En agosto de 2022, en medio de una escalada de violencia entre dos bandas que se disputaban los barrios Ludueña, Empalme Graneros e Industrial, desde la Unidad de Balaceras de la Fiscalía estaban planeando una serie de allanamientos contra uno de los grupos. Además de enfrentarse con la banda contraria, bronca que a esa altura del año había provocado más de 25 homicidios, la organización se dedicaba a extorsionar comerciantes para recaudar dinero y a vecinos para quedarse con sus casas. En ese marco, una empleada policial -cuyo hijo integraba una de las facciones- se enteró de los operativos en agenda y tres días antes filtró la información a la banda.
-Amigo, me llamó la mamá de Kevin que le dijeron que sos el último eslabón, que te agarran y caen todos. Cuidate hermano. Le preguntaron si te conocía y ella le dijo que no, por eso me llamó para que te avise que te iban a poner captura hermano.
El mensaje, enviado el 18 de agosto de 2022, fue de Alan Carlini a Jonatan Almada, ambos integrantes de la organización con base en Ludueña liderada desde la cárcel por Andrés Benítez y Julián Aguirre. En junio, tras la caída de Mauro Gerez, considerado jefe de calle del grupo, había sido imputada parte de la banda. Otros integrantes permanecían prófugos. Con el tiempo, Carlini terminó asesinado y Almada preso, pero antes intentaron evadirse de la Justicia.
En ese contexto fue que se mandaron los mensajes. La mamá de Kevin, a la que Carlini hacía referencia, es Analía Francia. Se trata de una empleada policial de 47 años que antes de ser pasada a disponibilidad había trabajado en la comisaría 12º, la seccional del barrio Ludueña cuestionada en numerosas ocasiones por los vecinos y que incluso fue inspeccionada por la Justicia en el marco de esta investigación. Su hijo, Kevin Fracchia, de 23 años, es sindicado como sicario del grupo y ella acusada de haber filtrado información para el beneficio de la banda.
Imputados
El fiscal Pablo Socca, a cargo de la investigación, conoció este entramado a partir de la detención de Almada, que finalmente se concretó el 23 de agosto de 2022, un día después de una serie de allanamientos en los que fueron detenidas varias personas luego imputadas como parte de la asociación ilícita. En el teléfono de Almada, detenido en un departamento céntrico, estaban las conversaciones con Carlini. De las evidencias ventiladas en aquellas audiencias imputativas se conoció también un cuaderno en el que Almada anotaba los movimientos de drogas y dinero con cada integrante del grupo. Entre ellos estaba el de Kevin Fracchia.
>>Leer más: Las anotaciones que desnudan el negocio de los quioscos narcos en el barrio Ludueña
Tras una serie de tareas investigativas, el primero de marzo el joven fue detenido junto a su madre en inmediaciones del departamento donde estaba viviendo la mujer, ubicado en Mendoza al 600, barrio Martin. Este miércoles, el fiscal Socca imputó al joven como integrante de la asociación ilícita y a su madre por el delito de encubrimiento agravado e incumplimiento de deberes de funcionario público. La audiencia pasó a un cuarto intermedio hasta este jueves, cuando la jueza Silvia Castelli deba resolver la medida cautelar para los acusados.
Además fue imputado Matías "Pino" César, de 25 años y preso con condena de 20 años por planificar balaceras contra sedes judiciales y viviendas de jueces y policías. Hombre ligado a Ariel Máximo "Guille" Cantero, César fue considerado jefe de la asociación ilícita para quien respondía la subestructura liderada por Andrés Benítez, Julián Aguirre, Mauro Gerez y Jonatan Almada.
Crímenes y traiciones
El fiscal Socca señaló a Kevin Fracchia como uno de los sicarios del grupo, a cargo de ataques a balazos, además de la venta de drogas. Con sus 23 años, el joven estuvo también en la mira de la banda contraria en los tiempos más violentos de ese conflicto. Se trata del grupo con base en Empalme Graneros, según la Justicia liderado por Francisco "Fran" Riquelme, ligado a Esteban Alvarado y preso por la balacera contra una testigo clave del juicio contra el líder narco. Se trata de un conflicto al que la Justicia le atribuye al menos 30 de los homicidios ocurridos durante 2022 en Rosario.
