Susana B. es una de las mujeres que realizó una denuncia contra el ex juez Julio César Clementín
por abuso sexual.
La acusación de tres mujeres contra el ex juez Julio César Clementín, que presuntamente les
habría pedido favores sexuales a cambio de beneficiar sus causas, tuvo amplias repercusiones en
toda la provincia. Ayer en FM Soon de Tostado habló Susana B., una de las denunciantes. Aquí sus
declaraciones reproducidas por el periódico Nuevo Chasqui.
—¿Por qué salís a contar todo esto?
—Porque veo que está impune, no se está haciendo justicia y lo mío queda en
la nada y la gente no cree lo que yo pasé... es la verdad y no tengo por qué inventarla.
—¿Cuánto tiempo pasó desde que radicaste la denuncia contra el juez?
—La verdad no recuerdo pero pasó bastante tiempo y no ha pasado nada.
—¿Por qué la denuncia? ¿Qué fue lo que pasó?
—Yo venía radicando denuncias contra mi ex pareja y me di cuenta que me
estaban tomando el pelo en la policía, y cuando voy a radicar otra denuncia, automáticamente me
dijeron que quedaba detenida. Me pidieron que me saque todas las cosas y me dejaron tres días
detenida. Me llevaron a una celda de castigo, el lugar llamado “el chanchito”. Yo
estaba con lesiones, el médico no me había revisado en ese momento y sangraba por mis heridas.
—¿Quedás detenida por hacer muchas denuncias?
—Sí, el señor Marcelo Amaya me dijo que ya lo tenía cansado y automáticamente
quedé detenida.
—¿Cuánto tiempo quedaste detenida?
—Tres días.
—¿Por qué la denuncia al juez?
—Porque la verdad, después empecé a pensar y lo que él me propuso era algo
indecente, pero yo sí o sí tenía que salir en libertad porque tengo dos hijas menores de edad y que
yo tengo que trabajar para darles de comer, ya que nadie me ayuda, ni siquiera el papá de las nenas
y una de ellas tiene problemas.
—¿El juez te hace una propuesta indecente? ¿Cómo fue esa situación?
—Me llama la chica que cuida la prisión y me dice que el juez quiere hablar
conmigo. Yo pensé que me iba a tomar declaración y me dijo directamente que me tocaba de seis meses
a un año de prisión y me tenían que trasladar o a San Cristóbal o a Rafaela, pero había una opción
si quería salir en libertad.
—¿Cuál era la opción?
—La opción era mantener relaciones sexuales con él y me dijo que lo piense en
15 minutos; me llevaron a mi calabozo o celda de castigo y cuando volvía ya tenía que tener una
decisión y como toda madre, decidí que sí. Si yo decía que sí me dejaba en libertad.
Automáticamente me dejó en libertad. Siete y media u ocho de la tarde, más tardar me dan la
libertad. Al día siguiente me tenía que presentar en la oficina de él, muy elegante, muy
provocativa y me daba la dirección donde teníamos que encontrarnos. Al otro día fui a la oficina de
él, me empezó a toquetear y me dio las instrucciones donde tenía que ir. Me da el lugar de la casa
de él y ahí empezaron los encuentros por mi libertad y la libertad de mi hermano y después de eso
era para limpiar los antecedentes que yo tenía.
—¿Cuanto tiempo duró esto?
—Bastante, y como yo veía que no me llamaban para aclararme las otras causas
que tenía, decidí no salir más.
—¿Qué te generó esa situación?
—En ese momento sentía asco e impotencia. Yo no podía hablar con nadie, no me dejaban
higienizarme ni nada. Me sentía tan sucia y después de estar con él también; porque tenía que hacer
algo que no debía realmente; porque yo me consideraba inocente, porque yo estaba lesionada y en mi
casa había cosas rotas y no tenía que estar presa. El que tenía que estar preso estaba en libertad,
como siempre pasa.