La detención el lunes pasado de Pablo Javier Raynaud, acusado como parte de una banda que transportaba cocaína desde Bolivia a la provincia de Santa Fe, vuelve a abrir interrogantes sobre el paradero de los sindicados como jefes de la organización. Los hermanos Waldo y Brian Bilbao, que habían logrado consolidar un esquema de lavado de dinero con empresas en Rosario, están prófugos desde que en octubre de 2023 parte de la banda cayó en allanamientos. Hasta el momento nadie puede explicar cómo se anticiparon a los operativos ni confirmar si recibieron información que les sirvió para evadirse.
El lunes pasado el gobierno de la provincia definió al último detenido en la ciudad de Buenos Aires como "uno de los delincuentes más buscados". La investigación de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) contó con la Unidad de la Central de Inteligencia y Operaciones especiales de Santa Fe (Ciope) y de la Secretaría de Inteligencia del Estado (Side) para dar con el paradero del prófugo. Vivía en el barrio de Belgrano con otra identidad: en su DNI y licencia de conducir, que tenían sus fotos, usaba el nombre de Christian Guillermo Ortiz.
La impronta que se le adjudicó a Raynaud, hasta ahora ignoto y apenas identificado solo en esta investigación, tiene relación con la oscuridad que rodea a esta causa: los miembros más importantes de la banda escaparon poco antes de ser allanados. Cómo lo lograron todavía es una incógnita para los investigadores, pero es posible que esa capacidad de anticiparse a los operativos cuadre con los recursos que tuvieron para, bajo un llamativo anonimato, abastecer de cocaína a distintos sectores de la provincia e incluso de Buenos Aires y Córdoba. Lo hicieron al menos desde abril de 2019 según indica la Procunar, mientras los coletazos violentos del narcotráfico repercutían en Rosario.
La historia criminal de Rosario cuenta con ejemplos de organizaciones que crecieron a la sombra de una narrativa oficial: un caso es el de Esteban Alvarado, que al momento de ser juzgado en 2022 se conoció cómo había logrado crecer gracias a la connivencia institucional mientras parte de la estructura que lo protegía perseguía a otra banda. Con los Bilbao, en enero pasado y tras mucho tiempo sin ser nombrados, aparecieron algunas señales en el siempre complicado terreno de las balaceras con mensajes. En ataques a tres comercios, los gatilleros dejaron carteles que vinculaban a Brian Bilbao con un funcionario, a quien acusaban de recibir miles de dólares a cambio de protegerlo.
Pista narco
El origen de la investigación tiene su versión oficial: el 24 de agosto de 2020 un grupo del Comando Región II de Gendarmería se instaló a espiar un campo cercano a Cañada de Gómez con la sospecha de vuelos irregulares que había detectado el Sistema Nacional de Vigilancia y Control Aeroespacial. Todo indicaba que se estaban realizando “bombardeos” de cocaína. Mientras vigilaban la zona, advirtieron la maniobra típica: una avioneta a baja altura y dos camionetas que iban a la par por un camino de tierra. Los conductores detectaron la Citroën Berlingo de los gendarmes, que si bien no tenía identificación, levantó la sospecha lógica y las camionetas huyeron a toda velocidad.
La persecución parecía perdida, pero varios kilómetros adelante, los gendarmes se encontraron con una de las camionetas volcadas sobre el camino. En ella estaban, ya muertos, Mauricio Santos y Alejandro Néstor Santos. Otro ocupante, Maximiliano Javier Martínez, sobrevivió y quedó bajo custodia. Los agentes se llevaron de la escena del accidente tres teléfonos celulares que fueron claves para abrir el expediente que tiempo después ubicaría a los hermanos Bilbao en lo más alto de la organización y a Pablo Raynaud, detenido esta semana, como un eslabón importante en la logística para el transporte de cocaína.
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Brian Bilbao fue identificado por los investigadores como líder, a quienes los demás miembros solían citarlo como "el innombrable", "negro" o "Patoruzek". Advirtieron que vivía con su familia en Tierra de Sueños 3, Roldán, donde el 13 de junio de 2021 se reunió con los demás integrantes. La investigación continuó hasta que a fines de octubre de 2023 se realizó el operativo "Cosecha Blanca". Días antes habían advertido que una camioneta despegó desde una pista del club de golf Campo Timbó, de Oliveros, y regresó al día siguiente del norte. A la aeronave la guardaron en un hangar que luego fue allanado por Gendarmería.
