Ya pasadas las interpretaciones públicas, forzadas o no tanto, que cada sector político hizo de los resultados electorales del domingo, una certeza se repite a la hora del análisis: todo es una gran confusión.
La selfie que revolvió el avispero político local.
Ya pasadas las interpretaciones públicas, forzadas o no tanto, que cada sector político hizo de los resultados electorales del domingo, una certeza se repite a la hora del análisis: todo es una gran confusión.
Ni a unos les fue tan bien como apostaban, ni a los otros les fue tan mal como temían. Así, mientras quienes gestionan tienen que concentrarse ahora en hacer lo mejor posible eso, gestionar, quienes están fuera de los gobiernos y pretenden saltar a funciones ejecutivas desde bancas legislativas, en muchos casos largaron ya las estrategias para posicionarse de cara a 2023 en un marco de crisis del actual esquema de representación: sin liderazgos claros ni candidaturas naturales, todos los escenarios están abiertos.
Dentro de esa realidad debe entenderse, por caso, la foto que este lunes revolvió el avispero político local: la selfie que se sacaron el intendente Pablo Javkin y la presidenta del Concejo Municipal de Rosario, María Eugenia Schmuck, con el senador electo por Juntos por el Cambio, Dionisio Scarpin, segundo en el binomio que encabezó Carolina Losada y fue ganador de los comicios del domingo en la provincia de Santa Fe.
Los tres ex militantes de Franja Morada, que se conocen desde hace décadas, representan la tradición política que más se fortaleció en esta elección: el radicalismo. Scarpin fue parte del Frente Progresista e integra el grupo que, fallecido Miguel Lifschitz, no encontró ya barrera para dar el salto a Juntos por el Cambio, donde entienden que hay una perspectiva de futuro que hoy la fuerza que gobernó Santa Fe durante tres períodos no tiene.
Ya el domingo a la noche, durante el festejo que lo puso en el centro de los focos junto a Carolina Losada, el intendente de Avellaneda que promovió la movilización de su ciudad a favor de Vicentin hizo saber su próximo paso político: el lanzamiento de la candidatura a gobernador.
“Largamos rápido porque está para el que se anime. Sin Lifschitz y sin reelección está para cualquiera que sepa hacer bien las cosas”, analizan en su entorno.
Juntos por el Cambio, que ganó la provincia por 8 puntos, es la fuerza que mejor posicionada quedó de cara a 2023. A la vez, dentro de esa coalición, los gerentes santafesinos del PRO quedaron en el camino en las Paso, con lo cual el futuro asoma con liderazgo radical.
La primera apuesta de Scarpin es hacerse conocer lo más rápido posible en Rosario. “Es él o Pullaro, no hay mucho más en el no peronismo”, sostienen quienes lo acompañan. En ese marco, una foto con Javkin no es poco.
El intendente de Rosario tiene otra realidad. Si bien sus posibilidades a futuro son dos –ir por la reelección o también intentar ser candidato no peronista a la Gobernación– la prioridad pasa ahora por la gestión, la base desde la cual podrá, en todo caso, definir qué hace en un 2023 que por ahora le resulta lejano.
Para Javkin, la selfie de lunes tuvo un sentido doble. Por un lado, ante el fin del escenario de tercios en la provincia que se sostuvo hasta la muerte de Lifschitz, dar el mensaje de que está abierto a un frente de frentes que una al no peronismo. Pero, además, se reunió amigablemente con alguien que dentro de apenas unos días estará sentado en una banca de un Senado nacional ya sin la supremacía peronista de antes y que desde allí podrá defender los intereses de la ciudad en debates clave.
Tres temas urgentes, que pueden ser incluidos en la discusión del presupuesto, le interesan a Javkin: los subsidios para el transporte urbano de pasajeros, garantizar fondos para obras de infraestructura clave y elevar el monto del Fondo del Conurbano, que está clavado en una cifra ridícula, 20 millones de pesos, fijada en la época en la que un peso valía un dólar.