>>Leer más: Una banda armada desde la cárcel para copar un barrio y vender drogas
Para los investigadores, Kevin Fracchia era una persona de confianza de Jonatan Almada, quien desde su detención perdió poder hacia el interior del grupo y fue desplazado, generando así una serie de conflictos por una suerte de reacomodamiento interno.
En ese contexto fue asesinado el padre de Kevin Fracchia. El crimen ocurrió el 5 de septiembre pasado, cuando Walter Osvaldo Fracchia, de 47 años, estaba en el interior de su casa de Larrea al 400 bis. Un testigo que estaba en la vivienda dijo que minutos antes Kevin había salido ante un llamado, y que de repente una ráfaga de balazos atravesó los vidrios e impactó en Walter, quien se desplomó sobre un sillón. La hipótesis de ese homicidio es que se debió a los conflictos que atravesaba Kevin por sus actividades, algo de lo que estaban al tanto en su entorno.
En medio de esta suerte de reacomodamiento interno luego de la caída en prisión de gran parte de la banda, hay versiones barriales que hablan de un acercamiento entre Mauro Gerez y Fran Riquelme, alianza a la que se habría sumado otro del barrio Ludueña que está preso por un homicidio y es conocido como "Milanesa". Almada, en tanto, habría quedado junto a Andrés Benítez.
Con ese trasfondo, a principios de este año se dieron una serie de hechos violentos, entre ellos el asesinato de Alan Carlini, el primo de Almada, que meses atrás le había acercado la información filtrada por la empleada policial ahora imputada. Carlini fue acribillado el 7 de enero en Solís al 300, y junto a su cadáver fue hallado un mensaje elocuente: "Andy Benítez, traidor, a la mafia no se la traiciona".
>>Leer más: Ludueña: una casa baleada y tres heridos en distintos hechos firmados por "la mafia"
"La mafia", como se autodenominan estos grupos, firmó otro ataque diez días después. Fue una balacera contra una vivienda de Urquiza al 6000 en la que en febrero de 2022 había sido asesinada Verónica Almada, hermana de Jonatan. En este nuevo ataque fueron 17 balazos contra la fachada, hoy ocupada por una familia ajena al conflicto, sobre la cual los autores dejaron un papel con la leyenda: "Con la mafia no se jode".
La policía en la mira
En cuanto a la imputación de la empleada policial Analía Francia, llama la atención cómo fue que la mujer accedió a la información acerca de los allanamientos en los que se esperaba detener a Jonatan Almada. Era cierto que se iba a solicitar la captura de este hombre, por lo cual se supone que el tráfico de información confidencial alcanzaría a otras personas por fuera de la policía imputada. Desde la Fiscalía indicaron que es difícil desentrañarlo porque aquellos operativos de agosto de 2022 habían sido organizados por distintas fuerzas policiales.
Este caso no es el primero en esta banda en el que sus integrantes tienen familiares policías. Lo mismo había ocurrido con Jonatan Almada, cuyo padre fue detenido y luego imputado como parte de la asociación ilícita.
>>Leer más: Qué trama se esconde tras la inspección judicial a la seccional 12ª
Lo cierto es que, en medio del conflicto entre bandas que atravesó el barrio Ludueña durante 2022, una constante en el testimonio de los vecinos que dialogaban con La Capital fue la desconfianza a la comisaría 12 del barrio Ludueña. En esa seccional, entre otras, había trabajado Francia antes de pasar a disponibilidad por carpeta médica. Pero además, la comisaría había quedado en el foco del conflicto cuando fue baleada en febrero de 2022, horas después del asesinato de Verónica Almada.
Meses después, a mediados de mayo, el fiscal Socca ordenó una inspección en la seccional. Fue porque a la Fiscalía habían llegado distintos rumores de que Mauro Gerez, por entonces en libertad pero con pedido de captura, había estado en la seccional sin que existiera notificación a la Justicia. El operativo lo realizó la Agencia de Control Policial, se tomaron copias del libro de guardia y de la nómina del personal, aunque no secuestraron teléfonos ni hubo detenidos.