“Estamos todavía a las piñas”. Esa frase grafica la convivencia tirante entre el Ejecutivo santafesino y la Empresa Provincial de la Energía (EPE), que cayó bajo el sensor del “eficientismo”, un concepto que usa el gobernador Maximiliano Pullaro para alcanzar el superávit de las cuentas públicas.
La distribuidora eléctrica es una empresa estatal con autarquía en el ejercicio de su gestión administrativa, contable, financiera, contratista y comercial. Es la firma más grande de la provincia con cerca de 4 mil empleados y un tendido eléctrico que alcanza el millón y medio de clientes.
Se trata de una estructura compleja, donde conviven internamente una diversa conducción ejecutiva, el peso gremial, una gran masa de empleados y una burocracia propia de semejante tamaño. Con los años, desde que está bajo la órbita provincial, logró un proceso de acumulación consistente y zafó de ser privatizada, como pretendía en su segundo mandato Carlos Reutemann. Aunque esa opción cada tanto se renueva cuando los números en rojo aumentan.
EPE bajo la lupa
Si bien ese aparato está diseñado como para que marche sin problemas, siempre y cuando no se lo descuide, suele pisar lo deficitario, o mejor dicho, tiene margen para aceitar engranajes y lograr eficiencia, una tarea compleja por la impronta interna arrastrada de varias gestiones que puede llegar a obstaculizar el proceso.
De hecho, esa maquinaria enorme cayó en cuestionamientos, mayormente operativos y de procedimientos, y el gobierno provincial, a través del Ministerio de Desarrollo Productivo (sumó en su organigrama a la empresa), avanzó en una suerte de revisión interna.
La provincia piensa que el servicio de la eléctrica debe formar parte de la visión estratégica del desarrollo, pero hasta ahora ese objetivo es resbaladizo. Aquella idea comentada en voz baja de que la eléctrica es un autogobierno no deja de estar vigente.
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El presidente de la EPE, Hugo Marcucci, fue designado por el Ejecutivo
Prensa Gob. Santa Fe
Dedos al enchufe
El Ejecutivo nombró al radical Hugo Marcucci como presidente y a Rubén Allegranza como vocal. A los meses de asumir, Marcucci detalló en un informe de auditoría que existe un enorme déficit económico heredado, y entre sus causas enumeró la decisión política de no actualizar la tarifa según el IPC.
Los retoques de la tarifa no tardaron en llegar por eso y también por los aumentos de la energía mayorista, costos de distribución y quita de subsidios nacionales. La oposicón alegó que se intentaba tapar los aumentos con el informe de la herencia recibida.
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Esa auditoría marcó la cancha, pero la marca personal llegó por parte de la cartera de Gustavo Puccini, quien colocó a trabajar satelitalmente a funcionarios de su confianza en una suerte de espejo político para mantener control. Se trata del director provincial de Administración y Finanzas, Juan Pablo Batistelli, y la directora de Autos legales, Leila Widder, y hasta una pata de recursos humanos.
A modo de ejemplo, cuentan que los expedientes que se giran de la EPE a Economía para su erogación ahora son revisados previamente. “Eso también corrige el déficit”, fundamentan. A su vez, explican que bajaron gastos desde cuentas de teléfonos a contratos de seguridad y limpieza que no lo ameritaban, también corrigieron que empresas a las que ya les había caducado la promoción industrial seguían recibiendo los beneficios, o los planes para grandes usuarios a tasas marcadamente negativas.
"En 2023 se otorgaron a una tasa de 30 por ciento, cuando la inflación corría al 200%. Así, a un gran usuario le convenía hacer un plazo fijo y no pagarle a la EPE y salía ganando”, contó en su momento Marcucci. "Usaban a la EPE como un banco", agregó a La Capital una fuente del gobierno.
“No sabés si es desidia o avivada, pero hay que estar encima para que la burocracia no se trague el superávit”, sostienen en Desarrollo Productivo. En algún momento , en la gestión de Unidos sobrevoló la posibilidad de ir a un esquema de privatización. Aunque parece haberse disipado.
"La EPE no tiene más déficit, se saneó la deuda inicial y se están generando inversiones", explican en la empresa, aunque el control no aflojará por el momento. Como era de esperar, ese tipo de controles externos generó resistencias en los pasillos de la empresa.
Los equipos varados
Hay un caso que usan en el gobierno provincial para denunciar ineficiencia administrativa y justificar la actuación. La EPE había comprado varios aparatos para la telemedición (sirven para medir online el consumo de grandes usuarios), pero estaban varados en la Aduana desde hacía al menos cuatro meses y no se avanzaba para destrabar la situación.
Finalmente, intervino el área de Comercio Exterior de Desarrollo Productivo y se logró instalarlos. En este caso, los equipos estaban dirigidos para medir la región Rosario, que no contaba con ese procedimiento siendo uno de los mayores consumidores de electricidad por el tenor su industrial.