En las últimas semanas, la provincia de Mendoza liberó en el barrio de la ciudad de Guaymallén una colonia de mosquitos rojos. Se trata de un ensayo de prueba contra el dengue que está siendo desarrollado por el Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria (Iscamen) de Mendoza.
El departamento mendocino liberó en la ciudad de Guaymallén más de 10 mil mosquitos color rojo para combatir al temido Aedes aegypti. Esta estrategia de evaluación para el control del mosquito se ha estudiado también en los Estados Unidos, Brasil y México. Pero todavía no hay una aplicación masiva de la técnica y los expertos en el tema, como David Grola, comentan que "concretamente no hay una vara de plata en el caso de dengue, una cosa que pueda resolver todo el problema en su totalidad. Hay muchas técnicas que mundialmente no se probaron acá y que junto con los mosquitos rojos pueden proteger y tratar el brote. Pero, por sí sola, una técnica probablemente no lo resuelva".
Grola, investigador superior del Conicet y experto en entomología (ciencia que estudia los insectos y su incidencia en la transmisión de enfermedades) habló con La Capital sobre esta nueva técnica, su eficacia y las posibilidades de implementación de la misma en Rosario. Grola es, a su vez, coordinador técnico de un proyecto de investigación y desarrollo para controlar el mosquito Aedes aegypti, el mosquito portador de enfermedades como el dengue.
Sobre el mosquito rojo
En principio, ¿qué son los "mosquitos rojos"?
Es parte de una técnica de control de insectos, que es la técnica del insecto estéril. Esta hace 50 años usándose especialmente contra plagas del agro. En Argentina hace veinte o veinticinco años la gente del Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza, que es de donde sale la noticia de los mosquitos rojos, empezó a criar y producir moscas de frutos. La técnica consiste en irradiar con radiación gama, o con cobalto 60, los insectos que están en el criadero y se los esteriliza. Luego se liberan a los machos, con la perspectiva de que esos machos irradiados y estériles cuando copulen con la hembra silvestre pero no dejan descendencia. Los mosquitos casi siempre copulan por una única vez, o pocas veces. Entonces la expectativa es que de esta forma las hembras no dejen descendencia y la misma disminuya la población de mosquitos. Eso funciona y funcionó muy bien con la mosca de los frutos, por eso la gente de Mendoza hace este ensayo con los mosquitos y los lleva a ese terreno. En esta etapa lo que pretenden es medir cuanto tiempo sobreviven estos mosquitos irradiados, cuanta distancia vuelan, si su comportamiento es similar al de los silvestres. El objetivo es que puedan competir por las hembras con los no irradiados. Así dicho suena simple pero requiere de una ingeniería fenomenal. Si vos lográs producir un insecto igual que el no irradiado, entonces todo se reduce a liberar una cantidad suficiente de insectos estériles, para que en un momento haya casi más insectos irradiados que silvestres. Y entonces que, por chance o azar, la hembra se tope con uno irradiado —y no uno silvestre— y copulen. Por eso se hacen tantas mediciones previas para ver cuantos hay.
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Como experto en entomología, ¿qué piensa de esta técnica? ¿Cree que puede ser efectiva para combatir el dengue?
Primero, esta técnica todavía no se probé en su totalidad en ningún lugar del mundo. En varios lugares están en período de ensayo y la evidencia es con otras especies de insectos. Con otras tiene su efectividad. En la teoría sí, es posible porque si vos producís una calidad de machos irradiados igual que la de los silvestres y liberas una cantidad competitiva seguramente producen una disminución de la población de mosquitos. El problema es que no son técnicas sostenibles. Supongamos que funcionan pero la realidad es que después tenés que estar permanentemente liberando mosquitos, y por resultado de la colonización se genera un efecto en los bordes geográficos de lo que estás tratando. Ni hablar de la movida logística que implica fabricar los mosquitos. Los costos también son toda otra historia.
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Su implementación en Rosario
¿Considera que esta técnica se puede implementar en Rosario en algún momento?
El problema fundamental con todas estas técnicas es que, con las especies que han funcionado, se dieron dentro de islas biológicas. En Mendoza eso va bárbaro porque tienen oasis irradiados artificialmente. Y en este caso se trata de un barrio ciudad sobre el cual se puede llevar un control por tratarse de una isla chica. Si vos tratas un oasis con esta técnica o similar, es posible que puedas eliminar a la población de mosquitos al menos en tiempo menor. Ahora, imaginate eso en el Gran Rosario, que tenés 600.000 casas, o gran Buenos Aires. Si empezás a implementar esto en un barrio pequeños, ahí los mosquitos que son de afuera se te terminan mintiendo y contaminan la burbuja.
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¿El tema de la escala geográfica incide en las grandes ciudades?
