Ratificado como presidente del bloque de diputados nacionales de Unión por la Patria, el rosarino Germán Martínez tendrá la tarea de evitar las fugas en una bancada que es la primera minoría en la Cámara baja pero donde conviven sectores con diferentes posiciones sobre cómo plantarse ante el inminente desembarco de Javier Milei en la Casa Rosada.
El bloque de diputados se reunió este miércoles a la noche en el Congreso. Distintos legisladores que fueron turnándose en el uso de la palabra dieron el visto bueno para que Martínez continúe al frente del grupo. Al no recibir objeciones, quedó confirmado en su lugar.
Con mucho oficio en el ámbito parlamentario —primero como jefe de asesores de Agustín Rossi y después como diputado— y reconocida capacidad de diálogo, incluso en las filas del no peronismo, Martínez seguirá teniendo en sus manos la papa caliente que agarró tras la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque luego de la votación del acuerdo con el FMI que partió literalmente la presidencia de Alberto Fernández.
A días del cambio de roles, el también presidente del PJ rosarino deberá mantener cohesionado el que será el principal grupo opositor.
“La reunión estuvo muy bien, duró cuatro horas, con buen tono. Hay ganas de laburar todos juntos”, dijo a La Capital uno de los asistentes al encuentro.
La heterogeneidad de un bloque donde conviven legisladores que responden a gobernadores, corrientes políticas, sindicatos y movimientos sociales también se traduce en distintas miradas sobre si conviene adoptar una posición más dura desde el comienzo de la gestión Milei o es mejor esperar.
“Como decía Perón, hay combativos y hay contemplativos. Hay necesidades distintas”, indicó un diputado que ve con buenos ojos que se arme una mesa directiva colegiada, en la que estén contenidos todos los sectores.
Tras la deserción de los tres salteños que responden al gobernador Gustavo Saénz, el poroteo da 102 bancas. Puertas adentro de UP reconocen que los gobernadores son el eslabón más débil de la cadena.
https://publish.twitter.com/oembed?url=https%3A%2F%2Ftwitter.com%2Fgerpmartinez%2Fstatus%2F1730350654743302203&partner=&hide_thread=false
Necesitados de que no se corte el flujo de recursos de la Nación a las provincias, que podría perder caudal no sólo si Milei cierra el grifo de las transferencias discrecionales y la obra pública sino también por el impacto de la anunciada estanflación, los gobernadores podrían verse tentados a intercambiar votos en el Congreso por fondos.
Ese es el recorrido que viene haciendo el designado ministro del Interior, Guillermo Francos, un hombre que conoce bien el paño del peronismo y que necesita sumar votos a lo que pueda reunir entre La Libertad Avanza y los pedazos de la coalición antes conocida como Juntos por el Cambio.
Conscientes de que habrá temas que elevarán la tensión interna al máximo, en la bancada aparecen voces favorables a que se habilite votar diferente en ciertos momentos con tal de que no se rompa el bloque. “Tiene que haber plasticidad”, sostienen.
Mantener el bloque unido es clave porque ese es el número que se pone en juego para definir las presidencias de las comisiones y la cantidad de asientos que debería tener el peronismo en los cuerpos donde se decide si un proyecto de ley va a votación al recinto o al freezer.
>> Leer más: Confirman que Martín Menem será presidente de la Cámara de Diputados
Finalizada la reunión del bloque, el grupo cenó en un bodegón porteño. Allí pasó a saludar Sergio Massa, que tiene diálogo fluido con todos por sus casi tres años como presidente de la Cámara baja.
El excandidato presidencial ratificó que se quedará en el país y, dado que por la ley de ética pública no puede trabajar para empresas locales, colaborará con firmas extranjeras. De recorrida por las mesas, Massa adelantó que adoptará un perfil bajo pero el instinto político sigue activo. “Fueron muchos meses de protagonismo y voy a acompañar desde atrás, pero no me voy a mi casa”, le escucharon decir.