Los hijos adoptivos de la directora del Grupo Clarín, Ernestina Herrera de Noble, negaron
que exista algún “indicio” de que sus padres hayan sido personas desaparecidas
durante la última dictadura militar y advirtieron que no quieren ser “rehenes de un
ataque político” del Gobierno contra su madre.
Mediante una solicitada publicada hoy en varios diarios nacionales, Marcela y Felipe Noble
Herrera aseveraron: “No somos chicos, somos dos personas adultas, responsables, que
sólo pretendemos ejercer nuestros derechos y tomar nuestras propias decisiones, sin
presiones y en libertad”.
Y añadieron: “Pero sentimos que no podemos hacerlo frente a un Gobierno que nos
persigue”.
Los hermanos decidieron hacer declaraciones públicas respecto a la controversia por la
realización del examen de ADN para determinar su identidad biológica y aseveraron:
“Nunca tuvimos ningún indicio concreto de que podamos ser hijos de
desaparecidos”.
La causa al respecto comenzó en 2000, con una denuncia presentada por integrantes de dos
familias que dicen ser abuelos de Marcela y Felipe, en la cual se sumó la asociación Abuelas
de Plaza de Mayo.
Los hermanos se sometieron a un estudio genético en el Cuerpo Médico Forense (CMF), que
depende del Poder Judicial, en diciembre último.
Pero los querellantes reclamaron que el exámen se realice en el Banco Nacional de Datos
Genéticos (BNDG), que está en la órbita del Poder Ejecutivo.
“Hace años, dos familias que buscan a sus nietos se presentaron ante la Justicia y
alegaron que podríamos ser nosotros”, recordaron Marcela y Felipe en la solicitada
publicada hoy.
Añadieron que aceptaron “voluntariamente hacer las pruebas genéticas” pese a
considerar que “nada indica” que puedan ser familiares de los querellantes.
Luego detallaron el motivo por el cual decidieron difundir su posición a través de la
solicitada.
“No queremos que algo tan íntimo, como nuestra identidad, continúe bastardeada por
acusaciones lanzadas sin sustento, ni por ataques que tienen otros objetivos y nos hacen
daño”, remarcaron.
En ese sentido, sostuvieron: “Nuestros miedos son muchos. No somos un botín. No
queremos terminar como rehenes de un ataque político. No queremos que nos usen para atacar a
nuestra madre”.
Y preguntaron a la administración central: “¿Por qué exponen públicamente sólo
nuestro caso? ¿Por qué no se preocuparon por las demoras en los exámenes que ofrecimos y
traerían paz a tres familias? ¿Se interesan por nosotros o tienen la necesidad política
de que seamos hijos de desaparecidos y de inventar acusaciones contra nuestra
madre?”. (DyN)