El domingo 9 de abril arrancará la temporada de ópera del teatro El Círculo con las presentaciones de "I Pagliacci", de Ruggero Leoncavallo, y "Suor Angelica", de Giacomo Puccini, con las actuaciones de la soprano Paula Almerares, el tenor Enrique Folger, la mezzosoprano Anabella Carnevali y el barítono Leonardo López Linares, todos ellos grandes artistas argentinos de proyección internacional. Completan el elenco de este espectáculo, que se repetirá el martes 11, Valentina Vanola, Graciela Mozzoni, Andrés Novero, Daniel Gómez López, Ismael Barrile, bajo la dirección escénica de Rubén Martínez, y las participaciones del Coro de la Opera de Rosario y de la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario con la dirección de Carlos Vieu.
Los dos títulos elegidos para abrir la temporada tienen como punto central la discriminación de género y la violencia inherente a dicha acción, una contribución desde el arte operístico para ayudar a tomar conciencia de este flagelo. "Suor Angelica" es una dama de la nobleza que da a luz un hijo, siendo soltera, y es recluida por su familia en un convento, del cual nunca saldrá, siendo víctima de la violencia cultural, mientras que la protagonista de "I Pagliacci", Nedda la esposa de Canio, es asesinada junto a su amante por su marido celoso.
La gran soprano Paula Almerares, una de las mas bellas voces argentinas, y que ya es conocida por el público local por haber sido protagonista de una antológica "Lucía de Lammermoor", se siente muy compenetrada en las dos mujeres que debe dar vida, Suor Angelica y Nedda: "Tengo que decir que me enamoré del rol de Suor Angelica, es una joyita; no es una ópera larga, dura casi una hora y es perfecta en su desarrollo. Angelica se sumerge en el misticismo como forma de escapar de los recuerdos de su familia y de su hijo, sabe que allí en el convento está el futuro de su vida, por haber transgredido las leyes patriarcales, y cuando se entera de la muerte de su hijo, se suicida. En realidad, la violencia cultural inherente a la sociedad medieval, la asesinó", dice.
Rubén Martínez, el responsable de la puesta en escena asegura que Puccini ubica "Suor Angelica" "en una clausura, casi una cárcel en la época de oscurantismo, pero yo le quise dar libertad y luz, por eso la obra va a estar dominada por vitrales de iglesia y por detrás de los vitrales están las celdas, los lugares oscuros, o sea, digamos que al cuerpo de uno lo pueden encarcelar, pero a las almas no. Incluso la muerte tampoco existe y eso lo podemos ver al fin de la ópera".
Almerares reflexiona que "si salimos del Puccini transitado, como puede ser «La Boheme» o «Madame Butterfly», esta es una obra totalmente distinta a lo que uno esta acostumbrado a escuchar de él. En esta ópera se vislumbra un hombre que ha sufrido un gran crecimiento tanto espiritual como musical, es como si en esta obra se viera el desarrollo de su vida, o tal vez, su desgaste".
sólo máscaras. En cuanto a "I Pagliacci", Martínez comenta que "está ligada al teatro, sobre todo a las máscaras. Los carromatos de la compañía circense son mascaras de la comedia y del teatro. El circo está armado de manera conceptual, no hay escenografías corpóreas; hemos trabajado con cuatro mascaras y los efectos lumínicos".
Para Enrique Folger, el tenor, que dará vida al torturado payaso Canio "I Pagliacci" es "una gran obra que apunta la energía a cosas universales; es la Italia del sur, pero también algo típico de nuestra cultura. En Canio, el amor se transforma en odio casi irracional y, como muchas personas, puede tener un discurso donde expresan sentimientos nobles, pero que esconden monstruos".
La sociedad que pinta "I Pagliacci", "es una sociedad desalmada, y los personajes también son desalmados, todos se maltratan con violencia. Canio, el payaso, está con una mujer mucho más joven que él, Nedda, que recogió en la calle; sabe que ya no es un hombre joven, se siente inseguro y agrede, teme la impotencia", añade el cantante.
Leonardo López Linares, que tendrá a su cargo el rol de Tonio, centra su análisis en la vocalidad de la obra: "El desafío es darle a cada uno de los personajes un toque de vida, el verismo, o el realismo literario, dentro del cual se encausan estas dos operas". Para López Linares esto "requiere hacer que los personajes sean próximos a cada uno, es decir, que sea el hombre de la calle., uno squarcio di vita, un pedazo de vida".