En medio de una disputa creciente, Cristina Kirchner y Axel Kicillof compartieron este miércoles a la noche un acto en La Plata por los 47 aniversario de Abuelas de Plaza de Mayo en la Sala Ginastera del Teatro Argentino.
En la noche de este miércoles se conmemoraron los 47 años del surgimiento de Abuelas de Plaza de Mayo. Estela de Carlotto fue la artífice del reencuentro
En medio de una disputa creciente, Cristina Kirchner y Axel Kicillof compartieron este miércoles a la noche un acto en La Plata por los 47 aniversario de Abuelas de Plaza de Mayo en la Sala Ginastera del Teatro Argentino.
La expresidenta y el gobernador bonaerense fueron invitados por la organización de Abuelas. Así, concretaron un encuentro cara a cara después de que Cristina tratará de traidor a Kicillof, luego de que decidiera no apoyar su candidatura para la conducción del PJ nacional.
En la antesala del acto, la titular de Abuelas, Estela de Carlotto, contó que Cristina la llamó para saludarla por su cumpleaños y en ese marco le confrimó su presencia. En tanto, Carlotto también dijo Kiricllof también se comunicó y le transmitió que iría a la ceremonia.
En la previa del encuentro se registraron cánticos cruzados: “Cristina presidenta” y “Axel querido, el pueblo está contigo”. Antes, la titular de Abuelas se había manifestado a favor de la unidad en el peronismo. “Que Cristina y Axel vengan es el mejor regalo para mí”, dijo Carlotto.
“Una foto con Cristina y Axel vale para la Argentina”, prosiguió Carlotto.
Si bien Kicillof tenía agenda de gestión en las localidades de Castelli y Punta Indio, se hizo su tiempo para llegar al teatro platense.
El primero en llegar fue Kicillof y se sentó al lado de Carlotto. Tras un breve diálogo entre ellos y luego con la prensa, llegó Cristina, intercambió un saludo frío con el gobernador bonaerense y abrazó a Carlotto.
En su reencuentro, se saludaron con un beso fugaz en la mejilla, sin charla de por medio. Kicillof siguió luego con un abrazo a De Pedro. Y la ex mandataria continuó siendo bienvenida por la madre de Plaza de Mayo, Taty Almeida, y por la vicegobernadora de la provincia de Buenos Aires, Verónica Magario.
Cuando comenzó la ceremonia, que incluyó números musicales, Carlotto se sentó entre Cristina y Kicillof, en la primero fila, muy cerca del escenario.
Habrá que ver si este cara a cara funciona para descomprimir la relación entre ambos o se tratá de un simple gesto de cortesía que vas allá de la áspera puja que atraviesa el peronismo y que tiene a Cristina y Kicillof como protagonistas, hasta ahora antagónicos.
“Los Poncio Pilatos y los Judas en el peronismo no van más”, dijo Cristina el viernes pasado durante un encuentro con dirigentes que tuvo lugar en Smata. Sin decir su nombre y apellido, mostró toda su decepción con Kicillof. “No estamos eligiendo entre San Martín y Belgrano. Me hace ruido y me provoca dolor que haya gente que no se defina”, dijo en referencia a la interna entre ella y el gobernador riojano Ricardo Quintela.
En ese mismo discurso en el gremio de los mecánicos, aseguró que “ningún dirigente es víctima” y advirtió que el que tenía que hablar con Quintela para lograr una lista de unidad en el partido era Kicillof. “Es el que lo apoya. Sus ministros son los que están buscando avales para él”, explicó. El día después el riojano presentó todos sus avales para competir en la interna peronista.
Luego de las palabras de Cristina, Kicillof emitió un extenso comunicado en el que volvió sobre el discurso que había pronunciado en el acto del Día de la Lealtad en Berisso. “Que nadie espere de mí que libre una guerra interna”, señaló. Y, en la misma línea, agregó: “La lógica del sometido o traidor es una lógica que entró en crisis y que viene causando malos resultados”.
También dijo que no tiene que “rendir examen” del sentimiento que tiene sobre la expresidenta. “Cristina está en el corazón del pueblo, también en el mío y no tengo que rendir examen de ese sentimiento”, dijo.