"Esta zona es tranquila, pero por ahí vienen del otro lado, se arma y te dejan el regalito en la puerta", dijo una vecina para referirse al crimen que había ocurrido en Temporelli al 1900 antes del amanecer del miércoles. La barriada villagalvense se despertó con el ruido de tres disparos y la huida de una moto, para luego toparse con un cadáver desplomado en el pavimento. Fue identificado como Elías José Luis Ferreyra, de 18 años: murió desangrado por un balazo en la zona de la ingle.
La calle Temporelli nace al sur de Villa Gobernador Gálvez como continuación de Buenos Aires y se extiende hacia el oeste hasta terminar en 25 de Mayo, ya pasando el Cementerio Municipal. El cadáver de Ferreyra fue hallado al 1900, donde la calle no tiene veredas sino una angosta senda de tierra a cada lado de la calzada donde se enciman viviendas humildes y precarias.
Los vecinos de esa cuadra, dijeron a La Capital, escucharon tres disparos y el ruido de una moto que aceleraba lo suficiente para borrarse de la escena del crimen en cuestión de segundos. La primera persona que se asomó sólo vio un cuerpo agonizante que dejó de moverse al cabo de unos minutos. Vieron que se trataba de un pibito, que tenía su celular encima y una pistola a centímetros de una de sus manos. Una mancha de sangre se desprendía de la zona de la ingle y formaba en el piso un enorme charco.
Los llamados al 911 alertaron de lo que había sucedido y minutos después llegó al lugar un móvil de la policía. Al cabo de un rato más arribó una ambulancia del Sies y entonces los médicos constataron que el chico había fallecido. La investigación quedó a cargo del fiscal de Homicidios Alejandro Ferlazzo, quien ordenó una serie de peritajes a la Agencia de Investigación Criminal (AIC).
Hasta el momento, según la versión preliminar difundida desde la Fiscalía Regional, se confirmó el hallazgo de una pistola calibre 9 milímetros junto a la víctima, así como una vaina servida y dos municiones intactas. Por ese motivo, y por el testimonio de quienes dijeron haber oído tres disparos, la hipótesis principal es que Ferreyra murió en un enfrentamiento a tiros.
Frontera del otro lado
Los peritajes en la escena del crimen se extendieron hasta pasadas las 10 de este miércoles. El lugar fue rodeado por vecinos, grandes y chicos, que vieron cómo el cadáver fue tapado y destapado una y otra vez hasta que se lo llevaron.
Una vez retirado el cuerpo un vecino tapó con un poco de arena parte del enorme charco de sangre. Otros se quejaron de que los peritos dejaron en el lugar los guantes de látex manchados con sangre y se preocupaban para que los más chicos que seguían rondando el lugar no los tocaran.
Entre los vecinos de esa cuadra el punto en común fue que se trata de una zona tranquila. "Acá yo dejo la puerta abierta y nunca pasa nada. Los pibes del barrio son laburantes, por ahí cuando vuelven de trabajar se juntan a fumar pero más que eso no. Por ahí vienen del otro lado, se arma y te dejan el regalito en la puerta", comentó una mujer a este diario.
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No es raro que vecinos de barriadas populares de Rosario o alrededores hablen de un lado y otro de un mismo territorio. Suelen referirse así a ciertas fronteras delimitadas por una vía, por el fin de una calle o bien por conflictos entre sus habitantes. En esta ocasión "el otro lado" es cruzando las vías, donde según los vecinos la violencia callejera golpea más fuerte. En ese otro lado, guiaron, vivía Elías Ferreyra.
En la zona de Orán y Filippini los vecinos ubicaron la vivienda de la familia Ferreyra. Allí, un hermano mayor de Elías dijo que no tenía idea en qué contexto pudo haber ocurrido el asesinato del chico. Al cabo de unos minutos llegó a la casa la mamá. Con tristeza visible, pero con templanza para atender a La Capital, apenas contó que había estado con su hijo la noche anterior, horas antes de que lo mataran. "Entiendan mi dolor, nada más", agregó apenas, sin ánimo de seguir hablando.
Zona violenta
Cuando los vecinos de Temporelli al 1900 dicen que la zona está tranquila se refieren a un corto tiempo hacia atrás. Cuestión de semanas, algunos meses como mucho. Insistiendo un poco aparecen los recuerdos de algunos hechos violentos recientes. En lo que va de 2022 fueron asesinadas 15 personas en Villa Gobernador Gálvez, todas ellas a balazos, incluida una beba de 1 año que murió en junio en medio de una balacera contra su casa.
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De ese total, al menos otros dos homicidios además del de Ferreyra ocurrieron en pocos metros a la redonda. El primero fue el 8 de abril, en Pueyrredón y Monte Flores, aquella zona referida por los vecinos como "el otro lado". Esa vez Gustavo Daniel Insaurralde, de 41 años, fue asesinado a balazos cuando estaba en su auto estacionado en la puerta de la casa de su pareja. En esa ocasión los vecinos dijeron haber escuchado al menos 20 disparos, los cuales dieron en el pecho, el abdomen, las piernas y la cabeza de Insaurralde.
Casi dos meses después, la madrugada del 5 de junio fue asesinado Agustín Carlos Martínez, de 20 años que atravesaba problemas de consumos y lo mataron a la salida de una fiesta. Este crimen también ocurrió "del otro lado" de donde este miércoles mataron a Ferreyra. Martínez fue baleado en Suipacha y Buenos Aires, apenas alcanzó a cruzar las vías y correr algunos metros hasta que se desplomó sobre Temporelli, la cuadra que hasta este miércoles y, según los vecinos, estaba tranquila.