Hay que decir que fue Mauricio Macri quien en su momento recortó los subsidios al transporte y eso obligó a Miguel Lifschitz, cuando era gobernador, a hacer un aporte provincial para que no se disparara el boleto urbano. Y que fue el mismo ex presidente quien, para favorecer a la entonces gobernadora María Eugenia Vidal, elevó los montos del Fondo del Conurbano bonaerense, pero dejó en los mismos niveles el de Rosario. Si Scarpin, desde el Senado, interviene en estos temas a favor de la ciudad será ganancia para ambos: para él y para Javkin.
“Pablo está volviendo a la UCR”, interpretan desde Juntos por el Cambio. Del lado del intendente ni lo confirman ni lo desmienten. Mientras, él se reúne con los radicales que desde el lugar de decisión que tengan puedan ayudarlo a conseguir cosas para la gestión, de cara a un tiempo complicado. De hecho, lo hizo también con el diputado provincial Maximiliano Pullaro, a quien ve como un aliado en la Legislatura en otra discusión inminente que puede ser fundamental para la ciudad: la del presupuesto santafesino.
El intendente cree que la elección lo fortaleció puertas adentro de la ciudad más allá de la exigua diferencia que su candidato, Ciro Seisas, le sacó a Lisandro Cavatorta. “Aguantamos los trapos en una elección de medio término, después de atravesar los primeros dos años de gestión en pandemia. No nos olvidemos que en 2017, en una elección similar, salimos terceros”, dicen en su entorno. Y evalúan que, en el marco de la ola amarilla y también el voto bronca antipolítica —en Rosario no hubo un Milei pero sí un Tessandori—, no es poco ser primera minoría en el Concejo y tener mayoría dentro de esa primera minoría compartida con el socialismo.
Por eso, entienden que ahora es tiempo de concentrarse en la gestión, desarrollar y mostrar planes que la pandemia impidió. “En todo caso, recién a fin del año que viene vamos a pensar en candidaturas”, señalan.
Mientras tanto, del lado del peronismo santafesino, todo es un gran interrogante. La derrota le resta poder de acción al verdadero jefe del partido, el gobernador Omar Perotti, que no tiene reelección y tampoco capacidad de definir por sí mismo quien puede ser su candidato para la sucesión.
¿Insistirá con Roberto Mirabella, quien encabezó la lista de candidatos a diputados? ¿Cómo manejará ahora el diálogo con los otros sectores? Cuenta con dos años para consolidar una gestión que tiene altos –como la Billetera Santa Fe–, bajos –incumplió por ahora su principal promesa electoral, “paz y orden”– y generó demasiados enemigos internos, en parte por atacar a sectores acusados de ser socios del delito, pero en parte también por su propio sectarismo.
Sin reelección ni número propio en la Legislatura, aunque sí con el poder de la lapicera, acaso padezca un mal que hace muchos años tuvo a maltraer al anterior gobernador del peronismo, Jorge Obeid, en la segunda mitad de su gestión: la certeza de que el futuro está en otra parte.
¿Es ese futuro Marcelo Lewandowski? El senador nacional electo es el peronista de la provincia que perdió, pero ganó. Es que fue el dirigente más votado en Rosario y no es poco haber conservado ese privilegio en una elección en la que el justicialismo, que gobierna la provincia, salió primero en apenas 3 de 19 departamentos.
El ex periodista tiene abierto el camino para ser candidato a gobernador o a intendente. Pero desde su sector, donde quedaron muy satisfechos con la elección, aseguran que no es tiempo para ese tipo de definiciones: “Ahora tiene que asumir en el Senado, empezar a relacionarse con los interlocutores nacionales. El mandato es de 6 años y no hay por qué apurarse. El apuro, en todo caso, es de los otros”.
Por Eugenia Langone
Por Paula Busnadiego