El viernes a las 19.45 Gustavo Daniel Insaurralde, de 50 años, llegó manejando su Volkswagen Cross Fox hasta una casa de Pueyrredón y Camino a Monte Flores, en el barrio Triángulo del sudoeste de Villa Gobernador Gálvez. El hombre bajó del auto, entró a la casa de su pareja y le dijo: “Esperá que me dejé el celular en el auto”. Entonces volvió sobre sus pasos y cuando se ubicó en la butaca del conductor fue sorprendido por una descarga de balas calibre 9 milímetros. Los vecinos dijeron haber escuchado al menos 20 tiros que alcanzaron a la víctima en el pecho, el abdomen, las piernas y la cabeza. En su auto también quedaron huellas de varios impactos de las balas que ocasionaron el quinto homicidio en Villa Gobernador Gálvez en lo que va del año y el segundo en las últimas dos semanas.
No es la primera vez que los vecinos del barrio Triángulo de la ciudad al sur del arroyo Saladillo están de cara a la muerte. En inmediaciones de donde fue asesinado el viernes a la tarde Insaurralde, la madrugada previa a la Nochebuena de 2012 un búnker de venta de drogas fue atacado a balazos y luego incendiado. Allí murió Esteban Jacobo Cavigliole, de 27 años. El muchacho que estaba con él quedó postrado y atado a una silla de ruedas. Ese ataque se le achacó a Orlando “Pollo” Bassi y su gente, en los tiempos en los que se acercaba la guerra con la banda de Los Monos. “Ves ese, el de la silla de ruedas, ahí tenés al sobreviviente del ataque al búnker”, comentó entonces un vecino en las inmediaciones del Puente Negro, a unos 700 metros de la escena del crimen de Insaurralde.
Como en aquellos días, ayer la gente del barrio volvió a optar por el silencio. Cada vez que veían al cronista o a la fotógrafa de La Capital, como si se tratara del juego de las escondidas, entraban o salían de sus casas. Nadie quiere tener problemas. Y hablar con la prensa puede ser uno. Sólo pudo conocerse de Insaurralde que tenía domicilio oficial en Anchorena al 1700, en el barrio Las Delicias de Rosario y detrás del asentamiento Flammarión. También corrió la versión de que el hombre tenía un pedido de captura librado en 2003 que muy probablemente haya quedado sin efecto.
Una ciudad jaqueada
Si bien el número hoy parece inalcanzable, cada vez que los asesinatos se disparan en Villa Gobernador Gálvez se comienzan a mirar de reojo los 30 homicidios que se perpetraron allí durante 2013, en plena guerra de Los Monos contra los Bassi. En los últimos cinco años, la cifra más alta de homicidio se dio en 2018, con 23 crímenes. Seguidos por 2020, con 22 y 2021, con 18. El último crimen en las inmediaciones de barrio Triángulo ocurrió el 21 de agosto pasado cuando Walter David “Mosquito” o “Neno” Abella, de 25 años, fue asesinado a golpes en Temporelli al 2100, entre Rosario y Cafferata, al otro lado de la vía.
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Más acá en el tiempo, el pasado domingo 27 de marzo el asesinato de Fabricio Guiral, ejecutado en su casa del barrio La Esperanza, volvió a conmover a la sociedad villagalvense. Es que la familia de la víctima, de 21 años, había recibido varias llamadas extorsivas para que pagara 200 mil pesos a fin de poder trabajar en la cervecería artesanal que tenían en San Martín al 2000, un hecho que había sido denunciado por Hernán, el padre del muchacho. Ese asesinato marcó un salto de calidad para la criminalidad del departamento Rosario: se puede sufrir una amenaza extorsiva y eso puede devenir en una pesadilla letal.
Una semana después hubo una marcha encabezada por el propio padre de Fabricio pidiendo seguridad y el esclarecimiento del crimen. Tras ello se realizaron 40 allanamientos contra una de las bandas que pugnan por la territorialidad de Villa Gobernador Gálvez y si bien esos procedimientos no tenían que ver con el crimen de Guiral, fueron detenidos siete miembros de la banda del Héctor “Gordo Dani” Noguera. Este hombre está detenido en la cárcel de Piñero acusado de ser el instigador del asesinato de “Jerry” Gaeta, cometido el miércoles 5 de agosto de 2020 en la zona sur de Rosario. Su ladero en la conducción de la banda dedicada a extorsiones es Rodrigo Nicolás “Cepe” Benítez, de 30 años, también preso en Piñero e imputado por el asesinato de Rodrigo Carlos Sánchez en marzo de 2020.
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Pero la del Gordo Dani no es la única banda que se florea en Villa Gobernador Gálvez. Podría decirse que buena parte de la ciudad está bajo el control de la banda de Los Monos con Máximo Ariel “Guille” Cantero y Leandro “Pollo” Vinardi como cabecillas y por debajo al menos dos franquicias que se dedican a extorsiones y usurpación de viviendas. Además está la banda de Cristian Nicolás “Pupito” Avalle, preso por el secuestro extorsivo del hijo de un empresario de Alvear al que en julio de 2021 le cortaron el dedo de una mano para que su padre pagara rescate. Una tercera pata de las bandas es la de un hombre de 39 años, tío Brandon Bay, cabecilla de “Los Gorditos”, quien según los investigadores “está ligado a la comercialización de droga pero no a las extorsiones".