Por eso tiene que ser algo en una unidad biológica adecuada, con una escala geográfica y poblacional adecuada. Sino es algo momentáneo, como echar un insecticida. El problema de la escala geográfica es muy importante a la hora de la implementación de estos ensayos o métodos. Además, más allá de los problemas ambientales que se presentan ante la implementación de técnicas como la del mosquito rojo, también está el hecho de que económicamente hablando el insecticida es más barato. Pero bueno, el insecticida químico se comprobó que en los últimos años ha dejado de tener efecto. Pero por eso el Ministerio lo usa, porque es más barato. Por eso este tipo de ensayos se hacen por determinado tiempo en lugares acotados. En islas como los oasis de Mendoza o en zonas semiáridas de Argentina. Ahí es fácil encontrar lugares para este tipo de pruebas. Pero pensar en grandes ciudades es imposible por ahora, inimaginable, y no tendría sentido hacer un ensayo en esos lugares por todo esto de la contaminación de colonias que te lo invalidaría automáticamente.
La incidencia del factor económico
¿A nivel económico es factible para los gobiernos llevar el proyecto a gran escala?
La relación costo-beneficio para las intervenciones en salud es todo un tema. Habría que preguntarles a los responsables políticos que tanto les importa y cuanto están dispuestos a gastar para cubrir a la población. Desde mi perspectiva creo que una de las razones del avance del dengue en Argentina, y en Latinoamérica en general, tiene que ver con la desfinanciación de los sistemas de salud en general. Todos los gobiernos le echan la culpa al cambio climático: que el clima esto, que el clima aquello. Lo que nadie te dice, o no quiere decirte, es que esta especie de mosquito que trae el dengue, el mosquito Aedes aegypti, no es un recién llegado en Argentina. Si buscas un poquito, la peor epidemia de fiebre amarilla que vas a ver fue en 1871, donde el 10 % o 15 % de la población murió por fiebre que fue transmitida por este mosquito. Hace más de 150 años que está la especie en Argentina. Pero como el impacto en la salud fue tan grande, se invirtió mucho en ese momento para que el mosquito desaparezca, se pusieron muchísimos recursos a disposición para lograrlo. Fue el Programa Panamericano de Salud el que llevó adelante en ese momento el proyecto. Quedó un poco en Venezuela nomás. Pero en 1967 se disolvió el programa, entonces los países dijeron: che, resuelto el problema, seguimos adelante. Y fue así como el mosquito recuperó el terreno perdido. En mi opinión, ahora le estamos dando todas las condiciones para que el mosquito se siga reproduciendo. Los ministerios de salud hacen lo que pueden, trabajan de sol a sol pero no les funciona porque no cuentan con el financiamiento suficiente para avanzar con investigaciones, no tienen gente, insumos ni vehículos. Y es por eso que el mosquito se sigue desarrollando. Esto se da porque son enfermedades olvidadas porque en teoría afectan a las zonas más humildes de la población. Es lamentable, porque estas son las consecuencias y los resultados van a ser cada vez peores. Uno como investigador quiere que se resuelvan estos temas e intenta hacer muchas cosas pero jamás llega a concretar nada por falta de recursos, que tiene que ver como se desarrolla la política del país.
Como entomólogo, ¿qué tipo de políticas o técnicas cree que podrían funcionar para eliminar al Aedes aegypti?
Lo de los mosquitos rojos tiene sus limitaciones, pero yo celebro que haya instituciones como el Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza que apuestan por medir el impacto de métodos novedosos. Lamentablemente las diferentes administraciones nacionales, aún en los momentos de mejor financiamiento en investigaciones científicas, jamás pusieron recursos de manera sistemática para resolver los problemas. Esto lo hace ahora Mendoza, pero el gobierno nacional nunca, en materia de dengue, convocó a los investigadores para decir: muchachos, ¿qué hacemos? Hay muchas técnicas que mundialmente no se probaron acá. En Brasil, por ejemplo, arrancaron con el tema en 2011. Los mosquitos transgénicos no son de mi devoción, pero existen y han sido ensayados en otros lados. El uso de trampas sin insecticidas para bajar los mosquitos también. Y estas técnicas nunca se intentaron o fueron evaluadas en Argentina. Además, esto no es ir al quiosco y comprar aspirina y se te pasa el problema. Por eso esta técnica por sí sola y de manera aislada probablemente no funcione. No es: dame un kilo de mosquitos, lo tirás en tu casa y ya está. Tenés que observar los mosquitos locales, ver si los podés esterilizar, ver si se trasmite a la descendencia, criarlos, ver si sobreviven. Lleva años de investigación. No hemos hecho nada aún concretamente hablando. No hay una vara de plata en el caso del dengue, una cosa que digas que resuelve el problema en su totalidad. Los gobiernos nacionales y provinciales apostaron este año a la vacuna. La vacuna parece tener buen desempeño, protege. ¿Pero vos leíste la cantidad que se compraron? Esa cantidad protege a un número ínfimo de personas, y además no resuelve el problema de brote del dengue. Sí, la gente queda protegida. Pero no trata el brote. Por eso capaz el mosquito estéril es una parte de la solución, y las trampas otra, y el mosquito Wolbachia otra. Se trata de múltiples técnicas que se pueden llevar adelante en paralelo para proteger y tratar el brote. Ese es el verdadero problema de salud pública actual: ¿cómo hacemos para detener el próximo brote de dengue?