obra que llega al corazón y a las emociones".
Entre las singularidades de la pieza, Del Pino mencionó la estructura musical y las diferencias con otras obras sinfónicas. "La Segunda Sinfonía de Mahler comienza de manera totalmente novedosa, con una magnífica «Marcha fúnebre». Ese inicio era totalmente contrario, al concepto del sinfonismo clásico, como la concibió Beethoven, por ejemplo. En esto Mahler establece una contraposición también con algunos sinfonistas del siglo XIX donde la vida termina en la muerte, de una manera muy bella, muy dramática, pero es el fin".
Proyectando la sombra de Mahler sobre la cultura occidental y sus íconos, Del Pino añadió: "Mahler comienza con la «Marcha fúnebre», la muerte primero y después nos lleva en un magnifico viaje musical hasta la resurrección. Para llegar a ese punto, atraviesa transversalmente creencias religiosas, pero también, crisis personales, es el Judío que se hace Cristiano, para ser aceptado, pero no puede librarse de la culpa de traicionar sus raíces. Se queda en el campo cristiano, pero pone al final de la sinfonía los textos de un poeta que no es creyente, al que adiciona una frase propia que aparece un un momento musical increíble cuando todo el coro dice «morir debo, si quiero vivir»".
Sobre la religiosidad del autor, señaló: "«¿Qué hay dentro de la cabeza de Mahler?». Esa es la pregunta. Es un hombre lleno de contradicciones y conflictos, todo lo que se escribió sobre él es parcial. No me interesa si al morir Mahler se sintió Judío o Cristiano, porque él logro la universalidad a través de la fe, eso es una virtud, no importa el creo escogido. Entender que hay una fuerza superior al hombre no limitada por reglas o dogmas es el gran merito de Mahler", consideró.
Del Pino adelantó las actividades para el año próximo. Entre otras confirmó la continuidad del Ciclo Gustav Mahler y lla interpretación de "Carmina Burana", de Carl Orff; la 6º Sinfonía, de Jean Sibelius, la presentación del pianista Alexander Panizza con el Segundo Concierto de Rachmaninof, además de un programa dedicado a Ottorino Respighi, el concierto Gregoriano y el poema sinfónico "Los Pinos de Roma".
A modo de balance, el director destacó el trabajo en equipo: "Este es un proceso que no se acaba, se mejora constantemente; hay que pensar en los músicos de la orquesta, ellos hicieron mucho, pusieron el hombro y lucharon para que la orquesta continuara creciendo y se afianzara; en tiempos de incertidumbre apuntalaron el proyecto de mantenerla en pie. No es el director el que hace el milagro, la magia no existe, sonamos mejor porque todos estamos deseando poner nuestro máximo esfuerzo", completó.