La elección del nombre para un hijo debe ser una de las tareas más decisivas en la vida de una pareja. El gusto como principal motor de búsqueda se pone en juego con las historias personales, la originalidad, la referencia directa a los progenitores de las ramas ascendentes del árbol genealógico.
La sonoridad, la rima con el apellido o el homenaje a ese personaje histórico o literario adorado debe pasar por el tamiz del consenso conyugal hasta llegar finalmente al DNI tarjeta.
Casi como una excusa para develar el universo de una trama familiar, la elección del nombre propio del primer hijo de la pareja entre Vincent y Anna es lo que bautiza a la obra de teatro "Le prénom" ("El nombre", en español), mundialmente conocida por su adaptación al cine en un filme francés estrenado en 2012.
La comedia escrita por Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patellière tiene su versión argentina desde que Arturo Puig encaró la dirección en Buenos Aires de esta obra adaptada por Fernando Masllorens y Federico González del Pino.
Mercedes Funes es la única actriz que forma parte del elenco en gira por el país, que completan Dalia Elnecavé, Esteban Pérez, David Masajnik y Esteban Prol, con la dirección de Selva Alemán.
En medio de esa gira, "Le prénom", con su título original, se presentó el último fin de semana en el Auditorio Fundación, con dos funciones muy bien recibidas por el público local, que no escatima en perfumes para disfrutar en vivo de las figuras televisivas que arriban a Rosario, celebrando efusivamente cada aparición de los actores en el escenario.
En un forzado ejercicio, conservando los nombres originales en francés encarnados por actores argentinos, la obra repite la fórmula que en los últimos años se instaló con extrema eficacia en la cartelera de la calle Corrientes y que suele circular con elenco suplente por el resto del país. En la misma sintonía de "Toc Toc" y "Bajo terapia", se trata de una comedia de revelaciones de un puñado de personajes dentro de un mismo ambiente, en tiempo real.
Este grupo se reúne en la casa de Elizabeth (Funes) y Pierre (Masajnik), en una esmerada cena preparada por la anfitriona. Su hermano Vincent (Pérez) llega unas horas antes que su esposa Anna (Elnecavé), quienes esperan al bebé que recibirá el nombre. Claude (Prol), amigo de toda la vida de los hermanos, es el quinto integrante del encuentro.
Cuando Vincent juega la broma de que su hijo se llamará Adolphe, el resto de los comensales estalla. El significante del nombre, en alusión unívoca a la figura de Hitler, es un disparador interminable de planteos y cuestionamientos que van derivando en fuertes discusiones conceptuales, paseando por zonas de extrema sensibilidad para cada uno de los comensales, exaltando sin pausa todos los estados de ánimo.
Así, el in-crescendo de la historia comienza a cumplirse, las revelaciones se van encadenando hasta la confesión más explosiva. La inevitable comparación con la película francesa (dirigida por los mismos autores de la historia) pone a la obra de teatro en una clara desventaja. Los conflictos no llegan a profundizarse, a cobrar la densidad necesaria que los actores del filme sí logran desarrollar.
No sólo es una cuestión de soporte, en la adaptación misma no aparecen valiosos elementos que se esfuman y que no permite a los actores transitar las diferentes situaciones en los tiempos necesarios. Así, los personajes se convierten en máquinas que están más cerca de la representación que de la interpretación.
Mercedes Funes es la que mejor logra condensar las tensiones planteadas por una cascada de situaciones, apoyándose fuertemente en el género comedia y en su gran versatilidad como actriz. Los trabajos de Esteban Pérez y de Dalia Elnecavé, a la altura de los conflictos, acompañaron a Funes en el arduo trabajo de sostén que la obra necesitó hasta el final.
Sin embargo, "Le prénom" caló firme en la platea rosarina al focalizarse en los elementos del gag que la transformó casi en una comedia de enredos, pero sin puertas que abrir ni cerrar.