En el FIPR participarán poetas de Córdoba, Corrientes, Chaco, Formosa, Buenos Aires, San Luis, Mendoza, Chubut, Tucumán y, por supuesto, de la ciudad de Rosario y otras localidades de la provincia de Santa Fe. Entre las
visitas destacadas de esta edición, se encuentran el poeta y lingüista peruano
Mario Montalbetti (en lo que será su primera vez en Rosario), la poeta y traductora brasileña Marília Garcia, la poeta y profesora gallega Luz Pichel y
la escritora argentina María Moreno (quien estará a cargo de la conferencia inaugural el jueves 20, a las 18, en Plataforma Lavardén). También, como cada año, se desarrollará la Feria de Editoriales (en el CCPE), con más de 40 proyectos de todo el país.
El jueves 20 las actividades centrales se desarrollarán en la Plataforma Lavardén. El viernes 21 y el sábado 22, en el Cultural Fontanarrosa. Cada jornada incluirá conferencias, mesas de debate y lecturas de poesía, y más tarde un show musical que dará paso a las lecturas de trasnoche. El Centro Cultural Parque de España albergará conversaciones con figuras fundamentales de la poesía latinoamericana. También habrá actividades en otras sedes, como la Biblioteca Argentina y el Centro Cultural El Obrador.
Como cada año, tendrá lugar la Clínica del FIPR, en esta ocasión coordinada por Gabriel Reches, donde los participantes leen y comentan sus propios poemas. Violeta Castillo dará un taller sobre escritura de canciones. Entre las muchas mesas de conversación, sobresalen el “Foro sobre poesía y lenguas en contacto”, en el que poetas de pueblos originarios americanos conversarán sobre su relación con la palabra poética y las lenguas, y una mesa de debate sobre “Imaginación poética e imaginación política”: si las ideas y la luchas cambian, lo político tiene que encontrar cada vez una forma nueva.
>> Leer más: A veinte años del Congreso de la Lengua, el ciclo "En común" pone la palabra en disputa
Además, a la par del festival, se desarrollará la Residencia FIPR 2025: un grupo de diez jóvenes de entre 18 y 25 años, elegidos mediante una convocatoria nacional, asistirán durante una semana a un programa formativo con diversos poetas y editores. Los residentes ofrecerán lecturas en la programación central y en La Previa del FIPR, la primera noche del Festival, que tendrá lugar el miércoles 19 de noviembre, desde las 20, en Bon Scott Bar y seguirá con micrófono abierto al público.
En cada jornada, habrá música en vivo. El jueves, a las 21, se presentará Gato 107 (histórico integrante de la banda 107 Faunos) en la terraza de Lavardén (si llueve se pasa al Gran Salón). El viernes, también a las 21, Violeta Castillo dará un recital en el hall del Cultural Fontanarrosa. El cierre será el sábado 22 de noviembre, a las 21 horas, con un recital de la banda rosarina Daddy Rocks en la explanada del mismo espacio cultural.
Antes del comienzo del Festival, el equipo de curaduría, programación y coordinación general de esta edición, formado por Ana Wandzik, Bernardo Orge, Daiana Henderson, y Julia Enriquez, dialogó con La Capital.
>> Leer más: Se celebran diez años de una trilogía literaria narrada por una gata escritora
El Festival de Poesía en el "archivo cultural de la ciudad"
Algo que me fascina del FIPR es que lleva 33 ediciones y siempre va cambiando el grupo curatorial detrás. ¿De qué manera, en ese recambio, se busca continuar una tradición, honrarla, respetarla, y a la vez agregarle elementos de novedad que tengan que ver también con obviamente los cambios en la coyuntura, en el mundo y en la escena literaria?
El Festival está hecho de las personas que pasaron por sus 33 ediciones. Por los poetas, editores, público y equipos organizadores, cuyos integrantes —entre ellos, también poetas— trabajaron mucho para que creciera año a año y llegara a convertirse en un evento de referencia. Es, como nos gusta decir, el encuentro de poesía más longevo del país, y el segundo del continente, después del de Medellín. Pasan las gestiones de gobierno, los tiempos cambian, y cada grupo de producción y equipo curatorial intenta hacer lo mismo: mantenerse sensible a la época y atento a la poesía viva del país y del continente. Como decís, el Festival tiene una historia muy rica, y hay que tratar de estar a la altura. Si eso se consigue, es mejor para todo el mundo: el Festival se conoce cada vez más, se amplían las posibilidades de apoyo internacional y de que, por ende, maravillosos poetas del mundo visiten nuestra ciudad. A la vez, los poetas locales consiguen mayor proyección y se encuentran con editores y gestores entusiastas de otras partes, lo que les permite tramar redes de trabajo y lectura cada vez más interesantes. En definitiva, si todo marcha bien, el Festival pone su granito de arena para que la escena poética y literaria de la ciudad crezca y se complejice, para que esté cada vez más conectada con lo que pasa en el país y en el mundo, y para que Rosario sea un faro de producción, lectura y pensamiento. Pero además, este festival es de carácter público, lo que implica asumir con mayor responsabilidad la tarea curatorial, e imaginar una programación y una grilla de invitados contemplando múltiples variantes y criterios, que cada equipo establece para su propio funcionamiento. Como todo, la poesía y la producción de festivales implica un saber específico que se adquiere haciendo. Está bueno que ese saber vaya pasando de generación en generación, porque —tanto como la poesía— es parte del acervo cultural de la ciudad.
