Los vecinos de barrio Ludueña volvieron a sentir el rigor de la ley de la calle con dos ataques a balazos ocurridos con pocas horas de diferencia y ambos con mensajes firmados por "la mafia". Primero, el martes por la noche, una balacera contra una vivienda de calle Urquiza al 6000 en la que en febrero de 2022 asesinaron a una mujer, hermana de uno de los integrantes de una de las bandas que controla el narcomenudeo en la zona. Al día siguiente un grupo de jóvenes fue baleado en la esquina de Felipe Moré y Casilda, a plena tarde, con el saldo de tres heridos. El vecindario teme por el recrudecimiento de una disputa entre dos grupos que se sostiene en el tiempo y continúa dejando víctimas fatales y heridos de bala, muchas veces ajenos a esos asuntos.
El 2022 fue el año en que se alcanzó la cifra máxima de homicidios dolosos registrados en el departamento Rosario. En parte sucedió porque hubo disputas entre bandas que hicieron de sus territorios un escenario de guerra, con víctimas vinculadas a dichos conflictos y otras que no. Un caso testigo es el de los barrios Empalme Graneros, Ludueña e Industrial, linderos entre sí en el noroeste rosarino, que entre los tres reunieron 51 homicidios, del total de 288. De esos 51, al menos 30 son investigados por la Fiscalía como parte de la disputa entre la banda de Francisco "Fran" Riquelme -vinculado a Esteban Alvarado- con la de Mauro Gerez, Andy Benítez y Julián Aguirre, relacionados a Los Monos.
Uno de esos crímenes fue el de Verónica Almada, ocurrido el 18 de febrero en su casa de Urquiza al 6000. Investigaciones judiciales sobre este conflicto detectaron que aquel asesinato fue un error, y que el verdadero objetivo era matar a su hermano Jonatan Almada y otro integrante de la banda: Cristian "Larva" Fernández, que finalmente fue asesinado en abril. Jonatan, en tanto, fue detenido e imputado en octubre como parte de la asociación ilícita liderada por Gerez, Benítez y Aguirre.
Con la caída de gran parte de ambos grupos, la bronca pareció tener un impasse, hasta que sobre finales de 2022 y principios de este año hubo hechos violentos que dan cuenta de una suerte de recrudecimiento o incluso de la posibilidad que haya conflictos hacia el interior de las propias bandas. Uno de esos hechos fue el asesinato de Alan Nahuel Carlini, el 7 de enero en Solís al 300. Tenía 22 años, fue emboscado por dos sicarios en moto que luego de matarlo arrojaron un mensaje elocuente: "Andy Benítez traidor, a la mafia no se la traiciona".
Tiros en Ludueña
Este martes por la noche "la mafia", como se autodenominan estos grupos, firmó otro ataque. Y fue, nuevamente, en la casa de Urquiza al 6000 aunque al parecer ya no viven allí personas vinculadas a los Almada. Sucedió pasadas las 22.30, cuando un hombre que llegó a pie disparó al menos 17 veces contra la casa. En el lugar, además de las marcas de los balazos que perforaron la fachada, quedó sobre un cantero y bajo el peso de una piedra el papel con la amenaza escrita a mano: "Con la mafia no se jode".
Menos de 24 horas más tarde, sobre las 17 del miércoles, un grupo de pibes tomaba una gaseosa en la esquina de Felipe Moré y Casilda cuando fueron baleados por dos hombres que pasaron en moto. Los agresores llegaron desde el sur y bajaron la velocidad cuando quedaron de frente a las víctimas, que apenas pudieron reaccionar cuando el acompañante desenfundó un arma de fuego y comenzó a disparar. Fernando Leonel A., de 23 años, recibió un disparo en el pecho; Patricio R., de 16, fue herido en el abdomen; mientras que Walter Rubén F., de 23, apenas fue rozado por una bala. Los dos primeros quedaron internados en estado reservado en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, mientras que el otro, sobre el cual se sospecha que iba dirigido el ataque, fue dado de alta.
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En la escena del hecho, los peritos de la Agencia de Investigación Criminal recolectaron 11 vainas servidas calibre 9 milímetros. Además, un cartel amenazante que los atacantes tuvieron tiempo de dejar antes de darse a la fuga en dirección al norte. "Con la familia de los pibes no se metan o vamos a empezar a matar a la familia de ustedes", decía el mensaje, nuevamente firmado por "la mafia".
Entre el miedo y la costumbre
Con el correr de las horas, desde la Fiscalía no pudieron asegurar que ambos hechos estuvieran vinculados entre sí, más allá de las particularidades en común y el historial reciente que sugiere la existencia de un conflicto vigente. En las calles de Ludueña y Empalme Graneros los vecinos, que por la fuerza conocen los pormenores de estos asuntos, temen que estos episodios estén vinculados y sean parte de una nueva saga violenta.
"Esto es por la droga, como todo lo que pasa acá, un tema de disputa de territorio que no se sabe quién lo está fogoneando. Pero el que sabe algo no te lo va a decir porque tiene miedo. Yo tampoco me animo", contó una mujer de la zona de Felipe Moré y Casilda. El punto en común en el relato del vecindario es que los dos chicos que están internados suelen juntarse en esa esquina y serían ajenos a la bronca que decantó en el ataque de este miércoles. "Ellos no tienen nada que ver, se juntan acá, como todos los pibes, a fumar, a tomar algo, pero no joden a nadie. Fue medio de rebote", agregó la vecina.
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"Acá hace un año y pico hubo mucho lío, ahora está tranquilo. Lo que pasó fue al azar. Realmente no entendemos por qué fue contra ellos", comentó otro vecino. "A la tarde en esta cuadra se llena de gente que se sienta en la vereda, estos mismos pibes se juntan con sus hijos, pudo ser un desastre si ayer estaban los nenes. La verdad que nos sorprendió, porque sabemos que hay quilombos por la zona, pero no en esta parte", agregó.
En ese sector de Ludueña suele haber operativos de Gendarmería, acerca de los cuales la opinión de los vecinos son diversas. "Nos sacamos el sombrero, no se casan con nadie. Piden documentación, ellos ya saben que nosotros vivimos acá, pero igual hacen su trabajo", contó un hombre. Otro vecino, en cambio, opinó distinto sobre el mismo punto: "No sé si liberan la zona o se hacen los boludos, pero lo único que hacen es parar a los laburantes cuando vuelven al barrio o a los que salen a hacer mandados. A los pibes que andan haciendo giladas ni los paran".