Se dio la lógica. Francia derrotó a Marruecos y el domingo definirá el título con Argentina en el estadio Lusail. Tal vez en el análisis previo se prefería a los marroquíes porque aparecían como más permeables, pero se impuso lo racional y el seleccionado argentino volverá a verse las caras con el rival que lo dejó con las manos vacías en octavos de final de Rusia 2018.
Pasaron poco más de cuatro años de aquella dolorosa derrota de la albiceleste, donde Argentina se mostró como un conjunto inconexo, tanto adentro como afuera de la cancha y que si llegó a esa instancia, fue solo producto de lo que realizaron las individualidades, a cuentagotas.
Ahora, y a la luz de los hechos, la cosa será distinta, el panorama cambió radicalmente, tanto para uno como para otro. Y allí, el que puede sacar rédito del cambio producido es el equipo capitaneado por Lionel Messi. Argentina conformó un plantel joven que sabe a qué juega y así lo está demostrando en cada partido (salvo el del debut). Es un equipo sólido y contundente para lo que requiere el Mundial.
Por su parte, Francia tiene un plantel rico en nombres, al que su técnico Didier Deschamps tuvo que rearmar por las lesiones de algunos futbolistas titulares (Pogbá, Kanté y Matuidí), y en otros casos por decisiones del entrenador. Hasta ahora las variantes promovidas por Deschamps hicieron olvidar a los ausentes.
Sin embargo, Francia no asoma como aquel conjunto avasallador que se consagró campeón en Rusia. Hasta el momento, Les Bleus se muestra más contenido, prefiere agruparse, achicar líneas y utilizar la velocidad y precisión para contragolpear, aprovechando el error de su adversario, porque ahí sí, es letal.
Pareciera que se siente más cómodo de esa manera y así lo rubricó ante los rivales que les tocó enfrentar (salvo ante Australia).
Pero no es imbatible, es más, en cuartos ante Inglaterra sufrió más de lo previsto y aunque es contrafáctico, tuvo esa cuota de suerte cuando Kane erró el penal a los 83’ que hubiese significado el empate y tal vez la posible prórroga. Tampoco con Marruecos se lució tanto.
Cuando Mbappé no tiene un buen día, el equipo lo siente y se nota. Giroud, el centrodelantero, si no le llega algún centro o un pase filtrado permanece aislado. Dembelé es peligroso si tiene espacio para hacer valer su velocidad. El único que mantiene su vigencia es Griezmann, ahora en una función distinta, más comprometido con la generación de juego y no tanto como finalizador.
Atrás, Francia dio la sensación de ser un conjunto frágil, que sufre cuando lo atacan y es ahí donde Argentina puede sacar provecho para quedarse con el tan ansiado título.
Es la figura pero lleva dos sin marcar
Kylian Mbappé es sin dudas la gran figura de Francia, pero en los encuentros de cuartos de final y semifinales no convirtió. Ante Inglaterra lo marcó muy bien Kyle Walker y con Marruecos lo hizo muy bien su compañero del PSG, Achraf Hakimi. Tanto que, en la acción del segundo gol, el 10 galo estaba jugando ya por el centro.