¿Qué piensan que tiene Rosario, y su escena cultural y literaria, para que se haya convertido en esta sede del FIPR, para que haya sido este gran escenario para que este festival se lleve adelante con toda su historia y con toda su potencia?
¿Qué tiene Rosario? Lectores intensos y fuera de eje. En literatura, y especialmente en poesía, no alcanza con que un libro se imprima, con que un poema se recite en voz alta. Lo importante es que se lo lea o escuche atentamente. Pero también tiene que haber una manera propia de asimilar eso que se lee, una posición de lectura corrida de lo convencional. Bueno, “estar lejos pero cerca” sirve para eso. O al menos le sirvió a nuestros mayores, que pudieron leer la poesía del país y del mundo un poco adentro y un poco afuera de las modas. Fueron un poco “provincianos universales” como le dijo Francisco Gandolfo a Juan L. Ortiz. Para que eso ocurra tiene que haber lazos de afinidad artística y poética de por medio entre gente de acá y de todas partes, que traigan y lleven los libros y los poemas lejos. El Festival es una herramienta para que eso ocurra, para que los poetas y los lectores del país se crucen en presencia y calibren juntos la lengua y la forma de escribir de la época.
>> Leer más: Juana Bignozzi: la huella de una gran poeta argentina
"Nombrar lo que pasa para inventar lo que tiene que pasar"
Una de las charlas destacadas es una sobre el vínculo entre el imaginario poético y político. ¿Cómo surge esa charla, qué ven en ese diálogo, y por qué la poesía es importante para pensar este momento político?
La mesa se nos impuso. La relación entre poesía y política atraviesa toda la historia de la literatura argentina. Desde la poesía gauchesca hasta la poesía escrita en los noventa. Conceptualmente, quizá una mesa sobre política se presenta como obvia; si hiciéramos un ejercicio de anacronismo deliberado podríamos organizar una por cada generación desde hace doscientos años. Y tendríamos, también, casi una forma poética nueva por cada generación. A la vez, es la mesa más inesperada. Porque, aunque en todos lados se hable de política todo el tiempo, todavía no parece haberse abierto una conversación clara en torno a lo que están haciendo al respecto las últimas generaciones de poetas. Y mientras tanto, el mundo alrededor parece indicar que habría que ir afinando el instrumento. La poesía es el arte que está más a horario, el primero en ponerle palabras a las nuevas formas de vivir y de estar en el mundo. Pero también funciona un poco al revés: los poetas se inventan formas de estar en el mundo para nutrir la poesía de una vida nueva. De eso se trata la imaginación política, de nombrar lo que pasa para inventar lo que tiene que pasar. Igual lo más importante es que en la mesa del viernes 21 a las 16 horas, en el Cultural Fontanarrosa, va a haber cinco poetas estética e ideológicamente distintos para contestar a su manera esta pregunta.
>> Leer más: Diana Bellessi: "Mientras más simple y transparente es un poema, más llega al corazón de los otros"
Hay un montón de invitados. Me gustaría que cuenten un poco la búsqueda de por qué les parecía interesante traer estas personas en particular a este FIPR, incluyendo a María Moreno o Mario Montalbetti. ¿Cómo fue la búsqueda? ¿Por qué les parece que sus voces son importantes en este momento?
Un poco en el mismo sentido de cuando hablábamos de la mesa de poesía y política, es posible que la figura y obra de María Moreno sea uno de los catalizadores más potentes de esta época nuestra que, en cuanto la atravesamos, la intentamos contener, definir. Su primer libro, “El Affair Skeffington” (1992) es un híbrido sin casillas que acostumbramos ubicar en el estante de las novelas, pero contiene dentro suyo un secreto libro de poemas, cuya autora —Dolly Skeffington— es también una invención de María, en una operación literaria monumental que sólo ella puede asumir con tanta maestría. Ese libro de culto ya es, para nosotros, razón suficiente para considerar a María Moreno una poeta; señalamiento que, por otra parte, raramente se ha hecho. Y el Festival, que es de poesía, tiene la potestad de hacer este tipo de invitaciones, basadas en el ejercicio de una mirada que es transversal a los géneros, cuya amplitud y rigor crítico permita captar una sensibilidad o un modo de hacer que identificamos como propio de la poesía. Como dice aquella frase de Alberto Girri: “A la poesía no se la define, se la reconoce". Pero además del genio individual de María, esta conferencia trae a las amigas, las que la introdujeron en la aventura de la poesía: Mirta Rosenberg, Irene Gruss, Juana Bignozzi. Y con Rosenberg, se trama nuevamente el aporte de Rosario a la revulsión de una época. Abrir con María Moreno esta edición del Festival tiene que ver con señalar un momento.
Por el contrario, el caso del poeta peruano Mario Montalbetti es el de un poeta “de pura cepa”, seguramente una de las figuras de la poesía latinoamericana contemporánea cuya relevancia reúne un indiscutido consenso a nivel continental. Mario ha sido publicado en Argentina, y ha brindado conferencias en Buenos Aires. Gracias al FIPR, vendrá a Rosario por primera vez: brindará la lectura de cierre, el sábado a las 20 h en el Cultural Fontanarrosa, y la conferencia “¿Cómo piensa el poema?”, el viernes a la mañana en el Centro Cultural Parque de España.