La suerte de lo que pase en las tribunas de una nueva edición del clásico del fútbol en la capital provincial parece estar atada a la evolución de la salud de Juan Pablo Ríos, hermano de Emanuel “Chucky” Ríos, líder de “La Negrada”, la facción disidente de la barra brava de Colón. El muchacho recibió el sábado 4 de junio un balazo por la espalda en la explanada del Estado Brigadier López cuando la hinchada sabalera celebraba el aniversario del primer título de Colón en sus 116 años de historia. En medio de una multitud, al son de las cumbias del Grupo Cali, Chucky, de 27 años, recibió un disparo por la espalda y tras ser internado, el miércoles fue conectado a un respirador artificial producto de una desmejoría en su cuadro que arrojó una lesión medular y la paraplejia de los miembros inferiores”, dijo el director del Hospital José María Cullen, Juan Pablo Poletti.
“La Negrada” es la contraparte de “Los Siempre”, la barra “oficial” de Colón que comandan Orlando Miguel “Nano” Leiva y su hermano Juan Abel “Quique” Leiva, quien cumple una condena a 30 años de prisión en la cárcel de Coronda por un crimen cometido en octubre de 2013. El clásico santafesino está programado para el mediodía de este domingo, a las 13, y Marcos Romero, máximo responsable del organismo de seguridad a nivel provincial en espectáculos deportivos, confirmó la presencia de 1.000 efectivos policiales (700 en el estadio y 300 para el patrullaje de la ciudad), es decir que estará afectado un tercio de los uniformados de la ciudad o, en otros términos, un agente cada 35 espectadores.
Entre primos
La historia de la disputa por el poder en la tribuna de Colón lleva ya buen tiempo. Hasta mediados de 2018, si bien había turbulencia, la barra estaba en manos de la familia Leiva y en el segundo escalón aparecía Chucky Ríos, primo hermano de los líderes de “Los de Siempre”. Los Leiva manejaban el populoso barrio Centenario y su primo los monoblocks del Fonavi San Jerónimo. Pero el negocio de la droga y ciertos vínculos políticos e institucionales generaron un quiebre y un enfrentamiento sin cuartel que dejó muertos y heridos por doquier.
La noche del 19 de mayo de 2019 Nano Leiva _cuyo hijo Jonathan, de 17 años, fue asesinado en diciembre de 2009_ recibió dos balazos en el abdomen y una pierna en el barrio Centenario. El vuelto no demoró en llegar. Diez días después tres integrantes de la familia de Chucky recibieron balazos y puñaladas en la manzana 11 del Fonavi San Jerónimo.
Chucky es un ex convicto de 30 años que cumplió una condena a 5 años por tenencia de estupefacientes con fines de comercialización y tiene una captura activa de mayo de 2019 por una tentativa de homicidio. Es el referente de “La Negrada”, como se denomina a los barras disidentes que ocupan la tribuna sur de la cancha de Colón que da espalda al Fonavi San Jerónimo. Durante la pandemia, Chucky se reorganizó y fue por lo que entiende es suyo: el paravalanchas mayor de la tribuna norte. Y mucho más a partir del campeonato de Colón, la noche del 4 de junio de 2021.
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La barra “oficial” está en manos de “Los de Siempre”, bajo el dominio de Nano Leiva, quien se hizo cargo del paravalanchas luego de que su hermano Quique fuera condenado a 30 años por el crimen por el homicidio de Walter González Montaner y el intento de homicidio de Fabricio Alarcón, ocurrido el 13 de octubre de 2013 en un bar del centro santafesino. La “oficial” ocupa la popular norte, que da espaldas a Juan José Paso.
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Juan Pablo Ríos fue baleado por la espalda durante los festejos del aniversario del campeonato de Colón el sábado pasado.
El preludio de la violencia que va tomando temperatura podría haber tenido un brote en diciembre del año pasado cuando Colón jugó la final del Trofeo de Campeones frente a River en Santiago del Estero. “Los de Siempre” pudieron viajar pero “La Negrada” fue deportada cuando llegó al límite con la provincia vecina. Mientras regresaban grabaron y viralizaron un video amenazando a sus rivales.
