La campaña previa a las elecciones primarias de la provincia, celebradas el pasado 19 de abril, se dirimió en múltiples escenarios, y el ciberespacio fue uno de ellos. Muchos precandidatos, al observar el potencial de llegada a los electores de plataformas como Facebook y Twitter, se ocuparon de garantizar su presencia en ellas de diferentes maneras.
Este vuelco hacia las redes sociales por parte de los distintos actores políticos fue objeto de estudio del Observatorio de Medios de la Universidad de Rosario en su investigación “Redes sociales: una vidriera de las Paso”. Allí, un grupo de docentes e investigadores de la carrera de Comunicación Social, encabezados por Edgardo Toledo y Silvana Comba, establecieron algunas pautas del fenómeno de uso de Facebook y Twitter durante la campaña electoral.
Según las conclusiones presentadas, si bien no existe una relación lineal entre el resultado de los comicios y el modo de utilización de estas herramientas por parte de los candidatos, en muchos casos se notó el esfuerzo por aumentar la presencia en las redes sociales durante el transcurso de la campaña electoral. Para los investigadores, este incremento no siempre estuvo acompañado de un entendimiento de la lógica de funcionamiento de esos espacios.
“La tendencia hoy es usar las redes sociales con la lógica de los medios de comunicación masivos y no participando del diálogo y la conversación que estas facilitan”, sostuvo Silvana Comba.
“De todas maneras, hubo algunos candidatos que sí pudieron jugar el juego de las redes y respondieron comentarios o reclamos que hicieron los vecinos. Estos fueron los que se destacaron al apartarse de la tendencia, como sucedió en el caso de Roberto Sukerman”, agregó.
La docente también valoró el caso particular del candidato por el Frente Ciudad Futura, Juan Monteverde, en torno a quien se generó una “comunidad” de usuarios fieles gracias a su utilización cotidiana de las redes, aún fuera del período electoral. “Lo interesante es que una comunidad opina, nos da pautas todo el tiempo de qué es lo que le gusta, qué es lo que no le gusta”, comentó con respecto a las ventajas que conlleva la generación de este tipo de lazos con los usuarios.
Para Toledo, la presencia de los políticos en el ámbito de las redes se vio limitada, en la mayoría de los casos, a la construcción de una imagen en relación a las consignas partidarias sin generar ningún tipo de debate o contenido que los diferenciara, donde la publicación preferida fue la fotografía del referente y algún dato mínimo sobre la actividad que estaba desarrollando en ese momento.
En este sentido, remarcó que en ninguno de los casos observados un candidato compartió información que no estuviera relacionada a los eslóganes de campaña y que fuera de utilidad para el ciudadano.
Otro factor considerado al analizar este fenómeno de la comunicación política en el ciberespacio fue la vigencia de la utilización de la boleta única en los comicios. Recordemos que este sistema pretende, mediante el uso de una única papeleta por categoría, evitar la famosa “lista sábana” y que el voto por un referente condicione, de alguna manera, el voto a otro por formar parte del mismo espacio.
Al respecto, Silvana Comba precisó que los candidatos de cada espacio político intentaron “rearmar la estructura de partido” mediante cada una de sus publicaciones en las redes sociales. Esto se dio, principalmente, a través del etiquetado en Facebook o de la mención en Twitter de los otros candidatos de su espacio, buscando “reagrupar la estructura partidaria que la boleta única individualizó”.
Los ciudadanos también alzaron su voz en las redes durante la campaña y lo hicieron apoyando a sus candidatos, reclamando e incluso denunciando posibles irregularidades, como sucedió durante el escrutinio de los votos. “Notamos que los comentarios hacia los políticos en campaña fueron, en su mayoría, positivos, de adhesión, y, en algún caso, de reclamo. Solo en el caso de Miguel Del Sel y Mario Barletta hubo agravios, que no fueron respondidos”, precisó Comba. También recordó los tuits surgidos a partir de la denuncia de una votante que manifestó haber observado material electoral en un container, hecho que motivó una denuncia del Frente Social y Popular, al que luego se le sumaron el resto de las coaliciones perjudicadas por las irregularidades. De esta manera, los votantes cumplieron un rol fiscalizador del acto eleccionario gracias a la viralización de las denuncias en Twitter y Facebook.
“Creemos que las redes, si van a jugar fuerte en la política, tienen que ser mejor aprovechadas por los candidatos, permitiendo el ida y vuelta con los ciudadanos, el diálogo y la confrontación de ideas”, manifestó Toledo a modo de conclusión, remarcando que, justamente en esa posibilidad de discusión se puede enriquecer el debate político.
En definitiva, si bien las redes sociales no condicionan un resultado electoral, al haberse constituido en alternativas a la que recurren los ciudadanos para informarse, entretenerse o debatir se han transformado en herramientas que los candidatos no pueden desconocer a la hora de posicionarse frente a sus potenciales votantes.