Allí detuvieron a Santiago Arbeláez Zapata y José David Hurtado Osorio, de nacionalidad colombiana, a quienes descubrieron limpiando la avioneta con productos químicos y una aspiradora que, luego de ser peritada, se supo que tenía restos de cocaína. La organización, según detectó la Justicia, contaba con al menos tres avionetas. Otro lugar que utilizaban para guardarla era un campo de Carrizales, comuna santafesina ubicada a 65 kilómetros al norte de Rosario. El sitio era propiedad de Pablo Raynaud y allí Gendarmería secuestró un auto en el que un escáner detectó restos de cocaína.
Una banda numerosa
Además de Brian Bilbao fue identificado como parte importante de la banda su hermano Waldo Alexis Bilbao, que ya tenía antecedentes por infracción a la ley de drogas. El 8 de abril de 2019 lo detuvieron con casi 600 gramos de cocaína y lo procesaron por tenencia con fines de comercialización. Sin embargo, ya libre, logró consolidar junto a su hermano una estructura dedicada a abastecer de cocaína a Rosario y otras localidades santafesinas, pero también de la provincia de Córdoba y Buenos Aires, donde según evidencias la vendían a 5.400 dólares por kilo.
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La banda no se armó de manera improvisada ni con personas sin experiencia. Uno de los pilotos, Juan Alberto Clerici, fue perfilado como contrabandista ya en 2002, cuando una cámara oculta del programa Punto Doc lo captó haciendo alarde de sus vínculos con el traslado de drogas, cigarrillos y armas desde Bolivia y Paraguay. Una nota del diario La Capital de octubre de 2002, citada en la causa, da cuenta de que el aviador confiaba entonces que su jefe en ese mundo ilícito era el expolicía santafesino Jorge Bertelli. Otro dato que llamó la atención de los investigadores fue que Raynaud y Brian Bilbao se movían en una camioneta que estaba a nombre de un empresario vinculado a la Hidrovía.
Tal vez los mismos recursos con los que la banda logró consolidarse de esa manera permitieron que los eslabones más altos pudieran evadirse de los allanamientos. Quienes cayeron fueron los colombianos Juan Manuel Gómez Orrego, Santiago Arbeláez Zapata, José David Hurtado Osorno y Julián David Correa Posso, relacionados a la mecánica de los aviones. También, además del piloto Juan Alberto Clerici fueron procesados Ángel Ramón Narvay, Mauricio Aranda, Claudio Di Mare y Martín Morales, Wilmer Bolivar Cano, Santiago Javier Rubén Cacciagione, Guadalupe Torrés Servín, Tomás Abel González, Germán Urán, Rita Martínez, Adriana Morales y Blas Santos. Quienes continúan prófugos son el sindicado jefe Brian Walter Bilbao y parte de su familia: su pareja Paola Vanesa Acuña, su hermano Waldo Alexis y su hijastro Yoel Denis Aragón, además de Mariano Miguel Zuviría y Maximiliano Javier Martínez.
Lavado de activos
Según los investigadores, la banda volcó sus ganancias a "actividades comerciales lícitas para ingresar el dinero o los bienes provenientes del narcotráfico, con el objeto de darles apariencia lícita y lograr su reutilización”. En ese sentido detectaron maniobras en rubros de taxis, locales gastronómicos, compra y venta de vehículos, organización de eventos, adquisición de inmuebles y partes de empresas agropecuarias.
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En este entramado Brian Bilbao contó con su núcleo familiar. Su pareja Paola Vanesa Acuña y los hijos de ella, entre otros, están sospechados de "colaborar de manera activa en cada uno de los emprendimientos que llevó adelante". Un ejemplo fue la adquisición de parte de la sociedad Vorterix Rosario, a cargo del teatro de esta ciudad y del de Mar del Plata, operación que se concretó en octubre de 2018.
Según detectó la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavados de Activos (Procelac), en aquella ocasión de 2018 en Vorterix Rosario se decidió en asamblea extraordinaria modificar el directorio de la sociedad. Una cuñada de Brian Bilbao pasó a ocupar el puesto de directora suplente, mientras que el sindicado como miembro de la banda Germán Uran pasó a ser gerente comercial. Más tarde, una hermana de Bilbao pasó a ocupar el puesto de presidenta de la sociedad.