Tres fueron los elementos decisivos para que el Tribunal Federal Oral 3 condenara recientemente a Ariel Máximo "Guille" Cantero por secuestro extorsivo. El primero fue dar como irrefutable que es su voz la que imparte directivas a las personas que hace un año interceptaron, privaron de la libertad y retuvieron a un joven de 19 años. El segundo es que a pesar de estar en la cárcel tuvo el dominio del hecho en todo momento. El tercero es que más allá de no haber cobrado rescate, e incluso liberado a la víctima luego de notar que se habían equivocado de persona, el hecho fue un secuestro extorsivo porque la finalidad de obtener un rédito económico fue lo que guió toda la acción.
En esos principios se sintetizan los argumentos más fuertes que los jueces Eugenio Martínez, Mario Gambacorta y Osvaldo Facciano expusieron para explicar el porqué de los diez años de prisión impuestos al líder de Los Monos. El juicio se celebró la penúltima semana de octubre, durante dos días, y Guille siguió las audiencias desde la cárcel bonaerense de Marcos Paz donde cumple, entre otras, una condena a 15 años por narcotráfico. En tanto, desde principios de este mes Cantero afronta otro juicio en el Tribunal Oral Federal Nº 1 de Rosario como organizador de una banda narco con otros 18 imputados, entre ellos un ex candidato a senador nacional, un ex policía de Drogas Peligrosas y un periodista deportivo.
La penúltima semana de octubre se juzgó la acción de una banda que el 9 de septiembre de 2017 secuestró por error a Franco R. Según la investigación judicial, dos hombres que llegaron en un Ford Fiesta o Focus rojo y con vidrios polarizados interceptaron al joven en bulevar Seguí y Espinillo.
Los captores le cubrieron la cabeza y lo introdujeron en un galpón donde estuvo con los ojos tapados. Allí advirtieron un error: la víctima no tenía un lunar que sí tenía la persona que buscaban. Y luego de varias consultas, y de confirmar que el padre de Franco trabajaba en una carnicería, decidieron liberarlo.
Según el fiscal Federico Reynares Solari uno de los captores, Ezequiel "Parásito" Fernández, llamó a la cárcel a Guille para comunicarle sobre el error. Las escuchas captaron cómo Parásito (que se refería a Guille como "tío") habló varias veces para organizar el secuestro. Incluso le refirieron a Cantero que estaban siguiendo a la víctima y observando sus movimientos.
A los 20 minutos de retener al muchacho lo devolvieron en auto a un lugar cerca de donde lo habían raptado. El joven secuestrado no asistió al juicio porque se radicó en Europa.
Planteos
Parásito fue asesinado en un triple crimen en Granadero Baigorria (ver página 34) ocho meses después del secuestro y el único acusado en el juicio fue Cantero. Sus defensores pidieron primero la nulidad del juicio por entender que el caso no reunía los requisitos para que actuara la Justicia Federal. Y luego para requerir la absolución por considerar que no había elementos para implicarlo en el hecho ni para valorar que el incidente era un secuestro extorsivo porque no se pidió rescate a nadie, lo que supone que no hubo extorsión, y que la víctima fue liberada al notar sus captores que no era la persona buscada.
Pero el tribunal no aceptó ninguno de esos planteos. Los jueces hicieron notar que la defensa no cuestionó la existencia del secuestro sino sólo que Cantero fuera su organizador. Dieron por probado que quien hablaba en las llamadas interceptadas era Guille. Dieron cuenta de la motivación delictiva porque si bien los secuestradores se equivocaron de víctima, Cantero le dijo a Parásito: "Este es más seco que ustedes".
También aludieron, en relación a la meta extorsiva, que aunque Parásito le preguntó "qué querés que hagamos" a Guille, éste le replicó "llevátelo igual, esperemos un rato a ver qué dice". El hecho de que no se pidió rescate fue considerado por el tribunal como un atenuante para imponer a Cantero el mínimo de pena prevista para el delito juzgado.
Quien manda
Para los jueces los diálogos entre Fernández y Cantero no sólo fueron acreditados por los investigadores sino que también quedó probado en el registro de llamadas entrantes y salientes de los celulares usados originalmente por Fernández. El teléfono usado al momento del hecho fue incautado cuando se allanó la casa de Parásito. Guille usaba en su calabozo un teléfono fijo pero en un cuaderno hallado al requisar la celda tenía anotado el número que Fernández usó durante el secuestro. Para el tribunal no hubo irregularidad cuando se secuestró ese cuaderno.
El juez Martínez señaló, contra el planteo de la defensa, que hay elementos "como para inferir sin dudas" que Cantero se encargó de los preparativos del delito. Señaló que Parásito en todo momento consultaba a Guille sobre la preparación y comisión del secuestro, directivas que en todo momento fueron diagramadas por Cantero. "Por ejemplo, cuestiones vinculadas con la elección del lugar para esconder a la víctima, incluso las relativas a la apertura de ese mismo galpón, porque señaló que debían cortar el candado en caso de no ubicar la llave", lo que se evidenció en llamadas difundidas en el juicio.
Los jueces evaluaron que Cantero nunca desistió del secuestro porque luego de verificada la confusión en la víctima fue él quien decidió que debían llevársela igual para ver qué decía, "es decir, manteniendo la resolución delictiva que lo movía desde un comienzo". Lo que se aprecia en el juicio, durante el cual se reprodujeron muchas de las llamadas interceptadas, es la voz de mando de Guille, que hubo un plan extorsivo y que sus colaboradores hicieron caso de todas y cada una de sus directivas.
Los jueces dicen que es cierto que luego de entender que no podrían obtener rescate lo liberaron entre bromas "manifestando que iban a pedirle al padre un par de kilos de asado puesto que era carnicero". El tribunal sostiene que esa circunstancia no cambia el encuadre legal del caso. Entendieron que fue la particularidad de la víctima lo que impidió al grupo hacerse con el rescate y no la determinación de los organizadores de desistir voluntariamente de su plan.