Desde mediados de octubre, el presidente Javier Milei se encuentra hospedado en una habitación del Hotel Libertador, lujoso espacio ubicado en el corazón de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esta decisión generó controversias e incertidumbres, con un interrogante que parece no apagarse: ¿por qué Milei no se muda a la Quinta de Olivos, la vivienda de los presidentes de la Nación durante su periodo de gestión?
Si bien la mudanza estuvo demorada, Manuel Adorni, el vocero presidencial, aseguró este lunes temprano que en el transcurso del día el presidente realizaría la mudanza, aunque hacia el mediodía todavía no fue efectuada.
Según dejó trascender Milei en diversas entrevistas, la mudanza a Olivos todavía no se había ejecutado porque el establecimiento no estaba adaptado para sus mascotas, cinco mastines ingleses que, por su gran tamaño y peleas constante entre la pequeña manada de perros, necesitan un espacio acondicionado con materiales especiales, como caniles importados que están tardando en ingresar al país.
No obstante, casi un mes después de la asunción de Javier Milei, el traslado definitivo a Olivos no puede esperar más. Hay un factor que lo pone contra las cuerdas: el límite temporal para la mudanza de los presidentes a la Quinta de Olivos.
Según una cláusula legal de la donación del inmueble, la Quinta no puede estar deshabitada por más 30 días seguidos, o volvería ser propiedad de sus herederos. En otras palabras, Javier Milei debería cambiar de vivienda antes del 10 de enero.
En ese marco, aunque Olivos todavía no esté adaptado para Conan, Murray, Milton, a Robert y a Lucas, los cinco mastines ingleses del presidente, Javier Milei debería apresurar su mudanza, a pesar que esto implique no compartir vivienda con sus “hijos de cuatro patas”.
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La cláusula en la donación de la Quinta de Olivos
Desde principios del siglo XIX, los terrenos de la Quinta de Olivos pertenecen a una familia patricia de Buenos Aires, los Azcuénaga.
Con el pasar de los años, al fallecer los abuelos y los padres del árbol genealógico de los Azcuénaga, en 1903 la Quinta quedó en manos de Carlos Villate Olaguer, bisnieto de Miguel Ignacio de Azcuénaga.
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La Quinta de Olivos, 1922
Carlos Villate Olaguer era adinerado y soltero, sin hijos ni pareja. Lamentablemente, falleció a los 48 años en 1948. Lo importante para esta historia es que Olaguer, al no tener descendencia, donó la propiedad al gobierno nacional, con la condición de que fuera utilizada como casa de veraneo de los presidentes. Eventualmente, la Quinta de Olivos se transformó en la vivienda permanente de los mandatarios.
No obstante, esta donación venía con una cláusula legal importante: la Quinta de Olivos no podría estar deshabitada por más de 30 días seguidos. Caso contrario, la propiedad regresaría a los herederos de la propiedad.
Si se sacan cuentas, se entiende el apuro detrás de la mudanza del líder libertario a Olivos: Milei asumió el 10 de diciembre, pero hasta este domingo 7 de enero seguía viviendo en el Hotel Libertador. Entonces, el 10 de enero terminaría su periodo de gracia. El presidente debería mudarse a la Quinta de Olivos antes de este miércoles, o el inmueble regresaría a los herederos.
A pesar del afecto que Milei tiene por sus “hijos de cuatro patas”, este factor legal lo obligaría a mudarse a Olivos sin sus cinco mastines ingleses, ya que el espacio todavía no está adaptado para estas mascotas. Según fuentes oficiales, la mudanza tomaría lugar en el día de hoy, pero todavía no hay noticias al respecto.