En lo que va del año ambas facciones se sacaron chispas donde se cruzaron. Según crónicas reflejadas en medios santafesinos, la madrugada del 14 de febrero miembros de ambas facciones se cruzaron en inmediaciones de Uruguay al 4300, en el barrio San Lorenzo. Los vecinos de la zona reportaron al 911 una serie de disparos sin que se registraran heridos. Tres días más tarde, el 17 de febrero, mientras Colón jugaba con Godoy Cruz en Paraná, el frente de la sede social del club fue pintada con la frase: “Dirigentes entramos oh no entra nadie” (sic.).
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Pintadas en la puerta 7 en la previa del partido por la copa ante Peñarol.
El jueves 30 de marzo, cuando Colon jugó de local frente Aldosivi de Mar del Plata, las huestes de Chucky Ríos y Nano Leiva se cruzaron en la tribuna este. Hubo piñas y patadas y cuando la policía logró intervenir cada facción corrió hacia su tribuna de origen. En el medio quedó miedo entre plateistas que suelen ir al lugar en familia. El 5 de abril, en la previa del partido por la Copa Libertadores con Peñarol de Montevideo, se produjo una balacera y corridas en el acceso sur de la puerta 7 del Estadio Brigadier Estanislao López. El saldo fue un hincha de Peñarol herido y cuatro policías lesionados, dos de ellos de bala. Casi de inmediato la facción de Chucky Ríos fue puesta bajo la lupa, ya que ellos ocupan la popular sur aunque no se descartó que “Los de Siempre” hubieran infiltrado gente en “La Negrada”. Tras ser detenidos cuatro integrantes de la banda de Chucky, en la audiencia imputativa el fiscal Martín Torres reveló que Ríos estuvo entre las personas que protagonizaron los severos disturbios.
El Polilla
Pero dentro de la investigación judicial surgió otra hipótesis que apuntó a las entrañas de “La Negrada” y está ligada a la figura de Diego Ismael “Polilla” Zabala, quien está detenido en el pabellón 6 del penal de Las Flores y habría decidido destronar a Chucky Ríos. Polilla, de 47 años, paga condena a 13 años de prisión como autor del crimen de José Alejandro Leuschuk el sábado 10 de agosto de 2019 en el barrio Sargento Cabral. Leuchuk era miembro de UOCRA (Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina) y barra brava de Colón. Tenía prohibido el ingreso al estadio por ser uno de los responsables de ocasionar la suspensión del recordado partido con Vélez el 7 de abril del 2018 por el torneo de la Superliga. Esa noche barras sabaleros arrojaron bombas de estruendo al campo de juego y una de ellas detonó cerca del arquero visitante César Rigamonti lo que motivó que el árbitro Andrés Merlos suspendiera el partido a los 22 minutos del primer tiempo.
La hipótesis que manejan los fiscales santafesinos es que Polilla ordenó un golpe de estado contra Chucky en “La Negrada”. Y dentro de esa asonada estuvieron los incidentes en la puerta 7 contra Peñarol. La incidencia a Colón le costó una dura multa de 80 mil dólares por parte de la Conmebol. El 13 de abril se realizaron una serie de allanamientos en los barrios San Jerónimo, Centenario, San Lorenzo, Alto Verde, Nuevo Horizonte y en Santo Tomé. Detuvieron a dos de los buscado _"Homero" y el "Rengo"_ miembros de "La Negrada" mientras que otros tres se fugaron prófugos, entre ellos Chucky.
Una semana más tarde, la noche del 21 de abril una brigada policial de la Dirección Antinarcóticos y efectivos del Comando Radioeléctrico intentaron apresar a Chucky en la manzana 11 del Fonavi San Jerónimo. Cuando la policía le dio la voz de alto, Ríos cubrió su fuga a balazos y logró escabullirse entre los monoblocks. Con ese caldo de cultivo se llegó a los festejos del título, en el ingreso al Cementerio de los Elefantes, que terminó con tiros, corridas y disturbios.
Desde la Comisión Directiva sabalera confirmaron que se había tratado de un enfrentamiento entre las dos facciones de la barra. Juan Pablo Ríos recibió un balazo por la espalda que le provocó lesiones en la columna vertebral y los pulmones. A pocas horas del clásico santafesino, Ríos permanece internado en terapia intensiva y toda la seguridad de la capital provincial tiene puesto sus ojos sobre lo que puede pasar antes, durante y después del clásico.